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Me quede sentada en el piso al pie de mi cama, porque ver como la mujer que amo me tiene miedo es mil veces peor que recibir una bala. Me levante para irme de este lugar, no podía estas más aquí, solo veía su miedo al decirle quien soy. Salí de la casa y antes de llegar a mi departamento en el centro de la ciudad pase a buscar una botella de vodka, algo que me dejaron mis años en Rusia fue ver que era la bebida preferida para beber. No había perdido completamente la relación con la Bratva porque al ser la hija adoptiva de Maxim y Ekaterina tenía un lugar en la mesa de la organización. Claro que ese puesto lo usó siempre para mantener buenas relaciones entre ambas parte, principalmente para el buen funcionamiento del negocio de las armas qué era el de más beneficios para la SCU.

Llegue y lo primero que hice fue comenzar a beber, sin percatarme de la presencia de Gio qué estaba cómodamente sentada en la barra de la cocina.

—¿Todo bien? —preguntó sin moverse y yo tampoco lo hice, solo me quede sentada en el suelo de la sala.

—No. —fue todo lo que dije para después beber directamente de la botella.

—Edu, ¿qué paso? —preguntó sentándose en el sofá frente a mi.

—Paso,  que se lo dije… —comencé a decirle en voz baja, dudando qué me escuchará. —Le dije que soy una mafiosa…

—¿Por qué se lo dijiste? —veía preocupación en su mirada y también algo de inquietud por las posibles represalias si Majo hablaba con alguien más de mi secreto.

—La estúpida de Kate me envió mensajes sobre la caza de ayer al teléfono que uso parael negocio, Majo los leyó y no fui capaz de seguir mintiendo… solo le conté mi historia y quien soy realmente. —mi lágrimas rodaban libremente por mi rostro, no la quería perder pero también sabía que sería inevitable al saber de mi. Estuve en la gloria, fui feliz por solo unas semanas y ahora nuevamente me encuentro en el infierno de lo que oculto en mi doble vida, ¿qué quería, ser feliz con ella mientras le mentía? ¿Ocultar siempre mi doble vida? Qué tonta e ingenua fui al creer que Majo aceptaría qué soy una mafiosa. —Le hable de la Bratva y de la SCU, ella me tiene miedo y quiero entenderla… la entiendo. —corregí. —Entiendo su miedo al estar conmigo, soy una asesina… tengo las manos manchadas de sangre de… —resople y volví a beber de la botella. —Personas que lo merecían… porque nunca he matado a nadie inocente, solo hago justicia donde la ley no cumple al proteger a las personas. Pero desde los ojos de la persona que amo, soy una mierda de persona.

—Edu…

—No voy a poder estar con ella, Majo es la persona más pura y limpia qué he conocido… es la luz qué necesitaba en mi vida, la tuve durante unos días y ahora… todo vuelve a ser oscuridad. —Gio solo me miraba sin decir nada, aunque sabía que estaba aquí por algo. —Vuelvo a estar en mi infierno de vida.

Seguí bebiendo hasta que la primera botella se termino, luego fueron dos y sin recordar más desperté en mi cama. Una cama qué de ahora en más siempre permanecerá vicia porque soy un peligro para la persona que decida amar. Me levante y me di una ducha fría, me sentía mal física y emocionalmente, me dolía el corazón porque Majo no iba a volver. Me dolía perder a la luz de mi infierno.

—Prepare el desayuno. —dijo Gio mientras servía café para ambas. —¿Como te sientes?

—Lo mejor que se puede sentir después de perder a quien amo… —limpié una lágrima traicionera. —Espere diez malditos años para estar con ella y cuando por fin sentía que podía ser feliz, mi infierno llegó para incendiar todo a su paso.

—Nuestro infierno no deberían de representar quienes somos y que queremos. —dijo sentándose a mi lado. —Porque si las queremos debemos de luchar por ellas.

Mi Secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora