Capítulo XXXV

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Capítulo 35 |"Amargos Celos" 🫨|

Aleska.

Londres.

No lo puedo creer, cómo si ya no estuviera lo suficientemente enferma mentalmente ahora también comí carne humana. Genial.

¿Saben qué? Haré como si eso nunca pasó, porque juro que si sigo pensando en eso vomitare y me ahogare en el vómito.

—Tienes cara de qué vas a vomitar—señala Alek mientras abre la puerta del auto para que baje.

Ni siquiera me dí cuenta de cuando bajó del auto.

—¿Tú crees?—murmuro sarcástica con una mueca de asco.

—Evita pensar que comiste eso—propone con normalidad.

Evito lanzarle una sanda de insultos y bajo del auto tomando su mano. Estaríamos un rato en su oficina porque el señor "Necesito tener todo bajo control y mi vida es el trabajo" se iba a morir si faltaba un día.

No juzgo, soy fanática del control, pero los niveles de Alek son excesivos. Literalmente. Es más, puedo apostar a qué envejecerá y morirá antes de tiempo si no empieza a relajarse un rato.

Incluso la tensión en sus hombros lo demuestra. Todo el día en el celular y la computadora trabajando también debe dañar su vista. Pero probablemente no hay nada que yo pueda hacer para que se tome unos días de descanso.

Lo único que puedo hacer es venir con él al trabajo y evitar que le dé un paro cardíaco de tanto estrés.

—Solo estaremos aquí una hora mientras resuelvo unos problemas, puedes ir a donde quieras, allá hay postres y café—señala uns esquina con snacks—. Y yo estoy en el último piso, si quieres subir solo avísale a la chica de allá—apunta su dedo hasta una chica que parece más inmersa en la computadora frente a su cara que en el mundo exterior.

—Vale, creo que prefiero los snacks—murmuro frunciendo el ceño hacia la rara chica—. Me avisas cuando estés listo—beso su mejilla suavemente antes de dar media vuelta.

Intento ampliar mi visión hacia la mesa de snacks viendo cuál será mi próximo bocadillo cuando siento un brazo rodear mi cintura. Me estrelló contra el torso de alguien y volteo lista para agarrar a golpes al inútil justo cuando siento el perfume de Alek en mi nariz.

—Imbecil, me asustaste—me relajo de inmediato—. ¿Qué ocurre?

Doy vuelta quedando cara a cara, bueno no literalmente, el tipo mide casi cuarenta centímetros más que yo. «Amen por mí».

—Esa fue la despedida más miserable que me han dado en mi vida—se queja de mal humor.

Alzo una ceja divertida y luego observo que no esté nadie por allí hurgando de chismoso.

—La más miserable definitivamente no fué esta—menciono con toda la intención.

Estoy segura que la más miserable fué cuando lo deje sin aviso y para colmo me lleve a su hijo. Tontito.

—Aleska—gruñe sin una pizca de diversión en su amargado rostro.

Corrección, amargado y sexy rostro.

—Ay, relájate un poco, hasta un señor de setenta debe tener más humor que tú—ruedo los ojos—. Tómate algo para bajar el estrés o hazte una paja, yo que sé.

—No tomo pastillas, y sería mejor si tú te encargas de lo segundo.

Estrecho los ojos con rapidez con ese órgano latiendo con rapidez. El corazón, claro.

Blue Queen [#2] [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora