Capítulo 26:Dura

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Puse mis manos en su cadera atrayéndolo hacia la mía, sonreí de medio lado satisfecho, cuando nuestras erecciones se tocaron.

-Sigue dura- dijo apenado y con un remolino en el pecho.

-Es obvio, la tuya también lo está. -Empujé un poco mi pelvis e inmovilice la suya para sentirnos de una manera más profunda.-¿Está bien si nos tocamos?

-...-tapó mis ojos con su mano y me besó -está bien si solo es eso.

Solté su cadera y llevé mis manos hacia su cinturón. Como estaba "ciego" tuve que tocar de más, "sin querer" toqué su bulto. Su mano tembló en mis ojos, pensé que la dejaría caer, pero fue fuerte, solo se retorció un poco.

-¡Oh! Disculpa, Pulga, es que no puedo ver que toco. -Reí.

-Si, seguro que si, Shizu idiota.

Desabroche su cinturón al fin. Mis dedos tocaron lentamente la hebilla y jugaron con ella hasta que al fin cedió, mis dedos se enrollaron a su alrededor y de un solo tirón la sacaron de sus pantalones. El cuerpo de Izaya se tensó un poco con el movimiento, sus rodillas temblaron, y pensé que era por arrepentimiento, hasta que escuché su gemido.

-Vamos Shizu-chan, si no te apresurar me iré definitivamente. -Advirtió.

-Tienes que aprender el significado de las palabras paciencia y seducción.

-Cállate fenómeno. Solo complaceme. -Ordenó.

-Maldita Pulga. -Lo besé.

Desabroche el botón y bajé su cremallera con lentitud torturando su deseo y el mío al mismo tiempo; toqué su erección por encima del boxer, de abajo hacia arriba hasta llegar a la punta que sobresalía húmeda y resbalosa.

-Es extraño.

-¿Qué cosa?-Preguntó.

-Cómo no me molesta en absoluto tocarte. Ya sabes, tu erección. -Moví mi dedo índice en círculos sobre su humedad. -Nunca pensé hacerlo, y ahora que lo estoy haciendo, pienso que no me molestaría en absoluto, hacerlo todo el día.

Me besó y mordió mi labio inferior.

-¿Insinúas que tocaras a otro así?- Estaba jugando conmigo, se notaba que sabía la respuesta a esa pregunta, el solo quería escucharla salir de mis labios.-Maldito fenómeno.

-No te daré el placer, Pulga. - Seguí moviendo mi dedo en círculos. -Si no lo entiendes con lo que ya ha pasado, significa que eres un idiota.

-¡Ja! Ahora resulta que eres todo un astuto. -Se burló - Maldito monstruo, aquí el único idiota eres tú.

-Entonces, lo entiendes, ¿verdad?

-Ya Callate.

Me reí, eso era un si.

Bajé la tela que estorbaba mi vista dejando libre por completo su erección. ¡Ah! Sentirla había significado más placer del que pude haber imaginado, mi mente gemía complacida, sentía como la mía gritaba ser liberada también, cómo palpitaba en mis pantalones; esa vista resultaría idílica y satisfactoria. Si me dejara verlo...

-Deja que te vea, Pulga.

-No quiero que me veas.

-Yo quiero verte. -Afirmé- Déjame verte.

-Que te calles! -reafirmó su mano en mis ojos- no quiero que me veas así.

Solté su pene y acuné su cara con mis manos, bajé hasta alcanzar su boca y sin despegarme mucho de sus labios hablé.

-Izaya...¿Desde cuándo eres tan cobarde? Relájate, no estás con cualquiera, eres un hombre, compórtate como tal. Deja tus miedos, entregamelos a mi, deja que sea yo quien los combata. Entregate a mi.

Intentó acercar su cara para besarme pero lo detuve en el intento.

-Deja de pensarlo tanto- Besé su mejilla deteniéndome a disfrutar el roce de nuestras pieles; luego la otra, y la otra nuevamente, una y otra vez hasta que estuve sobre su boca otra vez, acercándome lentamente, dejando que nuestros alientos se unieran, escuchando nuestras respiraciones agitadas, dejando que el deseo viajara entre nosotros, creando necesidad de nosotros, para finalmente besarnos.

Ese beso había sido el mejor que pude haber dado y recibido jamás.

Nuestros labios se juntaron y ya, eso fue todo, ni siquiera se movieron durante un buen rato; él hormigueo de nuestro contacto, el placer transmitido, el idilio formado y cargado de sentimientos fueron suficiente para derrumbar el muro que tanto lo aquejaba, ese beso había dicho tanto en medio de la nada que si se intenta escribir lo que fue simplemente resultaría siendo un insulto.

Su mano se resbaló por mi cara, mi cuello, mi pecho, hasta llegar a mi cinturón.

-Está bien si es Shizu-chan. -Sonrió - está bien si es contigo.

Al fin lo vi. Su mirada había cambiado, la inseguridad se había esfumado, claro, seguía con un poco de vergüenza y era natural, pero por lo menos ya no se resistiría.

Zafó la hebilla de mi cinturón y muy hábilmente lo sacó tal y como yo había hecho con el suyo; en realidad, cuando me di cuenta él ya tenía mi sexo entre sus manos.

-Pulga...

-Agarra el mío también. -Pidió.

Nos sentimos simultáneamente, nuestras manos se movían con un ritmo frenético, de arriba a abajo, con el dedo índice tomando la humedad de la punta y llevándolo a lo largo de nuestra situación. Tome su cadera y lo acerqué a mi.

-Deja que yo lo haga-pedí- suelta el mío.

Me pegué a él hasta que nuestras erecciones casi fueron una, su roce nos provocó un gemido, nuestras frentes se tocaron por un momento viendo la reciente unión, sus manos se posaron sobre mí cadera y esperaron a que yo me moviera sobre nosotros.

Estábamos completamente empapados por nuestro presemen facilitando nuestro toque, mi mano se enrolló en nuestras erecciones haciéndonos gemir al unísono por las sensaciones, nos miramos en éxtasis con nuestras bocas semiabiertas pidiendo nuestra unión, los ojos idos en la oscuridad de nuestras apariencias; estábamos viviendo nuestra propia utopía.

Me resbale de arriba a abajo frotando nuestros sexos haciéndonos retorcer ante las sensaciones que dejaba cada toque, Izaya llevó sus manos a mi cuello y enterró sus uñas; jadeé por el placer que me produjo aquel dolor y gruñí excitado.

-Quiero un beso- Izaya definitivamente se había relajado.

Bajé mi cuello sin dejar de mover mi mano y besé su boca de una manera hambrienta y furiosa; aumente la rapidez con que se movía mi mano, gemimos con los labios aún pegados; ya era hora.

Eyaculamos al mismo tiempo, con mi mano evite que nuestro semen nos ensuciara, nuestro beso se detuvo, nuestras frentes se juntaron y al tiempo soltamos aquel grito representativo del orgasmo.

Jadeando y muy agitados nos dejamos caer en el suelo.

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Continuará

(Weeee, espero que les guste! ya se que yo lo escribí, pero creanme que de verdad me encanta este pedazo de la historia... me imagine el sitio, la luz, las miradas, todo... espero que me hiciera entender bien, y que ustedes también se sientan en el sitio, joder! amo a estos dos!.... y ya se que nunca me respondieron en el pasado, pero igual voy a subir la historia de Zoro x Sanji.... (esa es una historia muuuyyyy sucia jajaja xD)

En fin, que disfruten los amo, hasta una próxima)

1. Si pudiera matarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora