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Siendo la hija del "león" tenía sus responsabilidades y roles y un destino en especial ser la heredera.

Y en estos momentos estaba parada detrás de la silla de mi padre cuidando de él ya que estaba en una reunión de negocios.

Por suerte la reunión ya iba a terminar, me dolían las piernas de estar parada con un chaleco antibalas y un arma en mis manos.

<<¿Cómo carajo Leon aguanta estar parado así tanto tiempo?>>

— bueno, Lucas queríamos que estuvieras presente en la fiesta de la mafia que se organiza cada dos años.

— ¿Cuando es?

— en una semana, el sábado.

— hay estaremos.

Esa fiesta era un mes antes de mi cumpleaños, está sería una de tantas veces que iría.

Voltee un poco para ver al chico de cabello castaño rizado sentado a un lado de su padre.

El me vio con cansancio y yo sonreí negando con la cabeza.

Los hombres se levantaron y se despidieron de mi padre.

A mí no me prestaban atención ya que tenía el cabello recogido y una mascarilla en el rostro.

— Ahora de guardaespaldas eh princesita- se acerco agarrando mi hombro.

— y tu de mano derecha, felicidades por tu ascenso- me quite la mascarilla.

— pensé que sería algo increíble pero es una tortura tengo que estar 24/7 pegado a mi padre.

— bueno los que nacemos cómo sus hijos desde la cuna tenemos ese cargo, ¿no?

— si- dudo un poco antes de decir algo- ¿Tienes tiempo de ir un rato a entrenar?

— si, supongo.

— ¡Matteo, vámonos!

Matteo vio a su padre.

— ya voy- me vio- bueno dejemos el entrenamiento pendiente, adiós princesita.

— adiós tonto- sonreí en burla.

El se dió la vuelta mientras caminaba para verme, puso dos dedos de la mano derecha en su frente y los movió hacia la derecha para despedirse guiñando un ojo, se volvió a voltear caminando detrás de su padre, salió de la sala de juntas.

Ise lo mismo.

— ¿Segura que son "amigos"?- mi padre puso su brazo en mi hombro.

— si, segura.

— bueno, ya vámonos.

Salimos al estacionamiento de la empresa.

Me quite el chaleco antibalas.

— esto pesa un montón- lo puse en el suelo.

— me sorprende que lo aguantes- lo agarro y lo metió al auto- sube.

Me senté en el lugar de atrás junto a mi padre.

— Leon, a casa.

— si señor- arranco el auto.

— ¿Alguna novedad sobre mi madre?

El ambiente se puso incómodo.

— ninguna, señorita.

— ¡¿eso quiere decir que estamos sin nada?!- apreté los puños.

Ase casi ocho años que no sabía nada de mi madre y la esperanza de que ella estuviera viva se me estaban acabando, el tiempo ya era mucho y estaba la posibilidad de que el mismo día que la secuestraron la hubieran matado.

Baje la cabeza viendo mis botas negras.

El teléfono de mi padre estaba sonando, contesto.

— ¡Señor tenemos a un hombre del sujeto que secuestro a la señora Charlotte!

Escuché y voltee rápidamente.

La expresión de mi padre cambio a seriedad y esperanza.

— llévalo a la bodega, vamos para ya.

Colgó el teléfono.

— Leon, cambio de dirección, vamos a la bodega.

— si, señor.

La esperanza volvió a mi, tal vez podría saber algo de mi mamá, tal vez estaba muerta cómo la mayoría pensaba... Pero algo dentro de mi decía que no estaba muerta.

SED DE VENGANZA #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora