8 ; forehead kiss

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Megumi se despertó algo desorientado cuando la luz del sol lo hizo abrir sus ojos.

Con dificultad se sentó para observar hacia la ventana que lo cubría una cortina fina de color blanca, esta se movía al compas del viento sur que soplaba afuera. La cama y el ambiente se sentían fríos, pensando también que podría enfermarse, no estaba vestido tampoco para esta temperatura ya que llevaba unos shorts con una remera sin mangas.

Ya con la mente un poco mas despejada y clara, se encaminó al baño para higienizarse y luego bajar a la  cocina pensando encontrarse con itadori.

El fugaz recuerdo del alfa, y las palabras que dijo ayer, hicieron que su corazón empezara a latir mas rápido y su cara se tornase de un rojo intenso. Al no encontrarse con el chico, creyó que seguiría durmiendo, por lo que pensó en hacerse su desayuno.

Pero había un problema. Él no sabía cocinar.  En el orfanato nunca le enseñaron a hacer nada más aparte de leer y escribir algunas cosas, todo lo demás lo aprendió con yoshino. Todo, a excepción de cocinar.

Eso ya que en ese tiempo creían que megumi sería adoptado por una familia dentro de poco.

Cosa que no ocurrió, ahora tiene dieciocho, se escapó del lugar que más miedo le daba y ahora vivía con la persona que lograba ponerle nervioso solo con mirarlo. ¿Raro verdad? El omega era de sobrepensar mucho las cosas, e incluso lo había hecho cuando se encontraba corriendo a las afueras de los portones de donde se había criado.

En ese momento su mente se imaginaba lo peor, hasta la muerte inclusive, pero no podía culparla. Era un niño después de todo, buscando la libertad que tanto se le había prohibido desde que nació.

Nada en ese mundo le aseguraba vivir, nada tampoco le aseguraba estar bien. Sin embargo se encontró con itadori, que para él fue su angel salvador. Un chico que no tenía la obligación de ayudarlo y aún así lo llevó a su casa y le dió techo y comida.

Ahora piensa que no tendría las vidas suficientes para agradecerle a aquel alfa todo lo que había hecho por él.

Volviendo a su intento de desayuno, trató de acordarse que haría yuuji en esos casos, pero en su mente no había nada. Soltó un suspiro y abrió el microondas con intención de meter una taza con leche fría en ella para al menos, tomar eso.

Pero al abrir la puerta de este se encontró con un tupper de comida y con una nota en la tapa de este.

"supuse que no sabrías que desayunar, después de todo normalmente te levantas cuando yo termino de cocinar.

te dejé panqueques y otras cosas que seguro te gustaran. Hay jugo en la heladera.

estoy en la universidad, voy a regresar en la tarde, en la heladera también te dejé algo para que almuerces"

Si pudieran ver el rostro de megumi en esos momentos, podrían fácilmente describir que estaba entre feliz y nervioso. Feliz porque itadori notó lo que normalmente le gustaba desayunar y nervioso porque itadori >notó< lo que le gustaba desayunar.

Con una sonrisa en su rostro se dedicó a comer mientras miraba un poco de tele, esa era su rutina las veces que el otro chico salía aunque sea un rato, normalmente la casa se llenaba del aroma a café con leche mezclado con chocolate y comentarios sin fin del pelirosa, por lo que la casa se sentía vacia y silenciosa cuando este salía.

El omega como agradecimiento mínimo (dice él) ayuda en la limpieza de la casa, entonces eso fue lo que hizo una vez que su estómago había recibido la comida suficiente.

Para cuando terminó de limpiar, decidió recostarse un rato, seguro le daba tiempo para luego seguir haciendo las cosas. Se tiró en el sofá prendiendo de nuevo la tele para poner alguna película cualquiera, sin saberlo, quedó dormido a mitad de esta.

Dos horas después la puerta se abrió y yuuji ingresó por esta, iba a decir algo pero antes de hacerlo vio al omega dormido sobre el sofá con la televisión prendida. Sonrió ante lo tierno de la escena.

Se acercó a verle y este estaba en posición fetal, con sus manos debajo de su cabeza y con el pelo desordenado. Itadori se dedicó a observarlo un poco más, piel pálida sin llegar a ser enferma, cabello oscuro brillante, largas pestañas que caían como cascadas sobre sus mejillas y labios finos pero suaves a la vista que en algún momento deseaba probar.

Dejó sus cosas en el otro sofá y cargó a megumi estilo nupcial para llevarlo hasta su cama y que duerma mejor.

Depositó el cuerpo sobre el colchón y vió como se acomodaba sobre este cambiando de posición. El pelirosa corrió unos mechones de pelo que estaban en su frente y presionó sus labios en esa zona dejando un beso. Con una pequeña caricia en su cabeza dejó la habitación para poder almorzar con tranquilidad después de un día de universidad.

winter flowers ; itafushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora