14 ; remedio para la fiebre 🔞

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La mañana siguiente fue algo inusual para ambos. Ya que megumi se había despertado con fiebre alta.

Ahora mismo el alfa se encontraba cambiando los pañitos húmedos que llevaba el azabache en la frente, por unos mas frescos. — ¿te sientes mejor? — el ojiverde asintió y se acurrucó más cerca del alfa. Por alguna razón se sentía raro y tenía un calor creciente en su vientre que le hacía doler.

— duele aquí — llevó su mano a su vientre e itadori apretó en ese lugar escuchando salir de los labios del chico un jadeo.

— tu aroma cambió — notó y megumi acercó su muñeca para olerse a si mismo, dándose cuenta de que su aroma ahora era muchísimo más dulce de lo que ya era al ser chocolate.

El omega se sorprendió cuando se dió cuenta que significaba eso. Se sentó en la cama y dejó caer en su regazo la toalla humeda.

— ¿p-puedes salir un rato? — yuuji no entendió mucho, pero acató su orden después de dejar un pico en sus labios.

Megumi buscó su teléfono y llamó a toge. Este le respondió todas sus dudas posibles.

Definitivamente, estaba entrando en celo y era por eso el dolor de vientre, la incomodidad de su cuerpo y las fuertes migrañas. Dejó el móvil de lado y se recostó de nuevo en posición fetal, su cuerpo dolía demasiado y sentía las lagrimas asomarse en su rostro.

Un golpe en la puerta lo hizo voltearse. — ¿gumi? ¿todo bien? tu aroma está amargo — la preocupación se escuchaba en la voz del mayor, el azabache dudó un poco pero luego se armó de valor.

— ¿puedes pasar? — al terminar de decir aquello, itadori se apareció en su campo de visión, ahora sin el buzo que llevaba antes. Este tomo asiento frente al chico.

— ¿sucede algo?

— creo... no, estoy en celo y duele demasiado — el pelirosa ladeó su rostro.

— ¿y como quieres que te ayude? — el menor rodó los ojos y empujó al alfa hacia la cama subiéndose encima de él.

Las manos del mayor se dirigieron a su cintura, dando un apretón allí y luego bajando hacia sus glúteos en donde también dió un masaje, logrando soltarle unos pequeños gemidos ahogados al omega.

— ayúdame como lo hiciste la otra vez — yuuji podía jurar que los ojos de megumi brillaban en la oscuridad de la habitación.

Si bien afuera el sol aún brillaba, la pieza se encontraba a oscuras, solo filtrando un poco de luz lo suficiente para ver la sombra de ambos cuerpos.

— megumi... ven — dijo para acercar más el cuerpo del chico — sentate — indicó palmando su regazo y este gateó hasta posicionarse en el lugar pedido.

Las manos del oji avellana se dirigieron al borde del boxer del omega bajándolo con lentitud mientras a su vez dejaba besos y chupetones en sus clavículas y cuello.

Ambas erecciones se chocaban, y megumi empezó a mover sus caderas en un vaivén lento soltando algunos gemidos de por medio. Itadori llevó tres de sus dedos a los labios del menor indicando que los chupara, hizo aquella acción sin dejar sus movimientos sobre la erección del alfa.

Una vez los tres dígitos estuvieron húmedos de saliva, yuuji los guió a su entrada introduciendo de a poco estos, escuchando las quejas y pedidos del chico, quien se sostenía sobre los hombros contrarios debido a la falta de equilibrio en sus rodillas.

El pelirosa con el brazo libre que tenia, agarró el cuerpo de megumi con solo un brazo levantándolo un poco para poder quitar su ropa de abajo, dejando libre su miembro. Con un poco de su saliva humedeció su propio pene antes de introducir a megumi en si.

— mhm~ — ahogó un gemido cuando sentía el miembro del alfa llenar y apretar sus paredes, una vez se acostumbró, buscó un buen sostén en los hombros del mayor y empezó a dar unos pequeños saltos sobre el miembro erecto.

El ruido de sus pieles chocando excitaban aun más a megumi con el paso de los minutos, también en momentos donde este se cansaba, yuuji agarraba fuerte su cintura y realizaba rápidos movimientos haciendo soltar gemidos fuertes. Luego se podría preocupar por las quejas de los vecinos.

Itadori cambió de posición, dejando ahora a megumi debajo suyo, empezando a embestirlo con fuerza, mientras subía sus piernas a sus hombros para llegar mas profundo.

— gumi... — gimió también el alfa acercándose al cuello del omega.

megumi corrió su cuello dejándole libre acceso a que lo mordiera. — márcame... — pidió en un sollozo e itadori no se negó.

Dió un par de embestidas más y finalmente marcó al omega con sus colmillos para luego sentir el nudo hacerse en su interior, liberando toda su esencia.

— mío — dijo lamiendo la marca de donde aún brotaba un poco de sangre. El azabache se abrazó a yuuji.

— tuyo... — murmuró en su oído abrazándolo para que no doliera el nudo.

Entre besos y caricias, la hinchazón bajó y el alfa pudo separarse del omega. — iré a comprarte anticonceptivos, ya vuelvo — dijo dandole un beso en los labios al menor, este asintió y volvió a acostarse para caer dormido al instante.

El mejor remedio para la fiebre era yuuji y su sesión de sexo.

winter flowers ; itafushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora