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El fin de semana llegó y eso quería decir que la invitación a casa de las Lombardi era hoy. Papá no estaba muy contento con ir, pero mamá se encargo de hacerle ver que ellas eran como sus otras hijas y que sin importar nuestros errores ellos estarían ahí apoyándonos como cualquier padre.

—Papi…

—Ya hablaré con ella, es entre ella y yo ¿de acuerdo? —asentí. Ya era algo que ellos tenían que hablar y debía aceptar que no podía meterme más en eso.

Caminamos hasta su casa y en la entrada nos encontramos con Giovanna, no esperaba que ella estuviera aquí hoy, pero supongo que Edu no pudo evitar no invitarla.

—Buongiorno. —saludó cuando me vio. Tocamos la puerta y fue Elionor quien nos abrió la puerta.

—Pasen, Edu ya esta comenzando con la carne. —¿una carne asada? Ella quería hacer feliz a mi papá. —Señor, ya la espera en la parrilla. —ese era el plan poder hablar con él tranquilamente.

Seguimos a Elionor hasta la cocina y mamá se ofreció para hacer la ensalada y también para preparar un pequeño postre. Qué no fue necesario porque Elionor ya tenía todo listo.

—Oltre ad essere bella, eccellente cuoca. —dijo Gionvanna qué estaba sentada en la barra. —¿Sé conocen hace mucho?

—Desde hace diez años. —respondió mamá. —¿Hace mucho que las conoces?

—A amore mio desde…

—¿A quien? —pregunte porque es la segunda vez que le llama así.

—Cierto, disculpa. A Edurne desde que eramos niñas crecimos juntas en Taranto, bueno, originalmente nos conocimos en Bari. —comenzó a relatar. —En el sureste de Italia. —especifico al ver nuestra expresión de no saber de donde hablaba. —Crecimos juntas y a bella la conocí en persona apenas hace unos días. —señaló a Elionor. —Edurne siempre me habló de ustedes pero no había tenido oportunidad de visitarlos y cuando ella va a Bari solo es por uno o dos días.

Seguimos conversando sobre nuestros labores en el día a día y me di cuenta de que Giovanna es muy similar a Edurne al hablar sobre sus actividades, solo nos deja conocer lo que ella quiere. También me di cuenta de que le ponía especial atención a Elionor, le hablaba en italiano y ninguna entendía mucho de lo que decía.

Luego de un largo tiempo, no pude evitar ver a papá y a Edu desde la puertas de cristal, parecían tener una platica tranquila pero la incertidumbre me estaba matando y decidí ir con ellos.

—Hola. —me acerque a papá. —¿Todo bien? —pregunte mirando primero a papá y luego a Edu.

—Si, le comentaba a Edurne qué hace poco recibimos una denuncia por negligencia de un doctor en el hospital y me estaba hablando acerca de eso. —Papá estaba muy cómodo con ella, me confundía su actitud. —Le decía que el departamento legal se estaba haciendo cargo pero hace unos días nuevamente llego otra en contra del mismo doctor y el asunto se le está complicando.

—Si lo ve necesario, no dude en llamarme y me puedo hacer cargo de eso. —dijo Edu mientras volteaba un trozo de carne. —Somos familia y estamos para ayudarnos.

—Muy cierto, hija. —le dijo y tomó la carne que ya estaba lista para llevarla dentro.

—¿Todo bien? —le pregunte ahora directamente a Edu.

—Si, ojitos. —siguió en lo que hacía sin decir más.

—¿Edu?

—Le aclare que no estoy jugando contigo, me hizo un largo interrogatorio. —suspiro antes de seguir. —Digno de un abogado, ojitos. Me dijo que aceptaba qué estuviéramos juntas, pero que si por algún motivo te veía triste o llorando por mi culpa lo lamentaria, nada de que preocuparse. —eso fue un resumen de lo mucho que estoy segura le dijo papá.

—Edu…

—No te disculpes, ya te dije que me pongo en su lugar y mi reacción sin duda sería la misma.

Cuando terminaron con la carne, nos acomodamos en la mesa para comenzar a comer. Y la verdad Edu y Elionor se lucieron en preparar la comida, estoy casi segura de que Edu exagero un poco en la atenciones para con papá. Antes de venir veía a papá sin muchos ánimos, pero después de su conversación es como si todo quedará en el olvido, la convivencia fue cómoda y no hubo malos comentarios por parte de papá como creía.

—Señores, este es un día importante para ustedes… —comenzó Edu y se puso de pie. —Quiero felicitarlos por cumplir un año más juntos, me emociona mucho el conocer un matrimonio tan sólido con el de ustedes. Pero me emociona más ser parte de su familia, no me queda más que darles las gracias por aceptar a mi hermana y a mi como parte de ustedes. —fijo su mirada en mi antes de seguir. —Gracias también por permitirme ser parte de la vida de Majo, ella es importante para mi y si antes no lo había demostrado fue por la confianza que ustedes depositaron en mi, no quería que se sintieran traicionados al creer que estaba con ella por juego. La quiero y me hace feliz qué ustedes me acepten. Esperó qué mi detalle les guste y por favor no se atrevan a querer regresarlo. —reímos porque el año pasado les regalo un viaje por Europa y aunque al principio se negaron, terminaron aceptando porque Edu insistió en que un regalo dado no se regresa.

Le tendió una caja a cada uno, el primer en abrirlo fue papá y de esta saco un muy bonito reloj qué hacia juego con el de mamá. Edu siempre sabe que regalar.

—Edurne, no debiste. —mamá fue la primera en hablar.

—Sé que no, pero soy fan de su matrimonio… —su mirada nuevamente se posó en mi. —Y algún día me gustaría tener uno tan fuerte como el de ustedes.

—Lo tendrás corazón, todas ustedes lo tendrán. —se levantó y la primera en abrazar fue a Edurne y luego a nosotras.

La celebración llego a su fin y con ello comenzaron las despedidas, quería quedarme con Edu, pero sabia que papá no me dejaría y menos mamá.

—¿Quieres quedarte? —preguntó mamá mientras veíamos como Edu se despedía de papá.

—Si, pero sé que no me dejarán. —No quería discutir después de un lindo día.

—Quédate, yo me encargo de tu papá. —dijo y rápidamente me gire en su dirección.

—¿Hablas en serio?

—Si, además tu padre y yo tenemos libres estos días y debemos aprovecharlos para festejar nuestro aniversario como se debe. —la insinuación de mamá me provocó una enorme carcajada qué atrajo la mirada de los demás presentes.

—Eres única, mamá. —mis padres se dijeron algo en susurros y sin más papá se acercó y dejó un beso en mi frente.

—Cuidate, no quiero nietos pronto. —dijo bromeando.

—Sabes que eso no sucederá.

Se fueron y en la casa quedamos, Edurne, Elionor, Giovanna qué no se quería ir y yo. Mañana era domingo y podíamos desvelarnos hasta tarde, decidimos ver una película y mientras Eli y Giovanna la elegían, Edu y yo fuimos a preparar las palomitas.

—Gracias. —susurre cuando me abrazó por la espalda.

—No tienes nada que agradecer, quería hacerlo y cuando sale del corazón no se tienen que dar las gracias. —dejó un beso en mi mejilla. —No te lo había dicho, pero hoy estas muy hermosa. —mis mejillas se tornaron rojas, nunca imagine que ella me diría este tipo de cosas, es más, estas situaciones solo sucedían en mis sueños. —Te quiero, ojitos.

—También te quiero, mi Edu.

—¿Tuya? —preguntó con una enorme sonrisa cuando me gire y pase mis manos por sus hombros.

—Si, mía. —¿de donde salio esta confianza? —Porque eres mi novia. —unimos nuestros labios en un profundo beso antes de seguir con las palomitas. Cuando volvimos con las chicas, Giovanna tenía una mejilla demasiado roja y Eli estaba en el otro extremo del sofá. Ya le preguntaría cuando estuviésemos a solas.

La película paso sin mayor inconveniente y al terminar, Elionor se fue sin decir nada a su habitación, Giovanna también se fue a la habitación de invitados y nosotras a la de Edurne.

R.

Mi Secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora