—Si no lo sabes, no es mi problema —escupió Tom—, juego con ventaja.
Victor lo clavó en el suelo y escuché a Tom gruñir de dolor.
No estaba entendiendo nada.
—Víctor —susurré. No me miraba, estaba encima de Tom para que no se moviera. No entendía nada de lo que estaba pasando. ¿Por qué Tom estaba actuando así? ¿Quién era?
—Aar, llévatela de aquí —murmuró Víctor con autoridad, sin mirarme todavía.
Aaron vino a mi lado y me cogió del brazo para ayudarme a ponerme de pie, mientras Ty y Jake iban a ayudar a Víctor, ya que Tom se movía con fuerza para soltarse. Aaron intentó arrastrarme hacia otro sitio, pero yo no podía moverme ni dejar de mirarlos. Se movían ferozmente, con fuerza. Jake se agachó al lado de Víctor mientras Aaron intentaba tirar de mí.
—Ve con ella, lo tenemos —le dijo Jake a Víctor con suavidad.
Víctor me miró y se levantó. Dio dos pasos hacia mí, pero no pude esperar más y, soltándome de Aaron, me lancé a sus brazos, temblando y empezando a llorar de alivio. Víctor me abrazó y me acarició.
—Shh, tranquila —me susurró sin dejar de abrazarme—. ¿Estás bien? —me preguntó preocupado.
Yo asentí con la cabeza y Víctor se apartó para mirarme a los ojos, limpiando una lágrima de mi mejilla. Bajó la mirada a mi cuello y lo tocó suavemente. Sentí un leve escozor, probablemente tenía una pequeña marca, pero no era nada grave. Sabía que estaba enfadado y disgustado, que se sentía culpable, aunque la culpa fuera de Tom y no suya.
—Necesito que te vayas con Aaron —me dijo mirándome a los ojos de nuevo. Yo asentí de nuevo mientras me ponía su americana por encima.
—Víctor, ten cuidado —le supliqué.
Nos miramos intensamente y en sus ojos vi esa mirada de tormenta. Había alivio, rabia, ira, amor, promesas. Asintió despacio y se apartó de mí.
—Aaron, ahora sí, llévatela de aquí —le dijo sin dejar de mirarme.
De repente, escuchamos un ruido y un gruñido.
—¿Qué coñ...? —exclamó Ty.
Nos giramos y vimos a Tom convertido en un lobo completamente negro. Espera, ¿Tom era un lobo?
Tom vino corriendo hacia nosotros, su forma lobuna reflejando pura furia. Su pelaje oscuro brillaba bajo la luz, y sus ojos estaban llenos de una ferocidad inhumana. Saltó sobre mí, tirándome al suelo con un golpe que me dejó sin aliento. Sentí el frío del asfalto en mi espalda y un grito escapó de mis labios. Víctor reaccionó de inmediato, sus movimientos rápidos y precisos, dándole una patada en el costado que hizo tambalear a Tom, sin embargo, él volvió a atacarme sus colmillos brillando peligrosamente en mi cara.
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1. Mi Única
Werewolf🐺🌕 Nora tiene diecisiete años cuando su vida cambia radicalmente. Le encanta leer pero siempre ha sabido distinguir muy bien la fantasía de la realidad, hasta que una noche descubre el secreto que ocultan sus vecinos. El chico que le atrae y no so...