XVI: Advetencias y victorias

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XVI: Advertencias y victorias 

Al siguiente torneo que me presenté fue el Abierto de Monterrey, donde disfruté mi primera vez en México. Perdí en primera ronda pero me llevé a la cama a un muchacho que conocí en la fiesta del cumpleaños de Sabry.

Luego, regresé a California ―después de tanto tiempo―, y todo allí me recordó a mi padre... Hasta el amanecer de las eternas madrugadas entrenando. Mi padre amaba California, a pesar de que vivíamos en Manhattan, y todo el tiempo intentaba agendar días libres para disfrutar el sol californiano. Le encantaba Hollywood, sobre todo.

Fue inevitable no sentir los vellos de punta cuando bajé del avión junto a mi bolso y sentí el aroma de California. Porque sí, California tiene una brisa y un aroma especial.

Se siente como casa.

Pero no vengo por cualquier motivo, no, vengo porque en dos días comienza el Indian Wells.

Es un torneo master 1000, casi tan importante y prestigioso que un Grand Slam. Tiene una duración de dos semanas y es seguido por el máster de Miami, en Florida. Es un mes muy caótico para los tenistas, porque son tres semanas sin parar y donde la mente más fuerte tiene que funcionar.

―Haremos ejercicios de respiración ―dijo Sabry mientras corríamos por un monte―. Para que tus pulmones aprendan a funcionar con más aire.

La miré aterrada.

―Indian Wells no va ser fácil, niña ―finalizó ella.

Aun así, gracias a mi victoria anterior, comencé el torneo siendo la número 209 del mundo. El torneo me invitó ―esquivando las clasificaciones― por el simple hecho de ser americana.

No tardé en llegar a la habitación del hotel, tomar el teléfono y llamar a Nole.

―¿Aló?

―¿Dónde estás? Te busqué por todo el aeropuerto.

―¿Aeropuerto? ¿Tú donde estás?

―En Indian Wells, bobo ―dije como si fuese obvio.

―Ah. No... Me rechazaron la visa.

―¿Qué?

―No me vacuné contra el Covid. Entonces, ya sabes, no me dejan ingresar a Estados Unidos.

Los torneos no se sienten bien sin Novak dando vueltas alrededor mío. Todo toma sentido y color cuando él está cerca. De hecho, no es coincidencia que en los únicos torneos que llego alto, son en los que él está a mi lado.

―No es justo ―me senté en la silla frente al televisor―. No es justo.

―Tampoco creo que sea justo. Me tratan como un criminal solo porque no quiero vacunarme. Mi cuerpo es mi cuerpo, ¿Por qué alguien tendría que obligarme a hacer lo contrario de lo que yo decido?

Suspiré y contesté:

―Bueno, ¿Qué quieres que haga? ¿Qué le ponga un arma en la cabeza al presidente?

Novak rio, como si fuese una broma, pero estoy hablando en serio. Soy capaz de cualquier cosa por él.

―Creo que... Con que ganes el partido de mañana, estará bien.

―Ja, la veo difícil. Paula Badosa.

―Ja, la veo fácil ―dice con un tono divertido―. Entrena mucho, no dejes sin aire a tus músculos, hidrátate a partir de hoy, y sé inteligente a la hora de elegir tus tiros.

―De acuerdo.

Hablamos un rato más, hasta que él bostezó y sentí que lo estaba aburriendo, así que nos despedimos. Luego googlé la hora en Serbia, y era prácticamente madrugada. Novak nunca se desvela porque eso puede variar en su alimentación ―y por lo tanto, en su juego―, pero lo hizo por mí.

La número 2 del mundo (fanfic de Novak Djokovic) #3 HEUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora