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No era la primera vez que dormía en esta casa, pero sin duda si era la primera vez que dormía en la misma habitación que Edu.

—¿Ojitos? —llamó Edu desde la puerta del vestidor.

—¿Si? —me perdí en mis pensamientos y no me di cuenta que me estaba hablando.

—Que puedes tomar cualquier pijama y ¿Cual lado prefieres? —preguntó sin despegar su mirada de mi. No me molestaba solo seguía sin poder creer que ahora toda su atención era mía.

—Gracias y el que sea esta perfecto. —intente pasar a un lado de ella, pero me atrapó entre sus brazos y me escondí entre su pecho y su cuello.

—¿Qué pasa por tu cabecita?

—Nada. —inicie un pequeño beso y segundo después me aleje para cambiarme y hacer mi higiene nocturno, Edu dijo que podía tomar lo que necesitará.

Esta noche si era diferente a las otras, pero Edu en todo momento priorizo mi comodidad y fue en exceso respetuosa, se me hacía la personas más tierna del mundo con estos gestos.

—Descansa ojitos. —susurró contra mi cabeza. Acomode mi cabeza sobre su pecho y sus brazos me tenían enrollada, me sentía protegida.

—Descansa, rayito.

El día fue agotador y en cuestión de minutos caí rendida, no sabía cuanto tiempo había pasado cuando se escuchó un fuerte grito en toda la casa. Edu salió corriendo y rápidamente salí detrás de ella.

Era Elionor.

—¿Eli? —Antes de entrar se quedó estática, solo abrió la puerta pero no entró. Me quede a escasos metros de ella y también vi a Giovanna aparecer. —¿Mi niña bonita?

—¡Edurne! —volvió a gritar y fue cuando Edu levantó las manos. —Edu… —finalmente dio un paso dentro de la habitación, pero se giro en nuestra dirección.

—No entren. —nos pidió y nos quedamos en nuestro lugar, Giovanna se acercó e inconscientemente hice lo mismo. Elionor estaba totalmente echa bolita entre los brazos de Edu, estaban hablando pero solo ellas podían escucharse.

Tras varios minutos de espera, que se sintieron eternos, Edu salió pero no tenía buena cara y se fue en contra de Giovanna.

—¡¿Por qué mierda lo hiciste?! —no entendía porque le estaba reclamando ahora. La tomó del cuello de la pijama y la estampó contra la pared. —Sabes su historia, sabes cuanto nos ha costado lidiar con eso malditos monstruos.

—Lo siento…

—¡No, carajo! —vi como cerró sus puños y por un momento creí que le iba a pegar. Edu se dejo caer de rodillas frente a ella y Giovanna se inclino para abrazarla. —Íbamos tan bien… salió de casa… me dejaba cruzar su límite, tuve que esperar otra vez… lo arruinaste…

—Perdonami, pensavo che tutto andasse bene, che lei... sembra così bella che ho dimenticato... davvero non volevo cambiare. —No entendí que dijo y Edu seguía en la misma posición.

—Vuole parlare con te, ma al suo limite. Non entrare a meno che Elionor non ti lasci, ok? —Giovanna asintió y finalmente Edu se puso de pie.

—Eli… mi niña bonita. —volvió a decir ese mote. —Esta aquí y lo hará desde el límite ¿vale? —Elionor se acercó a la puerta y se sentó justo en la entrada. —Puedes sentarte, pero no intentes tocarla. Eli, voy a estar cerca si me necesitas grita. —Elionor no despegaba la mirada del piso y solo asintió.

Edu me llevó de nuevo a su habitación y nos sentamos en el sofá qué estaba enfrente de la cama.

—Llegó la hora. —dijo y su mirada estaba clavada en el piso. —Tenía yo quince años cuando hable por primera vez con Elionor, tenía casi nueve años y ya había sufrido demasiado. Yo pase por esos maltratos por cuatro años y ella ya llevaba nueve… tuvo que soportar tres años más porque yo aún no era capaz de venir por ella.

Mi Secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora