Paralyzed - Jeff the Killer

29- ¿Jeff donde estoy?

Adeline PoV

Desperté con lo que se suponía debería de ser el estridente sonido de una vieja puerta de madera al cerrar. Miré a todos los reconditos y oscuros lugares de la habitación, a mi lado se encontraba Jeff, con un aspecto desagradable. Parecía que hace días no había recibido alimento alguno. Haciendo que varios huesos parecieran salirse de su pulcra y demacrada piel.

-¿Jeff?- Pregunté, aunque no recibo repuesta alguna. El asesino yacía en el suelo, parecía inconciente o eso queria pensar.- ¡Jeff! ¡Escuchame!

Grité moviendo los brazos, los cuales hicieron un fuerte espamento, esto produjo un agudo dolor en mi piel. Yo tampoco estaba tan bien que digamos. Mis dedos casi mortiferos resaltaban ante el inanimado escenario.

El asesino parecía dormido, en un sueño tan profundo que parecia nunca terminar. Aunque no era asi. Para mi tranquilidad tenía una respiración tan regular, que hasta a mi me daba esperanza.

Mis articulaciones me dolían, y mi cabeza giraba a miles de revoluciones por segundo, provocandome un fuerte dolor que cada vez se hacia aun mas insoportable de aguantar.

Miré a mi alrededor inspeccionando mejor todo, parecía escenario de una película de terror de Holywood. Con una leve diferencia de que esto no era una película.

Afuera de las cuatro cerradas paredes no se oía nada, el fin del mundo se resumía a esa sola y abandonada habitación, olvidada en algun profundo bosque de la ciudad, los cuales ocupaban el mayor territorio posible del país.

-Adeline.- Voltee la cabeza ante la cansada voz de Jeff, movía levemente sus brazos, abrió y cerró sus oscuros ojos intentando poder asimilar todo a su alrededor antes de que algo peor sucediese completamente fuera de nuestra comprensión.

-¿Te encuentras bien?- Asintió con la cabeza, intentando influenciar sj tranquilidad. Aunque poco sirvió.- Jeff, ¿Donde estamos?

-No lo se pequeña.-

Un bullicio en mi estomago fue la respuesta a la tan extraña sensación que se produjo dentro de mi al escuchar como me había llamado, pestañe un par de veces auto inmurandome de que estaba un tanto roja. Jeff seguía mirando a la nada, completamente descuidando la situación por la que estabamos pasando.

-¿Alguna idea?- Murmuró volviendo a la realidad. Sus facciones estaban tranquilas.

-No, ¿Y tu?- Devolví su pregunta a pesar de ello su respuesta fue la misma; negó.

Suspiró pesadamente, diriguiendo su mirada al trcho mientras soltaba una maldición.- Esos hijos de perra, me la pagaran. Y mucho.- Movía sus manos intentando soltatse de las ataduran que lo mantenían cautivo.

Tan lejos de mi, ¿no?

-Jeff, tenemos que hacer algo, y pronto. No quiero morir aquí.- Supliqué, él seguía moviendose, sabía lo que hacía.

Poco a poco las cuerdas comenzaban a ceder, era un trabajo forzoso y lo sabía, aunque Jeff parecia no inmutarse de la fuerza que estaba ejerciendo. Siguió y siguió.

-Joder.- Murmuró más para si mismo.- Esto esta muy difícil.

Fruncía el ceño, mientras mordía su labio inferior concentrandose aun más. Parecía que estaba en su maximo nivel de armonía, pero era todo lo contrario, sus manos se movían freneticamente.

De pronto frenó, ambos quedamos unos segundos en silencio. Hasta que unos pasos se hicieron escuchar.

Ambos nos miramos, el solo permaneció callado, con su sonrisa eterna. Su mirada por mas estrepitosa que fuese daba ese sentimiento de seguridad, el cual ayudaba a mi bajo temperamento.

La puerta se abrió dejando tras de si una gran estela de polvo seguida de un fuerte ruido. Una figura la cual no conocía, o por lo que parecía no conocerla se hizo presente.

La oscuridad no me dejaba reconocerla, y eso me perturbaba un poco, sabiendo que esa misma persona podría ser tan desequilibrado mental como Jeff.

-Veo que ya despertaron.- Murmuró esta extraña voz.

-Vete a la mierda Hoodie.- Aquel nombre me parecía totalmente extraño, y un poco peculiar.

-No me llames así, Woods.- El descontento en su voz se notaba, como si le molestase de sobre manera. Jeff estaba totalmente consiente de ello.

Jeff solo soltó un bufido antes de voltear su cara, odiaba que lo llamaran así. Odiaba todo lo que le recordaba su antigua 'vida'.

-Sigamos con lo que vinimos, ahora empezaremos con las preguntas contigo Jeff, y con respecto a la chica.- Me miró unos segundos, inmediatamente voltee la cabeza desviando su mirada tapada por esa mascara negra con orificios naranja llamativos.- Así que vamos, ya es hora.

Su voz no me agradaba en absoluto, era como si disfrutase saber que a Jeff le molestaba todo esto. Al asesino le molestaba todo. Siempre.

Miré momentáneamente a Jeff el cual estaba a mi lado, este me devolvió la mirada para luego tomarme la mano como pudo, impedido por la cuerda. Fue un acto de ternura, extraño si, pero tierno al fin.

Hoodie, o como quieran llamarlo, estaba volteado con toda su atención en lo que fuesr que estuviera buscando. Era una buena oportunidad para salir, pero Jeff parecía no gustarle la idea del todo.

-¿Que haremos?- Murmuré en el tono mas bajo que pude hacerlo. Hoodie volteo un segundo antes de abandonar la habitación. Jeff suspiro para luego proseguir.

-Escucha Adeline, se que dije que eran unos idiotas, pero entiende que el Operador esta de su lado. Y no puedo hacer nada al respecto.- Hizo una pausa mientras recobraba el aire.- Creo que lo mejor va a ser que me rinda.

Me quede en silencio, mirándolo atónita. Esperaba que me dijera que todo era mentira, que solamente estaba bromeando, pero su rostro decía todo lo contrario, el de verdad se estaba rindiendo. Se estaba rindiendo ante un par de estúpidos.

-Se que te parece extraño.- Prosiguió.- Pero el que más me preocupa es el Operador, tiene mucho control tanto sobre ti como sobre mi. Sería estúpido seguir luchando ante un espectro paranormal que puede manejar nuestras mentes.

En parte tenía razón, era casi imposible imponerse a algo tan imposible como el 'Operador'. Pero no esperaba una derrota tan pronta.

-¿Que quieren?- Pregunté dudando en que si la respuesta seria de mi agrado.

-Que sea Proxy.

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Ultimo dia en Orlando, aay mis niñas si he llorado mucho estos dias. Asi que mañana en el avion aprevechare para escribir mas, ya que para llegar a Argentina hay unas 9 horas. So, no me extrañen.

¡Esto ya termina! Queda muy poco, muy. Pero tranquilas que estos son los mejores capitulos.