Siete

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Miraba su celular esperando alguna notificación de aquella mujer que no dejaba de andar en su mente durante los últimos días, las últimas semanas y siendo sincera con ella misma los últimos años.

El estar en ese lugar completamente sola, solo provocaba el deseo de tenerla a su lado, revivir aquellos momentos donde solo eran ellas dos uniendo sus cuerpos en cualquier lugar que quisieran, en cualquier momento y sin importar absolutamente nada, esos momentos donde se olvidaban del mundo, de la vida, de lo que eran, no existía nada más.

Pasó una mano por su rostro, bebiendo un sorbo de cerveza de su propia creación, mirando fijamente el panorama frente a sus ojos, la piscina amplia, una casa de lujo completamente, moderna, e incluso se sentía ridicula estar allí sola cuando esa casa era para veinte personas más que ella.

Miraba como el agua bajaba de aquella cascada que tanto le gustaba a la morena, al igual que el lugar donde se sentaban durante las noches a conversar de sus vidas alrededor del fuego que ella preparaba para ambas, sintiendo la naturaleza alrededor, mientras reían, bebían algo, e incluso más de lo que sus cuerpos querían.

Extrañaba cocinar incluso para la morena o que la morena cocinara para ella durante algunas noches, simplemente miraba ese lugar y todo lo que necesitaba era a Camila a su lado, compartiendo cada segundo de esos días.

Se odiaba por ser tan cobarde y no decir lo que era, que le gustaban las mujeres, que no planeaba casarse con un hombre y tener una familia perfecta, a pesar de que todos las presionaran a hacerlo, no quería, simplemente no servía para fingir una vida que no le pertenecía.

Nunca eligió ser así, simplemente le sucedió, nunca lo planeó, porque jamás logró sentir por un hombre lo que le provocaba una mujer, el tacto femenino y esa delicadeza. Las manos de una mujer nunca se comparara con la de un hombre,suaves y delicadas, el cuerpo liso, cambiante, dócil de una mujer, la calidez de su piel, el olor, e incluso cada parte que había descubierto de las mujeres con las que había estado en su vida.

Nunca iba a igualar a lo que podía provocar en ella un hombre, y no es que los odiara, solo no eran de su gusto, para ella habían hombres muy buenos, amables, que quería mucho, amigos, cercanos, sin embargo, no se imaginaba besarlos, o tener un momento íntimo, no podía, sentía ese rechazo constante.

Entendía que dentro de las expectativas de su vida, era lo que todo el mundo quería, verla con un hombre a su altura, potente y fuerte, quizás lo más parecido a lo que fue su padre cuando joven, o su abuelo, debido a que sobre sus hombros estaba la mayor carga de pertenecer a esta familia real. Los ojos del mundo estaban en su vida, en las decisiones que tomaba, más cuando esto provocaba un tardío matrimonio de ella.

Pero simplemente no podía, no cuando sabía que nadie la entendería, al menos eso creía.

¿Era realmente como pensaba?

Claramente si, por algo históricamente las personas como ella han sido humilladas, maltratadas, apartadas de todo lo que existía en la sociedad, sobre todo ocultadas fingiendo una vida que no les pertenecía, obligadas a casarse a la fuerza para aparentar una vida perfecta, al menos eso sucedía con las mujeres y hombres de clase alta, o llevados a tratamientos para recuperarse, y si no tenías tanta suerte de eso, simplemente te quedaba morir.

A pesar de que ella estaba en el siglo XXI, con todo en sus manos, sabía que el decir abiertamente que era homosexual, la sacaría inmediatamente de la sucesión a la corona, de todo lo que ha luchado desde que nació, porque solo eso, cambia el rumbo de su historia y de su vida. Odiaba aquello, simplemente hubiera sido más fácil haber estado con millones de hombres a que le gustaran las mujeres.

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