Capitulo 21

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El silencio de la noche envolvía la habitación, Tae seguía recostado sobre el pecho de Jungkook, sus dedos dibujando círculos perezosos sobre su piel. Cada trazo era una promesa silenciosa, una declaración de amor que no necesitaba palabras.

-¿Qué piensas hacer mañana? -preguntó Tae, rompiendo el silencio con una voz suave.

Jungkook sonrió, sus ojos brillando a la luz tenue de la luna que se filtraba por la ventana.

-Quiero pasar el día contigo, hacer algo especial. Quizás un paseo por el parque o una cena en ese restaurante que tanto te gusta.

Tae asintió, su sonrisa reflejando la felicidad que sentía.

-Me encantaría. Pero, más que nada, quiero estar contigo. No importa dónde vayamos o qué hagamos.

Pasaron unos minutos más en silencio, simplemente disfrutando de la presencia del otro. Finalmente, Jungkook habló de nuevo, su voz llena de ternura.

-Tae, he estado pensando mucho últimamente. Sobre nosotros, sobre nuestro futuro. Quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que siempre estemos juntos. Eres lo más importante para mí junto a nuestro bebé.

Tae levantó la cabeza, sorprendido pero profundamente conmovido por las palabras de Jungkook.

-Yo también he estado pensando en eso -confesó-. No puedo imaginar mi vida sin ti. Quiero que construyamos un futuro juntos, que enfrentemos todo lo que venga, siempre unidos.

Jungkook lo miró con una intensidad que hizo que el corazón de Tae latiera aún más rápido.

-Entonces, hagámoslo. Construyamos ese futuro juntos. Prometámonos que, pase lo que pase, siempre nos apoyaremos y amaremos.

Tae asintió, sus ojos llenos de
determinación y amor.

-Lo prometo, Jungkook. Siempre estaré a tu lado, en los buenos y malos momentos. Te amo más de lo que puedo expresar.

-Y yo a ti, Tae. Siempre -repitió Jungkook, sellando su promesa con un beso suave y lleno de amor.

El suave murmullo de la noche fue interrumpido por un llanto que resonó a través de la casa. Tae se incorporó rápidamente, reconociendo el sonido sin necesidad de pensarlo dos veces.

-Es el bebé -dijo, su voz llena de preocupación y ternura a partes iguales.

Jungkook también se levantó, sus reflejos de padre en acción al instante.

-Debe tener hambre -respondió, ya caminando hacia la cuna.

Tae suspiró y se estiró, sintiendo la calidez de la noche aún en su piel.

-Déjame preparar la leche. Tú ve y consuélalo mientras tanto.

Jungkook asintió y se dirigió a la habitación del bebé. Al llegar, levantó a su hijo de la cuna con cuidado, acunándolo en sus brazos.

-Shhh, pequeñín, papá ya está aquí -murmuró, meciéndolo suavemente.

El bebé, aunque todavía llorando, pareció calmarse un poco al sentir la familiaridad y el consuelo del abrazo de su padre. Mientras tanto, Tae estaba en la cocina, preparando la fórmula con manos expertas, midiendo con precisión y asegurándose de que la temperatura fuera la adecuada.

Cuando la botella estuvo lista, Tae regresó a la habitación y se la entregó a Jungkook.

-Aquí tienes -dijo, observando con una sonrisa cómo Jungkook empezaba a alimentar a su hijo.

-Gracias, amor -respondió Jungkook mientras sostenía la botella para que el bebé pudiera beber.

Tae se acercó y los rodeó con sus brazos, creando un círculo de amor y protección alrededor de su pequeña familia.

El Arte Del MasajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora