2| EL ALFA

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¡Mierda, mierda, mierda! ¿Esta era la mejor amiga de Aaron? ¡Qué mal había empezado con ella, Aaron iba a matarme! Pero de igual forma podría matarlo yo a él, ¿no podría haberme avisado antes?

Tanto Sarah como mi primo me habían hablando de esta chica alguna vez. Era su amiga, una chica guapa y simpática, y es normal hablar de tus amigos. Lo que no era normal es que fueran tan amigos de una humana. Eso me descolocó bastante al principio, sin embargo, lo dejé pasar porque no podía ser para tanto.

Viéndolo ahora, esta chica no era ni simpática, ni guapa. Nora era deslumbrante, ¡joder! En cuanto la he visto entrar en clase, juro que un latido de mi corazón se ha perdido por el camino. No podía apartar la mirada de sus piernas, era una chica bajita, pero, ¡vaya piernas de infarto! Su pelo, largo y ondulado del color de la tierra mojada después de una tormenta, caía en cascada por su espalda, pero lo mejor eran sus ojos. Esos ojos verdes como el bosque, ocultos por unas pestañas largas y negras, que en algún momento de nuestra conversación se habías vuelto puro fuego. Me encantaría saber si sentiría los mismo al besar esos labios rojos tan perfectos que me llamaban como un canto de sirena.

Mi primo tenía que estar ciego, o ser tonto de remate, por tener a esta chica en su vida y verla simplemente como una hermana. Aunque tal vez, era una armadura que se había autoimpuesto, dado que la prohibición de salir con humanas era una de las leyes más antiguas en nuestro clan. En cualquier clan de lobos, de hecho, ya que otra de las leyes era que los humanos tenían prohibido saber de nuestra existencia.

¿Cómo era posible que formara parte de sus vidas y a la vez ser tan ajena a nuestro mundo?

El lobo dentro de mí había gruñido en desacuerdo cuando Nora se acercó rodeada por los brazos de mi primo. Esa posesividad que sentí no me gustó un pelo, nunca había sentido nada parecido por una chica y tenía más que claro que no debía sentir nada así por ella. Estaba ya cabreado conmigo mismo cuando se estaba acercando, pero todavía más cuando vi la adoración con la que ella miraba a Aaron. Necesitaba mantenerme alejado de esta chica, sabía que iba a traerme problemas.

En ese momento aparecieron Jake y Tyler, acompañados de Sarah, la novia de Ty, y me levanté para abrazarlos agradecido del respiro que me estaban ofreciendo ante la situación tan tensa que tenía delante. Por el rabillo del ojo me di cuenta de que Nora nos observaba con el ceño fruncido, como si no entendiera porque estaba abrazándolos si era el chico nuevo.

Sí, nena, los conozco y son mis amigos.

Levanté una ceja en su dirección esperando que dijera algo por esa boca tan ácida, tan en contraste con su olor dulce a vainilla y canela, sin embargo alejó la mirada con un bonito rubor en sus mejillas.

Sonreí encantado ante esa reacción.

Sarah me abrazó de nuevo.

—Nena, lo viste ayer, no puedes haberlo echado de menos —gruñó Tyler. Yo sonreí aun más.

1. Mi ÚnicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora