Rybana no podía creer lo que acababa de ver. Me observaba como si viniera de otro mundo.
Y no entendía por qué todos se levantaron a aplaudirme, hasta que veo la repetición en la pantalla alta del estadio... Y soy yo, bailando ballet dentro de la ca...
«El retorno del Rey» leí en cada pared pintada con aerosol o en cada canal de noticias de Australia. Aquí estamos, Novak y yo, en una limusina mientras nos dirigimos al torneo de Australia Open. Él pasó las fiestas de Navidad y Año Nuevo junto a su familia y a su hijo, y yo con Prince. Luego nos reencontramos en Australia para entrenar día y noche hasta llegar a este momento.
Sabry ya no trabaja conmigo, así que estoy sola. Incluso Novak tiene su equipo de entrenadores y médicos que lo cuidan y tratan, pero yo no... Estoy sola.
―De acuerdo, de acuerdo, te tengo uno genial.
―A ver.
―¿Por qué los patos no tienen amigos?
―¿Por qué?
―Porque son antipáticos.
Dicho esto, largó una carcajada como si hubiese sido lo más divertido que escuchó jamás. Me mantuve seria, observándolo como si fuese de otro planeta.
―Oh, vamos. Llevas meses sin reírte de mis bromas.
―Es que no dan risa.
―Antes te reías.
―Solo por amabilidad ―le sonreí sarcásticamente.
Esta vez, a él no le causó gracia.
―¿Novak?
―¿Sí?
―¿Qué tal si hacemos otra cosa? Quedan treinta minutos para llegar...
No hace falta decir más.
Novak suele estudiar las cosas cuando quiere hacer alguna de ellas, y hace no mucho, me declaró su deseo por hacerme sexo oral. Sin embargo, no estaba seguro de cómo hacerlo, así que buscó libros, informes y ha estado todo este tiempo preparándose para ser perfecto en el momento indicado.
―¿Ahora? ―levantó una de sus cejas, divertido.
―Ahora.
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Australia Open: Primera Ronda
Diyas (N°48) VS Paris Waters (N°2)
Supongo que lo debí haber supuesto. En el momento que ingresé a la cancha de techo cerrado, no encontré ni la mitad de público que encontré hace media hora cuando Novak jugó y ganó. Es increíble que los espectadores se tomen los partidos femeninos como un descanso para ir a cenar y disfrutar del afuera antes de volver a ver otro partido masculino al término del de nosotras.
De verdad, increíble.
Negué con mi cabeza decepcionada, mientras acomodo mis cosas sobre mi banco.
