6| EL NUEVO CHICO NUEVO

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El lunes por la mañana me costó horrores levantarme de la cama. Me había ido muy tarde a dormir por culpa de ese libro, pero no pensaba quejarme, había merecido la pena. Caminé a toda prisa por los pasillos del instituto, odiaba llegar tarde y la campana sonó indicando el inicio de clases. A primera hora tenía literatura.

Me dirigí hacia mi asiento de siempre, al fondo de la clase, cuando noté a alguien sentado en la mesa detrás de la mía. Era un chico de cabello negro despeinado y unos ojos profundos y oscuros. Sexy. «Tan guapo que parece creado por los ángeles», recordé. Sí, este debía ser el chico nuevo del que nos habló Natalie el viernes pasado y, la verdad, no había exagerado. Aunque Victor era más atractivo.

Llevaba una camiseta negra con la frase: «Mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos» en letras blancas. Al llegar, sonreí mientras dejaba mi mochila en mi mesa. El chico levantó la mirada y sonrió también. Señalé su camiseta.

—El Padrino.

Él miró donde señalaba y abrió los ojos como platos, parecía confundido y sorprendido a la vez.

—¿Has visto esa película?

Me senté en mi silla y me giré para poder conversar con él.

—En realidad, es de El Padrino II.

—Lo es —su sonrisa creció.

—Siempre he pensado que es una frase errónea. ¿Quién quiere tener cerca a sus enemigos?

—Alguien que necesita estar al tanto de lo que sucede a su alrededor para que no le hagan daño.

—Sí, pero el que realmente tiene el poder de hacerte daño es tu amigo. Es la persona que conoce todos tus secretos, el que te quiere y a quien tú quieres. Precisamente por eso, tiene una ventaja que tus enemigos nunca tendrán. Ese poder es inmenso, y por lo tanto, puede lastimarte mucho más profundamente.

—Interesante hipótesis. Pero, lo siento, si lo dice El Padrino es verdad.

Me reí.

—Por cierto, soy Tom —extendió la mano y notando lo cálida que se sentía, la estreché con firmeza.

—Yo soy Nora —le dije con una sonrisa que esperaba que fuera amigable. Tom me devolvió la sonrisa. Sus ojos oscuros parecían contener secretos tras esa fachada tranquila—. Bienvenido a nuestro instituto.

—Gracias.

—¿Vienes de lejos?

—No, en realidad soy de bastante cerca, pero necesitaba un cambio de aires.

—Aquí tienes mucho aire, el bosque es genial para explorar y es muy tranquilo.

—Siempre me ha encantado el bosque, es uno de los pocos sitios donde puedo perderme y encontrar la paz —dijo apoyándose en la mesa.

1. Mi ÚnicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora