En un mundo donde los lazos familiares y el amor se ponen a prueba, Boruto Uzumaki-Uchiha vive una vida aparentemente normal con sus padres, Naruto y Sasuke y su novio Mitsuki. Sin embargo, todo cambia cuando Kawaki, el hijo adoptivo de Naruto y Sas...
El colegio es un refugio de risas y aprendizajes, un lugar donde los jóvenes pueden olvidar momentáneamente las sombras que acechan sus vidas. Himawari y Shinki son como dos cometas danzando en el viento, encontrando en su amistad un oasis de felicidad y comprensión.
- Estar contigo es como un rayo de sol en un día nublado - piensa Himawari, su corazón latiendo con alegría.
Shinki, con su mirada disimulada, observa a Himawari con una intensidad que solo él comprende. Sus ojos la siguen con discreción, cada gesto y sonrisa de ella son como flechas directas a su corazón.
- Eres tan luminosa - piensa, su alma enredada en la dulzura y la pureza de Himawari - Cada día me enamoro más, aunque sé que no debo.
Juntos, Himawari y Shinki logran complementarse de una manera única. Sus esfuerzos en clase son redoblados, impulsados por el deseo de impresionar al otro y compartir logros.
- Eres mi inspiracioón - piensa Shinki, su corazón lleno de un amor que debe mantener en secreto - Por ti, me esfuerzo más cada día.
Para Himawari, estar con Shinki es como beber de un manantial fresco en medio de un desierto.
- Siempre quiero estar contigo - murmura, su voz un susurro en el viento - Me haces sentir viva.
Pero detrás de la fachada de su amistad, Shinki siente una presión intensa y constante.
- No puedo enamorarme - se dice, su mente atrapada entre el deber y el deseo. Su padre, Gaara, le ha dado todo, pero a un costo que pesa cada día más sobre sus hombros - Si me descubren, seré abandonado - piensa, su corazón apretado por el miedo.
Los recuerdos de su infancia en los suburbios, una época de frío y abandono, son como fantasmas que lo persiguen.
- No puedo volver allí - se dice, sus pensamientos un torbellino de miedo y desesperación. La mansión de Gaara, aunque lujosa, se siente como una prisión dorada de la que le está prohibido salir, salvo para ir a la academia.
Shinki recuerda las largas noches encerrado en su habitación, las ventanas cerradas para evitar cualquier tentación de escape.
- Estoy atrapado - piensa, su alma asfixiada por la falta de libertad. Su vida se ha convertido en una cadena de deberes y responsabilidades, todo para complacer a Gaara, su padre adoptivo - Vivo solo para él - murmura, su voz un eco de su propia resignación.
La mansión, con todas sus comodidades, se siente vacía y opresiva.
- Es una jaula de oro - se dice, cada día un recordatorio de la deuda que siente hacia Gaara - No puedo decepcionarlo o perderé todo lo que hasta el momento he logrado.
Esa mañana, mientras se prepara para ir a la academia, Gaara le hace una advertencia que resuena en su mente como un gong de fatalidad.
- Shinki, no hagas amigos ni mucho menos te enamores - dice Gaara, su voz fría y distante - O volverás a ser un indigente en los suburbios del bajo mundo.
Las palabras de Gaara son un puñal que atraviesa el corazón de Shinki.
- No puedo arriesgarlo todo - piensa, su mente nublada por la angustia. La presión de su deber como hijo y su amor por Himawari se convierten en un peso casi insoportable - Debo mantenerme fuerte.
Cuando llega a la academia esa mañana, el invierno parece más crudo que nunca. La nieve cae como lágrimas congeladas, y el frío se filtra hasta los huesos.
Shinki, con un aspecto sombrío y melancólico, camina por los pasillos con la mirada baja, cada paso un recordatorio de la advertencia de su padre.
- No puedo permitir que me descubran - piensa, su corazón latiendo con una mezcla de miedo y desesperación.
Pero al ver a Himawari, una chispa de calidez atraviesa su ser.
- Eres mi única alegría - piensa, su alma luchando por mantener el equilibrio entre el deber y el deseo - No sé cuánto más podré soportar esto.
Shinki está atrapado entre la luz que Himawari trae a su vida y la oscuridad de las expectativas y presiones de su padre, Gaara quien siente tantas inseguridades debido al temor de perder a Shinki que no es capaz de ver el dolor que sus decisiones le provocan a su hijo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.