Capítulo 31: Preguntas

1.4K 153 19
                                    

Gemi mentalmente al verlo por un momento, ¡Ah! ¡Esa boca!¡ese maldito cuerpo! Todo de él me llamaba a gritos.

Así su mentón levantándolo para hacer su boca más accesible; me agache hasta estar casi pegado a su boca, rocé sus labios, pero no los besé, volví a rozarlos una y otra vez sin hacer nada más en particular; Izaya abrió su boca esperando el beso, gruñó cada vez que me retiraba y dejaba que fueran nuestras narices quienes jugaran, sus manos se aferraron a mi ropa en un intento desesperado de provocarme, reí y me pegué a su cuello. Empecé dejando besos pequeños, luego su olor empezó a causar estragos en mi y me dieron ganas de probarlo. Saqué mi lengua y la pasé por la montaña de huesos que formaba su garganta, gimió y apoyó su cabeza contra el espejo dándome más acceso a su cuello; volvió a gemir cuando sintió un pequeño mordisco donde luego dejé abandonado un beso.

-Levanta los brazos. - Me enderece - Deja que te vea.

Subió sus brazos inmediatamente apoyándolos sobre su cabeza; mis manos se dirigieron a su cadera y se deslizaron hacia arriba lentamente. Su piel se sentía suave y delicada, Izaya me veía excitado mientras mis dedos dibujaban círculos en su piel; sus mejillas enrojecieron cuando llegue a su pecho y toqué sus sensibles círculos rosados, su pecho se curvó hacia atrás con cada toque sobre ellos mientras su boca luchaba por reprimir un gemido; seguí subiendo hasta que al fin su camisa salió por la parte de arriba dejando al descubierto su torso desnudo y pálido.

Gemí guturalmente cuando fui consciente de aquella vista frente a mí; en mis pantalones se apretó una erección y en los de Izaya igual; nos observamos extasiados, quería besarlo, pero no lo iba a hacer, quería que rogara por eso, que rogara por cada toque.

Pasé mis manos por su pecho, su cintura, su espalda, su cadera, cuando llegue a su pantalón desapunte el botón y bajé la cremallera, con un susurro le pedí que alzara su cadera por un momento, me deslice entre su bóxer y jean y con lentitud bajé aquel estorboso pantalón.

Casi desnudo frente a mí, con una erección palpitante, Izaya me observaba sentado e indefenso esperando mi reacción. Bajé un poco su bóxer, solo lo necesario para liberar su erección, masajeé la punta y tomé su esencia; por un momento creí no poder aguantar, mi deseo estaba jugando en mi contra, algo en mi interior gritaba que necesitaba tomarlo. Tomé su pene con mi mano moviéndome lentamente, cuando escuché sus gemidos, y sus sensaciones parecieron estar al punto máximo, aquel donde ya no tenía voluntad, me detuve y caminé hacia atrás fuera de su alcance.

-¿Me dirás ahora que era lo que te pasaba?-crucé mis brazos sobre mí pecho, más por evitar tocarlo que por parecer rudo. No tocar aquel cuerpo níveo y extrañamente bello que se encontraba frente a mí, podría considerarse pecado.

-Shizu-chan... Continúa. -Hizo un puchero, sus ojos se llenaron de lágrimas y sus brazos se estiraron en mi dirección.

¡No iba a aguantar! Tenía que tocarlo.

-Hagamos algo, por cada cosa que me digas, te haré algo, cualquier cosa que tu quieras.

-¿Qué quieres que te diga? Si no me tocas tú, lo haré yo mismo. -Sus manos se movieron hacia su erección, pero las ataje en el aire.

-No Pulga, así no hay trato, además - me agaché y besé su cuello- ¿Lo disfrutarías igual?

-Mmm-se retorció ante la sensación -está bien, trato.

-Eso es Pulga, sabia decisión. -Besé la comisura de sus labios.

-Bésame -pidió -No me has besado desde que estamos acá.

-Antes de pedir, debes responder. ¿Dónde está Namie? ¿Por qué no está trabajando?

-En su casa, supongo, y yo le pedí que no volviera hasta que la llamara de nuevo.

-¿Por qué?

-Ya respondí lo que me preguntaste, ahora dame lo que pedí.

Tenía razón, debía cumplir mi palabra, además, yo también me moría por besarlo.

Me acerqué a su boca lentamente, de repente sentí sed, y como si él fuera agua lo busqué. Juntamos nuestros labios, nos besamos con desespero y locura, mi lengua recorrió su labio y luego su boca que me dejó entrar en cuanto lo pedí, nuestras lenguas se tocaron, se sintieron; su lengua entro a mi boca, la acaricie, con mis dientes y labios la retuve, la succione, cuando al fin lo solté nuestros labios se volvieron a enredar y jugaron hasta que se nos hizo necesario respirar.

Me separé y lo observé. Su pecho se movía de arriba a abajo agotado y satisfecho, su espalda pegada al espejo, su boca hinchada y roja, y su erección más firme que nunca. Toqué mis labios en un acto de reflejo, observe una vez más extasiado su apariencia, y casi caigo, casi pierdo en mi propio juego, pero no, me contuve, ignore mi erección y mi deseo.

-Siguiente pregunta. ¿Qué te pasaba cuando llegué? ¿es ese el por qué Namie no está trabajando?

-En efecto Shizu-chan...quería estar solo-intentó llevar sus manos a su erección nuevamente, pero el mismo se detuvo a medio camino- prefiero que lo hagas tú-susurró- en fin, no me pasaba nada.

-No haré nada si no respondes.-Advertí

-Shizu-chan, aún no me doblegas lo suficiente como para que te diga algo más.

-¿Deberíamos parar aquí entonces? -Por supuesto que no pensaba parar, solo quería ver como reaccionaba.

-Está bien. Paremos. -Abrí mis ojos tanto como pude, el maldito volvía a jugar conmigo, no podía creer que aún en esta situación el maldito usara su retorcida personalidad; Izaya guardó su erección y se bajó del mesón en el que estaba para encaminarse a la puerta.

-¿A dónde vas? - pregunté estirando el brazo contra la puerta, evitando que pasara más allá.

-¿No qué parábamos? Tengo sueño, voy a dormir.

Mi cuerpo se tensó inmediatamente como si algo lo amenazara, mi enojo comenzó a aparecer y antes de que me diera cuenta había agarrado a Izaya y lo había llevado alzado hasta la cama. Lo lancé con fuerza sobre el colchón haciendo que soltara un gemido doloroso, sobó su cuello y cabeza antes de volver a dirigirme la palabra; ahora me veía con furia, estaba enojado.

-¿Qué mierda te pasa?- gritó- Te lo advierto Shizuo, no esperes que sea sumiso, no soy una puta mujer, y no soy tu puta, y ¡no soy nada tuyo!

Eso fue suficiente para enloquecerme. ¿Cómo que no era nada mío? ¡Él era mío! Mío en todo sentido, mío en todo lo que podía abarcar la palabra, incluso si quería escapar, incluso si quería dejarme, incluso si muriera, incluso así, él sería mío siempre.

.

.

.

Continuará

(Listo amores :D otro cap larguito :D :D :D para que después no digan que no los consiento ... 

Espero que me ayuden a posicionar mejor la historia, que me den sus votos (estrellitas) y dejen de ser lectores fantasmas :( 

Gracias por su apoyo, nos veremos en una semana :) que se diviertan con su lectura)

1. Si pudiera matarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora