En un mundo donde los lazos familiares y el amor se ponen a prueba, Boruto Uzumaki-Uchiha vive una vida aparentemente normal con sus padres, Naruto y Sasuke y su novio Mitsuki. Sin embargo, todo cambia cuando Kawaki, el hijo adoptivo de Naruto y Sas...
La fábrica, con sus sombras y secretos, se fue convirtiendo en un recuerdo a medida que Boruto, Himawari y Kashin Koji encuentraban la fórmula del antídoto. El pergamino con la fórmula era un rayo de esperanza, un faro en la oscuridad que prometiría liberar a Mitsuki de su prisión mental.
— Tenemos lo que necesitamos — dijo Boruto, su voz llena de una renovada determinación —Debemos salir de aquí y preparar el antídoto.
Kashin Koji, con una mirada calculadora, asintió.
—Sígueme, conozco una salida segura.
Los tres avanzaron a través de los pasillos oscuros, sus pasos resonando como un eco de esperanza en las entrañas de la fábrica. Las sombras parecían ceder ante su determinación, abriendo camino hacia la libertad. La luz de la luna, filtrándose a través de las grietas en las paredes, guiaba su camino hacia la salida.
Finalmente, emergieron al aire libre, la noche envolviéndolos con su manto estrellado.
— Aquí están las coordenadas donde tienen a Naruto — dijo Kashin Koji, entregando un papel a Boruto — Me comprometo a preparar el antídoto para Mitsuki. Nos encontraremos después.
De vuelta en la mansión Uzumaki-Uchiha, Boruto y Himawari encuentraron a Sasuke en su oficina, rodeado de documentos y pistas.
— Sasuke, tenemos noticias — dijo Boruto, su voz cargada de urgencia.
Sasuke levantó la mirada, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de esperanza y agotamiento. — ¿Qué han descubierto?
Boruto le contó todo: la fórmula del antídoto, la ubicación de Naruto, y el compromiso de Kashin Koji de ayudar.
— Sabemos dónde está padre. Podemos salvarlo y también a Mitsuki — dijo Boruto, su voz vibrando con emoción contenida.
Sasuke asintió, pero antes de que puedan planear su siguiente movimiento, les reveló su propio descubrimiento.
— He encontrado a Amado. Está en prisión y ha confesado quién lo contrató para drogar a Mitsuki.
El nombre que salió de sus labios fue un puñal que cortaba a través de sus corazones.
— Kawaki.
La revelación de que Kawaki fue el responsable del sufrimiento de Mitsuki, era una tormenta que golpeó sus almas. Boruto, sintiendo una mezcla de furia y traición, se enfrentaba a la realidad de que alguien a quien consideraba cercano había causado tanto dolor.
— ¿Cómo pudo hacer esto? — murmuró Boruto, sus ojos llenos de lágrimas y rabia — ¡Era parte de nuestra familia!
Sasuke, con el peso de la traición reflejado en su mirada, sentía un dolor profundo en su pecho.
— Nunca debimos haber confiado en él. Pero ahora, debemos salvar a Naruto y detener a Kawaki de una vez por todas — murmuró Sasuke
Sasuke, Boruto y Himawari se dirigieron al apartamento donde Naruto estaba prisionero. La dirección que Kashin Koji les proporcionó los llevó a un edificio antiguo y desolado, una estructura sombría que parecía guardar secretos oscuros entre sus muros.
Con cautela, se adentraron en el edificio, moviéndose como sombras en la penumbra. Los pasillos, estrechos y silenciosos, los conducían a una puerta cerrada. Sasuke, con un gesto silencioso, indicó que estaban listos para entrar.
La puerta se abrió con un crujido y la escena que encontraba del otro lado era devastadora. Naruto, atado a una silla, con el rostro pálido y marcado por el sufrimiento. Frente a él, Kawaki sostenía una jeringa, listo para inyectarle otra dosis de la dolorsa droga.
— ¡Detente, Kawaki! — gritó Boruto, su voz resonando con una mezcla de furia y desesperación.
Kawaki se volvió, su mirada fría y calculadora. — Llegan tarde — dijo, su voz goteando desprecio — Naruto es mío y no dejaré que lo alejen de mí.
La sala se llenó de una tensión palpable, una cuerda tensada al máximo punto antes de romperse. Sasuke, Boruto y Himawari se colocaron en posición de combate, preparados para enfrentarse a Kawaki y salvar a Naruto.
— ¡No permitiré que le hagas daño! — exclamó Sasuke, sus ojos ardiendo con una mezcla de rabia y determinación mirando a su amado respirar entrecortado en estado de semi conciencia.
Kawaki sonrió, una sonrisa torcida y llena de locura.
—Siempre han sido un obstáculo, pero esto termina aquí.
La promesa de una confrontación épica y la esperanza renovada de que la verdad y el amor prevalecerán sobre la oscuridad y la traición podía palparse en el aire . La lucha continúa, pero la luz de la esperanza brilla más fuerte que nunca, guiando a los héroes hacia su destino final.
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