Elionor.
Acepte que Edurne es una mafiosa y que lo sea en parte es mi culpa, así que no pude reclamarle nada, solo pedirle o mejor dicho, suplicarle qué lo dejara y se centrara únicamente en la firma pero era evidente qué no podía. No podía hacer más que pedirle que se cuidara y también le pedí a Giovanna qué la cuidarán, que ambas lo hicieran.
Creí que Edurne no cumpliría su promesa de llevarme con Paulo y Stepania, la verdad comenzaba a pedirle a Giovanna qué lo hiciera pero ella se negaba alegando qué no era su asunto y que eso debía de resolverlo con Edurne. El día había llegado y para mi sorpresa Majo venía con nosotras, había entendido que Edurne no la quería involucrar más de lo debido para protegerla pero aquí vamos.
—¿Estás bien? —preguntó Edurne cuando estacionamos afuera del edificio.
—Si, vamos por favor. —pedí y las cuatro salimos del auto.
Giovanna entrelazo nuestras manos y comenzamos nuestro caminos. Soy una sobreviviente, me repetía una y otra vez mientras seguíamos caminando. Entramos al ascensor, Majo y Edurne iban en silencio y también tomadas de la mano, no los soporte más y me abrace a Gio. Nuestra relación se hizo más fuerte desde que volvió de Italia y el que ahora prácticamente se la viva en mi casa nos ha hecho inseparables. Edurne entendió que necesitaba un momento y al salir del ascensor se adelantó junto a Majo.
—¿Todo bien, bambina? —preguntó con amor.
—Solo necesito tomar valor.
—Lo tienes, eres valiente, eres fuerte, eres luz, eres amor y ellos no son nada, nunca lo fueron y ahora menos. —asentí a cada una de sus palabras antes de volver a abrazarla. —Si necesitas más tiempo podemos ir a mi oficina. —ofreció y negué porque si íbamos me acorbadaria y ya no querré verlos.
—Gracias amore mio. —le aprendí esas palabras del italiano y a ella le encanta que se las diga. —Vamos.
Me llevó en la misma dirección en la que Edurne fue y la encontramos afuera de una puerta negra, en realidad todas las puertas eran negras, esta tenía el número 5.
—Es Stepania, creí que querrías verla a ella primero. —asentí y apreté la mano de Gio. Entramos y la mujer no era la misma que recordaba, su pelo negro era más corto y podía ver algunas canas resaltando en el, su rostro estaba completamente apagado y tenía unas enormes ojeras bajo sus ojos.
—Stepania. —la llame cuando estuvimos dentro. Su ojos se posaron en mi y después de varios segundo comprendió quien era y se tiro de rodillas frente a mi.
—Perdóname por favor. —comenzó a suplicar, busque la mirada de Edurne y ella negó. —Fui una mala madre y me arrepiento totalmente de lo que hice, ya entendí que no debí usarte pero por favor perdóname. —Esas últimas palabras me hicieron entender que ella no ha cambiado y solo quiere salvar su vida.
—¿Cuanto lleva aquí? —le pregunte a Edurne.
—Diez años. —vi como Majo abrazó a Edurne por la cintura y me di cuenta que era momento de cerrar este ciclo en mi vida.
Un ciclo qué me dejo muchas cicatrices y traumas, creí que era una niña manchada, usada y ultrajada. Pero ahora soy una mujer que renació de las sombras, que encontró el camino gracias a estas tres mujeres que me acompañan. Edurne lucho a mi lado contra mis monstruos, contra mis traumas, contra la oscuridad qué me estaba consumiendo y muchas veces lucho contra mi misma, porque aunque me cueste aceptarlo yo misma quería apagarme para dejar esta vida llena de sufrimiento y pesadillas. Majo se convirtió en mi esperanza sin saberlo, su compañía era luz en mis días de tormenta, su energía era la mía cuando no tenia las ganas de seguir viviendo, se hizo mi amiga y no solo eso, porque sin saberlo lucho a mi lado para dejar la soledad qué vivía día tras día en casa, porque sin importar que estuviera acompañada de Edurne me seguía sintiendo abandonada y una ruina qué no debía siquiera ver. En cuanto a Giovanna, ella llego para mostrarme que me pueden amar sin importar mi pasado, el daño que me hicieron y que ella es incondicional a mi, me muestra todos los días que merezco ser amada por quien soy y por lo que he superado, que no estoy rota, ni daña, ni mucho menos sucia. Creía haber entendido eso hace mucho tiempo pero Giovanna me ha mostrado con amor que yo aún me percibía como alguien indigna, su amor me ha hecho darme cuenta que necesitaba esto y que nunca más debo sentirme así. Soy fuerte y merezco todo el amor de las personas que me rodean.
—Nunca vas a cambiar. —volví la mirada a Stepania. —No te arrepientes y dices todo esto para que le pida a Edurne qué te deje libre, pero eso no va a suceder. —me puse a la misma altura de ella. —Mereces vivir todo el maldito daño que me causaste, porque tu misma dejabas qué me tocarán y abusaran de mi, nunca te importo qué fuera tu hija porque solo era tu moneda de cambio. Tu infierno será más largo y prolongado porque lo mereces, yo no te pedí venir al mundo y ahora no tienes derecho a suplicar por tu muerte. —me volví a enderezar antes de terminar. —Disfruta tu estadía aquí, que sé muy bien lo mucho que lo disfrutas. —dije con sarcasmo. Salí con Giovanna detrás de mi qué me abrazó fuerte cuando estuve por derrumbarme.
—Eres muy valiente, mi niña bonita. —sentí los brazos de Edurne también rodearme. —Te amo, mi bebé.
Edurne me ha cuidado mejor que esa mujer que se decía ser mi madre, Edurne es la única figura materna qué tengo en esta vida y siempre será así, la amo y ella es mi madre.
—Te amo. —me separe de los brazos de Giovanna y me arroje a Edurne. —También te amo. —no sentí correcto decirle mamá pero quería hacerlo desde los fondo de mi corazón.
Esperamos largos minutos a que me calmara un poco y luego fuimos a la habitación de Paulo qué tenía el número 18.
—Paulo. —habló Edurne qué se puso delante de mi. Se levantó de la cama y al verme también tardó en entender quien era.
—La peque… —No termino porque Edurne lo golpeó fuerte en el rostro haciendo que terminará en el piso.
—Déjalo, quiero escuchar qué tiene que decir de mi. —le pedí a Edurne y se hizo a un lado, pero de inmediato Giovanna se puso delante de mi, la tome de la mano y entendió que era entre Paulo y yo.
—¿Qué ibas a decir? —le pregunte sin titubear. Miró a Edurne antes de hablar y ahora fui yo quien pateó su rostro. —No pidas su permiso y habla.
—La pequeña zorra de Stepania. —soltó son rabia. —La putita para nuestros vicios. —soltó con burla y sentí la rabia acumularse dentro de mi.
—Es gracioso ¿no crees? —dije mientras me ponía a la misma altura que él. Negó y seguí. —Que ahora la zorra seas tú. —iba a levantarse pero rápidamente Giovanna lo mantuvo lejos de mi. Le agradecí porque no sabría como reaccionar si me atacará ahora. —Por lo que he escuchado eres muy bueno en tu trabajo.
—¡Eres una maldita! —le gritó a Edurne.
—¿Creías que no lo sabría? Que estúpido eres. —estaba forcejeando con Giovanna para que lo soltara, pero estaba en mala posición para siquiera hacerla sudar. —Con los diez años sirviendo como prostituta ya deberías de tener un nombre de mujer no crees. —me sentía extrañamente furica y no sabía exactamente de donde salia todo esto. —Pero no eres ni hombre ni mujer solo una cosa que los demás usan para su placer. —volví a reírme y Edurne se acercó a mi para pedirme que parará. —Justo como tu lo hacías, ¿qué se siente ser el juguete de otros?
—¡Te voy a matar, Elionor! —gritó desde el piso.
—Inténtalo y lo único que conseguirás es tener marcas en tu cuerpo. —dijo Giovanna.
—¿Donde quedó tu hombría, Paulo? —pregunte mientras pisaba su mano izquierda que estaba cerca de mi. —Porque ahora mismo solo veo a un intentó de hombre, una cosa que ni siquiera merece ese título. —Edurne me tomó de la cintura para alejarme pero no lo permití. —Disfruta tus noches Paulo, porque es lo único que tendrás hasta el final de tus días.
—¡Juro que te voy a matar, maldita! —Giovanna lo sometió y lo dejo inconsciente.
Aún tenía tanto enojo contra él qué quería volver a esa habitación y seguir hiriendo su ego, ese ego que estaba centrado en su hombría y ahora no tiene nada que presumir.
—¿Elionor? —preguntó Eduerne cuando entramos a su oficina.
—Esty bien. —fue lo único que dije.
Las escuchaba hablar pero no podía ser participé de una conversación en la que no estaba presente. Ese enojo y resentimiento contra Paulo finalmente salio a flote cuando lo vi tan miserable, queriendo hacerme daño con palabras, pero ya no tenia ese poder porque le demostré qué ahora yo tenía el poder sobre mi y si se lo pido a Edurne seguramente lo tendría sobre él. Paulo no es nadie y nunca más lo será.
Maratón sorpresa. Disfruten.
R.
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Mi Secreto.
RomanceMaría José y Edurne amigas desde hace años, cambios con los años pero dentro de Majo los sentimientos son cada vez más claros al igual que Edu. Edurne exitosa abogada con un futuro sin duda brillante, con los objetivos claros y los sentimientos por...