Hacía varios años desde la última vez que Belén había visto un cadáver y ahora tenía frente a ella el de Karla, la amable vecina amante de los gatos, tendido sobre la isla de la cocina. La mujer tenía los ojos clavados al techo, el rostro congelado en una expresión de horror eterna y una araña, el símbolo de la Pauk, tallada post mortem a cuchillo en el vientre.
Habían descubierto la puerta a medio cerrar, un rastro de sangre los condujo a ella y a Alexey hasta el cuerpo. Él, como si un interruptor se activase, entró en modo supervivencia y empezó a recorrer la casa en busca de intrusos. Belén tomó un arma, de las que Zverev escondía en el vestidor, y se encargó de despejar toda la segunda planta.
El lugar estaba vacío, pero más revuelto que antes. El video de la cámara de seguridad oculta en el comedor revelaba que, hacía media hora apenas, tres hombres armados habían irrumpido y rebuscado todo lo que hallaron a su paso. Karla, curiosa y en su día libre, se topó con la puerta de su vecino abierta y, sin saber que ellos no estaban en casa, cometió el error fatal de entrar a ver si todo estaba bien.
—La policía los trajo hasta aquí cuando vinieron a informarme de la muerte de Martha —dedujo el ruso frente al ordenador revisando las imágenes. Su cerebro trazaba a prisa diferentes escenarios. Los dos se habían trasladado hasta la mesa del comedor para entonces—. Nos encontraron. Tenemos que actuar rápido. Por fortuna Mila está con tu madre.
Bel tragó grueso y se pasó una mano por el rostro. La escena en la cocina traía de vuelta a su mente una infinidad de momentos oscuros que no quería recordar.
—¡Maldita sea! —soltó amarga y ajustó los párpados—. Karla en verdad me agradaba. ¿Deberíamos llamar a la policía? —preguntó.
—Niet! —respondió Zverev rotundo—. ¡Policía no!
—Llamaré a mi tío Rogelio entonces —propuso ella—. ¡No pretenderás que nos deshagamos nosotros dos del cadáver! —protestó ante el silencio del otro.
No hubiese sido la primera vez que Bel se deshacía de un cadáver, mucho menos aún la de Alexey, pero esto era diferente. Con la policía por un lado, y la Pauk por el otro pisándoles los talones, cada movimiento debía calcularse con frialdad.
—Te estoy mandando una imagen del asesino, envíasela a tu tío después de llamarlo. Dado el tiempo que dices que tiene tras Novikov, estoy seguro de que despertará su interés —estuvo de acuerdo el ruso, mientras mantenía la mirada fija en un sector de la pantalla de su portátil puesta en pausa—. Veremos qué puede hacer por nosotros ese protector de ratas.
Belén bufó y arqueó una ceja, tomó su móvil, eligió una opción de marcado rápido y habló con alguien del otro lado de la línea.
—Tío, soy yo, tenemos una situación aquí —dijo, seguido de los detalles para poner al tanto a Navarro de lo ocurrido—. Sí, él está dispuesto a colaborar. No hemos tocado nada —agregó después—. Gracias, te esperamos —soltó finalmente y cortó.
ESTÁS LEYENDO
REDEMPTIO © (Pronto en Papel)
RomanceBelén y Alexey, una ex agente de las Fuerzas Especiales y un subjefe de la mafia rusa, intentan superar sus conflictos internos, y entender lo que sienten el uno por el otro, mientras, para salvar sus vidas, se ven obligados a unirse y enfrentar a l...