Segundo libro
Primero: mi dulce karma
Luna Hell la pequeña hija de Charlotte y Lucas, líder de la mafia.
Está joven cumple el rol más importante de esta historia, la protagonista que tendrá que estar del bando contrario de su padre para lograr un o...
— ¿Por qué no quieres la fiesta?- me vio con confusión- se supone que te voy a heredar el mando en ese momento.
— no es que no quiera esa fiesta, papá- pase mis dedos por mi cabello- solo quiero que mamá ya esté para que ella esté presente.
— el plan completo ya está ¿no?
— si.
— pues prepara todo para sacar a tu madre de ese lugar.
— ¿Que vas a hacer tu después de darme el mando a mi?
Durante mucho tiempo había tenido ese duda.
— supongo que cómo ya estaré retirado- penso- me iré con tu madre y tu hermana a un lugar tranquilo para pasar lo que me queda de vida en paz... O más o menos.
— ¿Vida en paz?- lo ví incrédula.
— o tal vez este entre las sombras para ayudarte con lo que necesites- sonrió- no estoy tan viejo.
Me reí un poco, su cabello negro ya se estaba poniendo blanco de las partes de enfrente, solo un poco pero se notaba.
— bueno, supongo que ya tendré que llevar las riendas de esta organización hecha por mi abuelo.
— si- se levantó de su silla y se acercó a mi por detrás poniendo sus manos en mis hombros- no tengas miedo... Eres una mujer decidida y valiente que puede lograr lo que se proponga, puedes ser la dueña del mundo si es que quieres.
— gracias papá.
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Recojo mi cabello en una pequeña colita ya que era corto.
— los blancos están en su lugar, señorita- Leon estaba caminando hacia mi.
— gracias- cargue mi arma.
Tenía entrenamiento con Leon mientras mi padre se ocupaba de sus cosas.
En una base de madera estaban puestas botellas vacías de bebida, vino, tequila o simplemente latas que me servían cómo blanco.
— ¿cuántas son?- apunte a una de vino.
— son 20, trate de no desperdiciar balas.
— entendido- empecé a disparar intentando mantener una buena puntería.
Aparte de ser mi entrenamiento era para desestresarme un poco, la concentración hacia que lo demás se de pareciera despejando mi mente.
— ¡sabes!- una voz de un chico- tengo miedo de ti aveces.
Baje la arma con una sonrisa en el rostro al reconocer la voz, Matteo.
De inmediato mi mente me recordó el beso que había dado el día de mi cumpleaños.
— lo siento- me separé de el con las mejillas completamente rojas- lo siento, lo hice sin pensar.
La emoción me había ganado y había arrebatado un beso de los labios de mi mejor amigo.
Pero... Me gustos.
Matteo estaba en shock sin decir alguna palabra.
<<¿Le gustó?>>
— ¿Estás ocupada?- Sonrió.
Estaba vestido con traje, carajo mis mejillas estaban de color rojo... Lo sentía.
— solo estoy entrenando- trate de no hacer contacto visual- ¿Por qué estás vestido de traje?
— fui a una reunión importante de negocios- se quito el saco y acortó las mangas de su camisa.
<<Se ve... Tan>>
Interrumpió mis pensamientos cuando agarro otra arma y empezó a pegarle a las botellas.
— Leon, puedes dejarnos solos un momento- me senté.
— claro señorita- se comenzó a ir.
Matteo me vio.
— ey~- dejo el arma a un lado- ¿Te pasa algo?
— no, estoy bien- maldita sea me sentía demasiado tonta al estar viendo con ojos de amor a Matteo, pero no lo pude evitar.
— ¿Es por lo del beso del otro día?- se agachó para estar a mi altura y verme a la cara- lo siento si es por eso.
— no tienes porque disculparte, fue mi impulso no el tuyo.
— me refiero al segundo beso.
— Luna- me tomo del mentón- disculpa por lo que voy a hacer.
Sus labios tocaron los míos hundiéndose en un beso al cuál ninguno de los dos puso resistencia.
— idiota- le jale los cabellos y el soltó un quejido.