40| LA AUDIENCIA

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Acabábamos de cenar y recogimos todo antes de ir hacia el lugar de encuentro con el Clan

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Acabábamos de cenar y recogimos todo antes de ir hacia el lugar de encuentro con el Clan. Por lo visto habíamos quedado a las 11 de la noche en un lugar que desconocía. Salimos de casa por la puerta trasera y nos dirigimos hacia el bosque.

El silencio de la noche siempre me había gustado, siempre me había relajado, siempre me había hecho sentir en paz. Recordaba esas noches en el campamento de verano en el que me tumbaba en el césped del bosque contemplando las estrellas mientras escuchaba el canto de los grillos, el viento susurrando y las hojas moviéndose al compás, y si prestabas atención incluso a veces se podía escuchar a lo lejos el ulular de un búho.

Esa noche, en cambio, era muy diferente. Ninguno habló en todo el camino y lo único que escuché fue el crujir de las hojas y las ramas al pisar; eso y el latir de mi corazón que aumentaba de fuerza y velocidad en cada paso que dábamos. Miré hacia el cielo buscando las estrellas para hallar un poco de esa tranquilidad, pero lo único que encontré fueron nubes oscuras; incluso el cielo mostraba el estado en el que me encontraba: agitado.

Miré a mi alrededor buscando a Víctor. En seguida se puso a mi lado y me quitó la linterna que tenía en la mano antes de entrelazar sus dedos con los míos. Yo era la única que llevaba una ya que los demás tenían una especie de visión nocturna y no les hacía falta. Víctor me hacía suaves caricias en el dorso de la mano con su dedo para intentar tranquilizarme, y a pesar de que ayudaba, no lo conseguía. Me costaba respirar y mi sudor era frío, un sudor de nerviosismo y no de calor ya que las temperaturas en esa época del año empezaban a ser bajas.

De repente paramos enfrente de una roca muy grande. Clark, que iba el primero, me miró e hizo una respiración profunda antes de hablar.

—Hemos llegado.

Miré hacia los lados y fruncí el ceño.

—¿Es aquí? —le susurré a Victor.

—Es ahí dentro.

Miré hacia donde me señalaba: la roca.

—No sé si lo saben, pero todavía no puedo traspasar rocas. —Victor se rio entre dientes.

—Tu humor sarcástico cuando estás nerviosa es adorable.

Resoplé. Clark se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia ella, seguido de todos los demás.

—No sé si alguna vez te lo he contado —empezó Victor poniendo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja—, pero nuestro clan se llama Creag precisamente por eso.

—Me lo dices como si tuviera que entenderlo.

—Creag significa "Roca". Por ejemplo, el clan de Tom es el clan River, el del río.

—¿Y entran por un río?

—No lo sé, nadie conoce las entradas de otros clanes a pesar de que podamos conocer los nombres; es como medida de seguridad.

1. Mi ÚnicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora