35. El secreto de la libreta: liberado

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El secreto de la libreta: liberado

Me siento frente a la ronda de periodistas, con mi cabello todavía húmedo del partido y mi uniforme a la miseria. Los observo a cada uno de ellos y comprendo que me desprecian, que en sus interiores no desean que yo esté aquí.

―Paris, has pasado un límite hoy ―dice una de las periodistas sentadas frente a mí―. ¿Ya te han dicho la multa...?

―No ―la interrmpo―. Y no lo harán porque saben que tengo razón. Este torneo fue un desastre y dudo mucho en regresar el año siguiente.

―Indian Wells es uno de los torneos más importantes...

―Y a mi me importa un bledo ―vuelvo a interrumpirla, mirándola de arriba abajo como si estuviera analizándola, pero en realidad solo le estoy devolviendo el mismo rostro de desprecio―. Si vinieron aquí a hacerme la villana de la película, entonces nunca más les aceptaré una puta entrevista.

Me crucé de brazos y los miré fijamente uno a uno, esperando que venga el siguiente periodista que se atreva hacerme una pregunta incómoda.

Me miran desconcertados, ya no con desagrado sino con cierto... ¿miedo?

―Paris, una pregunta más ―dice uno de ellos, casi temblando cuando me mira a los ojos―. Hubo un momento exacto donde te acercaste a Rybana y, le dijiste algo ―traga saliva, tratando de tragar su temblosa voz―. Fue la primera vez que las cámaras captaron una interacción informal entre ustedes dos, ¿Se puede saber qué le dijiste?

―Pues, que es igual a su novio... el «gran» Roger Federer ―hice comillas con mis dedos, burlándome del adjetivo―. Demasiado «perfectita» ―ironicé nuevamente con mis dedos―. Aburre, la verdad.

―¿Crees que habrías ganado el partido en caso de...?

―Mira, no lo sé ―levanté mis hombros quitándole importancia―. Nunca puedes dar por muerta a Rybana, y parecía que ella estaba dispuesta a dar el partido así que... no lo sé.

―¿La has felicitado por el embarazo?

―¿Y eso qué tiene que ver con el tenis?

Justo cuando el periodista había tomado más confianza en hacerme preguntas al escuchar mis amables respuestas, ahora pareciera que mi respuesta volvió a intimidarlo.

Otro periodista toma su lugar e interrumpe nuestra conversación para preguntar:

―¿Si sabes que Rybana recibió el trofeo por tu descalificación?

Suspiré. Por un lado, me molesta que solo me pregunten cosas de Rybana cuando yo soy la número dos del mundo y me he sacrificado mucho para llegar aquí, no es que ella es la única jugadora en este planeta... Aunque pareciera que para ellos sí lo es. Sin embargo, por el otro lado, me parece más prioritaria la molesta sensación de saber que Rybana se caga en mí y en las demás jugadoras. Ella solo mira su propio trasero y le importa poco si gana injustamente o justamente.

―No, no sabía ―finjo una sonrisa irónica―. Me fui de la cancha tan furiosa que apenas escuché al supervisor dándola por ganadora. Qué hipócrita ―y digo estas letras casi escupiéndolas con veneno.

Estoy tan, pero tan, enojada.

―¿Hipócrita?

―Sí, ella es la número uno... ―rodeo mis ojos mostrándome molesta al respecto― Y como número uno que es, como gran representante del circuito femenino, no hace nada para defendernos. Siempre las tenistas mujeres somos las más perjudicadas ante los jueces, y también con el dinero, los trofeos, los horarios... Y ella acepta todo esto como gran niña rica que es.

La número 2 del mundo (fanfic de Novak Djokovic) #3 HEUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora