Capítulo 40: Adios

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Con mi mano derecha la tomé, acaricié un poco la punta y al fin pude ver un cambio en su expresión. Un leve sonrojo se apoderó de sus mejillas a medida que mi mano se movía lentamente sobre su eje, sus manos ahora se posaban sobre mí cabeza y su mirada... Esa mirada.

Abrí mi boca y lo tomé. Cuando me sintió sus manos se enroscaron sobre mí cabellera, estaba mordiendo su labio inferior y luchaba por no soltar ningún gemido, pero era inútil, su respiración ya estaba agitada indicándome cuanto lo estaba disfrutando, su sonrojo se intensificaba cada vez más, cada poro de su cuerpo estaba de acuerdo conmigo cuando decía que sin duda alguna, Izaya estaba disfrutándolo. Y eso era lo que yo quería.

-Shizu-chan. -Dejó escapar por primera vez un gemido - Déjalo. Para. Aghh.-Haló mi cabello.

-Puedes venirte, eso quiero. -Sólo lo solté por ese momento, inmediatamente volví a rodearlo con mis labios llevándolo hasta el fondo de mi garganta.

-¡Ahhh! Shi... Shizu-chan...

Finalmente lo liberó. Ese sabor era extraño, si hubiera sido bajo otra situación seguramente habría vomitado, pero en ese momento lo único que había pensado era que era algo tan íntimo y de los dos que se me hacía natural, simplemente era algo normal.

Lo solté de mi agarre dejando hilos de saliva en el camino, trague los residuos en mi boca y limpie las comisuras, me recosté de nuevo en las escaleras y le sonreí.

Izaya se quedó de pie con cara de éxtasis, sus brazos colgaban a su alrededor inertes, respirando un poco agitado con la vista en el techo. De repente cayó de rodillas frente a mí, supuse que se había debilitado, pero no, sólo quería tener mejor acceso a mis labios.

Me besó de una manera diferente a las anteriores; me decía que me amaba con cada movimiento, sin asco por su semen aún en mi boca y con completa sinceridad. Nos alejamos en busca de aire, con los ojos cerrados y nuestra frente junta.

-Te quiero. -Dijimos al tiempo en lo que fue casi un susurro ininteligible.

Reímos porque sabíamos que la coincidencia había sido escalofriante pero placentera, y sin abrir los ojos nos volvimos a besar.

No se muy bien cómo me levanté sin separarme de su boca y lo llevé hasta la habitación; allí le hice el amor, con las cortinas abiertas, sin ningún tipo de vergüenza, con la verdad expuesta a la luz, en medio de el presente y la realidad, sin miedo al mañana o al qué dirán.

¿Se podía amar y odiar a alguien al mismo tiempo?... Creo que sí.

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-Pulga... - Le revolví el pelo con los dedos.- Despierta, Pulga...

-¿Por qué? -Abrió los ojos poco a poco, ya eran las 2 de la tarde.- ¿Por qué estás vestido?

-Me tengo que ir.-Muy a mi pesar- Dime dónde están mis cosas.

-Ya te lo dije, en la caja fuerte. -Se sentó en la cama y refregó sus ojos.

-Idiota, y ¿Dónde está la caja fuerte?

-Cargame- estiró sus brazos en mi dirección -, ya te entrego yo todo, eres un inepto. -Rió y me beso.

-Buenas tardes, Pulga. -Respondí a su beso y lo llevé alzado escaleras abajo, no sin antes obligarlo a ponerse un pantalón.

Lo dejé en el suelo justo donde me dijo, cuando me dio la espalda no pude evitar abrazarlo y hundir mi rostro en su cuello.

-¡Ey, fenómeno!, si quieres tus cosas deja de hacer eso. No te dejaré ir si lo sigues haciendo.

Reí y mordí su cuello. Chilló con el mordisco y me golpeó con su codo furioso por la fuerza que había empleado, al parecer le había dolido mucho.

-Imbécil -Se agarró la zona afectada y caminó hasta llegar a su caja fuerte.- 5-8-7-9-3-0, -habló a medida que introducía la clave, cuando al fin abrió sacó todo su contenido y me lo entregó. Mis gafas, mi uniforme, mi celular. -Ya, ahora lárgate -esta vez me sonreía, parecía que sabía que iba a volver.

-Volveré mañana...-Ahora no quería irme - Vuelve a trabajar. Llama a Namie.

-Cierra la boca. -Se recostó contra la pared y cruzó sus brazos sobre su pecho- Vuelve en la noche. - Estaba soltando una de sus sonrisas sarcásticas y desagradables. -Lárgate, fenómeno.

Lo odiaba, de verdad lo odiaba.

Mi cabeza dolió por la furia momentánea, apreté los dientes y me contuve. El que era nunca dejaba de ser.

-Adiós, Pulga. -Di la vuelta y subí las escaleras hasta quedar frente a la puerta- Te... Te veo mañana, no creo que pueda llegar hoy.-¿Qué era lo que quería decirle?

Cerré la puerta sin cerradura tras de mí escuchando el golpeteo de la madera. Bien, era hora de volver a la realidad de mi vida diaria.

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Continuará

(Mierda T_T (perdón lo grosera, pero nos acercamos cada vez más al final T_T quedan exactamente 7 hojas en word :'( pero bueno... ¿ustedes que dicen? ¿tendrá un buen final? ¿que se imaginan que pasará?

Hasta una próxima semana :) saludos)


1. Si pudiera matarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora