Capítulo 17: Nervios

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Visualicé a lo lejos aquellos cristales gigantes que tanto esperaba ver, me detuve en seco y bajé hacia las calles para no ser descubierto fácilmente, en caso de que si estuviera Izaya en casa; no sabía cuál podría ser su reacción si sabía que lo estaba buscando, de seguro escaparía y eso no era lo que quería. Tomé un camino más largo, me aleje un poco más del edificio y lo rodee hasta llegar a la parte trasera de este, el lado contrario del apartamento de Izaya, no quería que me encontrara facilmente.

Bajé las escaleras de emergencia y subí por ellas hasta el piso donde estaba el apartamento que necesitaba. Vi por la ventana, un anciano veía la televisión; me lamente el tener que asustarlo, pero necesitaba entrar de inmediato. Golpee el vidrio esperando que me abriera, pero ni volteó a mirar. Era sordo. Algo bueno sucedía al fin. Intenté subir la ventana con la esperanza de que estuviera abierta y por fortuna así fue. Entré intentando no hacer ruido, esperaba pasar desapercibido, el anciano me estaba dando la espalda y la puerta estaba separada de la sala por un muro divisorio ayudandome a que él no se percatara de mi presencia. Escuché sus ronquidos y me relajé. Salí victorioso de su apartamento.

Vi hacia mi derecha, tres puertas me separaban de mi destino, por alguna razón mi corazón se aceleró e intentó tomar el control. Ese dolor que no era dolor sino más bien ilusión se apoderó de mi cuerpo y me hizo caminar, pero cuando estuve frente a su puerta mis manos temblaron, titubee, mis planes habían ido a la basura, yo, quién pensaba romper esa puerta y entrar a la fuerza, me quedé inmóvil ante el miedo que controló mi seguridad.

Apreté mis dientes y mis puños, bajé la mirada intentando controlarme y decidir; era extraño, esa sensación, esa pesadez, era como un miedo, miedo al rechazo, no lo sabía, era como si cierta parte de mi ser prefiriera la incertidumbre, como si la verdad fuera algo que no me gustaba, ¿Qué iba a hacer? Sin embargo, tomé fuerzas y alcé mi puño. Golpee tres veces.

Mi corazón se aceleró hasta casi explotar. ¡Estaba nervioso! no podía creerlo, esa sensación hacía años que no la sentía.

No hubo respuesta. Golpee de nuevo, y de nuevo, pero seguían sin responder del otro lado. Golpee y timbre, una y otra vez hasta que al fin escuche un grito.

-Lárgate Namie, te dije que no volvieras hasta que te dijera.

Mi pecho se hinchó con extraña emoción, ¡Si estaba! pero al parecer no quería ver a nadie. ¿Qué le pasaba a la Pulga?

Volví a timbrar una y otra vez hasta exasperarlo lo suficiente como para oír de nuevo su voz.

-¡Que te largues! -Gritó desde el interior.

-Abre la maldita puerta, Pulga. -pedí con un dejo de agresividad. -Te juro que solo quiero hablar.-Hasta el momento no era mentira.

-Shizu-chan, hoy no, dejame en paz.

Parecía desanimado, su voz estaba apagada, parecía dolido por algo.

-Si no me abres, tumbo la puerta. Escoge.- Le dije.

-Te lo estoy pidiendo, hoy no, Shizu-chan.

-Perfecto- dije- no me culpes, no pagaré los arreglos.

Agarré la cerradura y la rompí con un leve apretón, metí la mano por el agujero de la puerta para tumbar lo que quedaba del otro lado y finalmente abrí.

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Continuará

(Ya lo se, me quieren matar, este es re contra corto, la verdad pensaba hacerlo más largo y darles gusto en su lectura, pero entonces me dije: ey! es bueno dejarlos con la intriga :D y eso hice :3 jajaja espero les guste de nuevo este capítulo y me dejen sus comentarios, gracias por seguir leyéndome :D yo estoy súper feliz, ya tengo 1500 lecturas, muchísimas gracias!!!)

1. Si pudiera matarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora