La número 2 del mundo (fanfic de Novak Djokovic) #3 HEUS

XXXII: El secreto de la libreta

XXXII

El secreto de la libreta

―El otro día me probé una chaqueta de nuestro padre para ir a una ceremonia en su honor, y en el bolsillo interno...

No terminó de hablar que quitó de su bolsillo una especie de cuaderno con cerradura. La tapa es marrón y dura, y siento que la he visto antes. La tomo entre mis manos y toco el relieve, mis ojos se llenan de lágrimas y no sé por qué... Tal vez porque mi cuerpo presiente lo que hay aquí dentro.

―La abriremos juntos ―le digo y guardo el cuaderno entre mis piernas―. Después del partido de Novak.

Prince asiente con su cabeza.

No dejo de pensar en aquello mientras todos a mi alrededor festejan y se mojan con champagne. Novak está tan sonriente y alegre perdido en una ronda con familiares y amigos mientras sostiene su trofeo que ni siquiera se voltea a verme. Necesito salir de aquí.

Me asfixia pensar una y otra vez lo que sea que tiene ese cuaderno.

―Gran día, ¿Verdad? ―pregunta una voz masculina a mi lado.

Estaba a punto de decirle que no tengo ganas de hablar, justo cuando lo observo de reojo y noto que es nadie más y nadie menos que Roger Federer. Casi me caigo al suelo, todo mi cuerpo se aflojó.

―No tanto, tu perra me ganó la final ayer ―le respondo recuperando mi compostura.

Federer ríe mirando al frente, exactamente a Novak, con brillo en sus ojos... Supongo que puede saborear ese momento, ese maldito momento donde sabes que eres el mejor tenista del mundo.

―¿Y el niño es tuyo?

Roger niega con su cabeza, y su sonrisa se desvanece.

―Es de Axl Rose ―responde con la voz más ronca que hace algunos instantes―. ¿Lo conoces?

Bueno, Prince lleva varios días hablando de él. Es un tenista que está de moda, que pudo haber sido cantante en otra vida por la increíble voz que tiene, pero eligió el tenis.

―Sí ―respondo y abro mi boca sorprendida, me obligo a taparme con mi propia mano―. Lo siento... No hubiese imaginado a Rybana...

―No, nadie lo hubiese imaginado ―interrumpe no muy cómodo―. Pero no me acerqué aquí, al camarín de Novak, para hablarte de Rybana.

Y esta vez me mira a los ojos por primera vez. Mierda, no me vas a intimidar, Roger Federer.

―¿Así que viniste hasta aquí para hablar conmigo, no para felicitar a Novak?

―Exacto ―sonríe y levanta sus cejas―. Interesante cómo comenzamos a entendernos.

―Ve al punto.

―Rybana me mataría si escuchase esto, así que, tú lo mantendrás oculto y ella no debe saber que yo sé ni que tú sabes, porque ella todavía no lo sabe.

Me cruzo de brazos, intrigada.

―Se llaman «Losing Children».

―¿Disculpa?

―Y tú te llamas Katha.

Me quedé un buen rato en silencio, al igual que Roger. Él no evitó correr su mirada hasta otro lado que no sean mis ojos, pero yo no puedo dejar de observarlo... No entiendo lo que dice.

―Lo entenderás en algún momento ―dice como si leyera mis pensamientos―. Pero por cuestiones de seguridad, es todo lo que te puedo decir.

Dicho esto, me sonrió a medias y se encaminó hasta Novak para poder saludarlo.