Edurne.
Ver nuevamente a mi hermanita con las pesadillas fue un golpe de la realidad qué intentamos dejar atrás, aún sentía que no había hecho suficiente para protegerla antes, venir por ella y llevarla conmigo antes. Pero una vez más llegue tarde.
—Hola. —entró Gio a mi oficina. Ruth sabe que ella puede entrar sin ser anunciada. —¿Podemos hablar? —sabe que lo que hizo con Eli estuvo mal y a pesar de que no quería dejarla cerca de mi niña, debía hacerlo porque Eli me lo pidió.
—¿Qué vas a decir? ¿Qué lo olvidaste? ¿Qué no era tu intención? —pregunte levantándome de mi silla y me quede cerca de las ventanas. —Día tras día, llamada tras llamada te contaba lo que me pedía que hiciera… Elionor no se cansaba de pedirme que viniera por ella… qué la sacara de ese sufrimiento. Tú mejor que nadie sabe todo lo que esos malditos le hicieron.
—Si, Edu. Lo sé perfectamente y eso solo hace que los quiera ver de nuevo para hacerles lo mismo, sabes tan bien como yo que deben de sufrir más —Por primera vez en mi vida vi en ella arrepentimiento por lo que hizo con Eli. —Pero el verla tan bien… tan libre, tan confiada que me hizo olvidar todo lo que me contabas cuando te lo decía. —era sincera y sabia que se no fue su intención lastimar a Eli. —Cuando nos reencontramos aquí, me preguntaste cuanto tiempo me quedaría y te dije que al conocer esa belleza mi tiempo sería indefinido.
—Lo recuerdo y te deje claro que Majo es mía. —No quería sonar posesiva, pero simplemente no pude evitarlo.
—No lo decía por Majo, lo decía por Elionor. —No lo soporte y me acerco peligrosamente a ella. —Edurne detente qué sabes tan bien como yo que si comenzamos una pelea aquí, ambas podemos terminar muertas. —me frene porque tenía razón, ambas tenemos el mismo entrenamiento y ninguna perdona en una batalla cuerpo a cuerpo. —Llevó tres semanas aquí y todo lo que hago cuando estoy cerca es observarla y no me canso de hacerlo. No planeaba quedarme pero conocerla lo cambio todo, no quiero que pienses que voy a jugar con ella. —entre ella y yo no había secretos, me decía la verdad pero mi amor por Eli me nubla. —Ayer cuando pidió hablar conmigo su primera pregunta fue ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me usaste?
—Ella no puede volver a encerrarse… sabes los años que nos costó para que ella siquiera saliera al jardín. —dije recordando esos días de tormenta, donde parecía que el sol nunca haría su aparición.
—Edu, entiendo como te sientes porque el que ella pensará qué la use me rompió el corazón… lo único que provocó fue querer abrazarla y protegerlas de todos los malditos qué hay afuera… qué nadie se atreva siquiera a mirarla. —en una sola noche Gio vio que mi niña aún es frágil. —Y tan solo pensar eso me dio miedo… porque así como la quiero proteger la quiero conmigo… pero cuando se entere que tengo las manos llenas de sangre la perdería y si me encariño más con ella, me va a romper el corazón el no tenerla a mi lado. —Gio esta más que interesada en mi hermana. —No voy a entrar a su vida para hacerla un caos, para tener que estar siempre pendiente de su seguridad… simplemente no puedo exponerla al peligro de lo que somos.
Maldita sea, no pensé en eso cuando acepte exponer mis sentimientos a Majo. Ella ahora mismo podría tener un blanco en la espalda y eso sería completamente mi culpa.
—Majo. —susurre. —Ella corre peligro estando conmigo…
—¿Ella no sabe nada? —preguntó y negué.
—¿Qué no sabe? —preguntó Elionor entrando a la oficina.
Tanto Gio como yo nos quedamos en silencio sin saber que decir, mi Eli no puede saber nada. Ella es un alma pura y no debe de mancharse con mi maldad.
—Que…
—No me mientas. —me advirtió. Pero tampoco quería decirle la verdad.
—Eli… —justo cuando iba a comenzar a hablar se comenzó a escuchar un alboroto fuera de la oficina, salimos corriendo y en la recepción se encontraba un hombre creando un alboroto.
—Es él último. —susurró Gio antes de acercarnos completamente. El hombre reconoció a Gio entre la multitud y se acercó casi corriendo.
—Tu… —señaló a Gio. —Arruinaste mi vida. —Y sucedió lo que no esperaba, sacó un arma de la espalda y nos apunto. —No sabes como te odio ¡Maldita! —gritó agitando la pistola.
—No te conozco y será mejor que te retires si no quieres que llame a la policía. —respondió Gio muy segura de sus palabras, mantuve la calma a su lado porque no era el primero que nos apuntaba de muerte.
—¡Llamala! Y explicale lo que me hiciste. —Majo también se acercó y vi preocupación en sus ojos por la situación en la que nos encontrábamos.
—No te hice nada porque no sé quien eres. —dijo Gio sin perder la calma. El tipo realmente fue duro hace dos noches, debí dejarlo más tiempo con sus verdugos.
—¡¡¿Qué no sabes quien soy?!! —repitió con un fuerte grito. —No reconoces esto. —levanto su playera y debo de reconocer qué si me pase un poco con la fuerza, las letras quedaron muy gruesas y aún no terminaba de sanar, pero también él no cooperó al no dejar de moverse cuando se lo pedí amablemente.
—Vamos lo acompaño a la salida. —me acerque para llevarlo a la puerta. —Seguro la confunde, porque de verdad que no sabe quién es usted. —mis palabras fueron tan convincente qué no se resistió y lo lleve hasta el elevador donde ya venían los de seguridad. —No olvides quien te marco, porque te volverán a usar como lo hiciste con esas mujeres. —le susurre antes de entregarlo con los hombres de seguridad.
No dijo nada porque sabía que lo buscaría y esta vez no lo dejaría salir de su habitación rosa, camine de regreso a mi oficina en el camino vi como Gio estaba abrazando a Eli, seguro le recordó los gritos de Stepania y de Paulo. Pero lo que más le tuvo que afectar era la palabra en el cuerpo del hombre.
—Llévala a casa, estará mejor allá. —le pedí y asintió. —Encuentralo, parece que no entendió a la primera. —le susurre cuando Eli fue a buscar sus cosas. Asintió y siguió a Elionor para irse a casa.
Me quede en mi oficina porque sabía que en cualquier momento llegaría Majo para hablar sobre esa situación y no me equivocaba, a los pocos minutos entró.
—¿Quien era ese tipo? —estaba molesta y con solo escucharla podía confirmarlo. —¿Quien eres?
Llegó el momento que tanto temía, hablarle de quien soy y que hago. Llegó el momento de ser honesta con ella, es posible que la pierda pero fue un riesgo que asumí al nunca hablarle de lo que hay detrás la respetable abogada qué soy.
R.
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Mi Secreto.
RomanceMaría José y Edurne amigas desde hace años, cambios con los años pero dentro de Majo los sentimientos son cada vez más claros al igual que Edu. Edurne exitosa abogada con un futuro sin duda brillante, con los objetivos claros y los sentimientos por...