XIX: Del odio a la rivalidad

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XIX: Del odio a la rivalidad

Maratón 3/3

Charleston Open: Semifinal

Paris Waters (N°198) VS Neimir (N°14)

―Alemana. Nadie entiende por qué es número catorce ni por qué llegó a esta semifinal, no juega tan bien. A partir del lunes serás la número 97 del mundo por haber llegado a esta ronda, pero, si ganas este torneo serás la 84. Así que concéntrate.

―Sabry, ¿Me recuerdas bajarte el número de tu sueldo?

―No te pases del límite, todavía puedo salir en busca de mejores jugadoras como Rybana.

La miré mal.

―Cariño, tú siempre serás mi alumna favorita ―respondió con cierta ironía... Pero sigo enojada.

Anoche, en una llamada telefónica con Nole, se burló de que soy como él: me enojo y gano. Nunca es bueno verme enojada.

Sin embargo, en el momento que ingresé a la cancha, supe que hoy no es mi día. No me siento presionada a ganar porque ya soy top cien y ya puedo clasificar a cualquier torneo que me disponga.

Con pocas ganas y la mente en otro lado, pierdo contra una tenista horriblemente profesional. Pero no me siento avergonzada, solo quiero irme a Serbia.

Novak está recostado justo sobre mi cuerpo, dándome varios besos suaves y tiernos mientras yo le acaricio la nuca y entrelazo mis dedos sobre su cabello suave y corto

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Novak está recostado justo sobre mi cuerpo, dándome varios besos suaves y tiernos mientras yo le acaricio la nuca y entrelazo mis dedos sobre su cabello suave y corto.

Me hace sentir su lengua chocando con la mía de manera sensual y con ritmo, cada una moviéndose de un lado a otro lentamente como si estuviesen perfectamente combinadas.

Hace más de media hora que tuvimos dos horas llenas de sexo y champagne en la cama de su departamento, pero aun así, seguimos besándonos desnudos ya sin fuerzas. Simplemente nos besamos por necesidad. Lo extrañé demasiado en el torneo de Charleston.

Cuando esos besos de lengua se convierten en besos de labios y luego de mejillas, Nole finalmente me suelta sin levantarse de mi cuerpo, y me acaricia la oreja suavemente con uno de sus dedos.

―Oí que te rendiste fácil en la semifinal del torneo.

―Quería estar aquí, contigo, no aguantaba ni un día más. Además, llegando a la semifinal logré ingresar al top cien que era todo lo que quería.

―Paris...

―Ah, y Sabry renunció. Dijo que jamás llegaré lejos.

―Yo creo que sí llegarás lejos ―sonrió―. Pero no así... No dándote por vencida solo para poder regresar y follar conmigo.

Sus palabras me pesaron un poco, pero en parte tiene razón.

―A veces eres un completo imbécil ―dije empujándolo del pecho―. Tal vez sea cierto pero ¿Por qué me lo dices así?

―Le dices «boba» a tu rival, ¿Y te molesta que yo sea honesto contigo?

―No eres el centro del mundo, Novak. No me rendí para follar contigo. Me rendí porque te extrañaba.

―Apuesto que Rybana no hace eso cuando está lejos de Federer.

Lo miré indignada, no tanto por compararme con Rybana sino por lo dicho sobre Federer.

―¿Rybana y Roger Federer...?

Novak se sienta en la cama y me mira divertido, para luego responder:

―Me contó Rafa Nadal.

―¡Oh Dios mío!

―Y todavía no se han acostado, pero Federer está muerto por ella.

Esa tarde empacamos nuestras cosas y viajamos a la Laver Cup, donde Nole se mostró incómodo con Federer y Nadal durante todo el partido y ceremonia.

La vi a Rybana a lo lejos, casi llorando de emoción cuando Roger Federer finalizó el último partido de su carrera. Me dio risa verla corriendo hasta él y abrazarlo como si fuese la única persona existente en este planeta.

―Menuda cursi ―bromeé llegando hasta Nole.

―Cada vez que hablas mal de Rybana, muere una hadita ―contestó con otra broma.

Fue bastante triste ver a Andy Murray, Roger Federer y Rafael Nadal hablando entre ellos tres y dejando de lado a Novak. Yo lo abracé y estuvimos un buen rato riendo y besuqueándonos mientras las cámaras, los fanáticos y los periodistas solo se enfocaron en ellos tres ―ah, y en Rybana de decorado atrás de ellos, por supuesto―.

Es como si quisieran humillar a Novak apropósito.

―Yo los odiaría ―dije en el oído de mi hombre, sin que nadie más escuche.

Él me tiene abrazada de la cintura y me responde en tono bajo:

―Es mejor ganarles en la cancha que odiarlos.

Nole los superó en números, y eso habla mucho más que una foto junto a ellos tres. Esa mirada me hizo replantarme mi manera de estar jugando el tenis estas últimas semanas.

Regresamos al departamento de Serbia después de dos días vacacionando en Francia, y decidí volver a llamar a Sabry.

A la primera llamada no contestó, a la segunda sí y me apuré en decir lo que tenía para decir antes de que corte:

―Sabry, lo siento mucho. Tienes razón, tengo que tomarte más en serio el tenis. Esta vez lo haré diferente, pero por favor, no me dejes.

―¿Hola? ¿Habla Paris Waters?

―La misma.

―Ah, soy la novia de Sabry, ahora te paso con ella.

Me ruboricé un poco, voy a admitirlo. Escuché a Sabry a lo lejos decir:

―Si es Paris, córtale.

La novia insistió hasta que de muy mala gana Sabry dijo en tono amargado:

―¿Qué quieres?

―Convertirte en la entrenadora de la futura número uno.

―Estás lejos de eso.

―Y tú me ayudarás a estar cerca.

Sé que le gustó escuchar mis palabras, aunque su silencio se hace largo y prolongado.

―¿Qué te hizo cambiar?

―No quiero odiar a Rybana, quiero ganarle el puesto de la próxima número uno del mundo.

La número 2 del mundo (fanfic de Novak Djokovic) #3 HEUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora