Lauren estaba sentada delante de su piano, bebiendo aquel whisky que llenaba su garganta, no sabía que era hora, ni cuánto rato había pasado desde que estaba en aquel salón intentando tocar para relajar su cuerpo y dejar de pensar en la mujer.
Nunca pensó que el amor doliera tanto, menos que iba a sufrir tanto por aquella mujer que había tomado una decisión y sobre todo que estaba dispuesta a refregarle por su rostro que lo haría.
Sentía que no era nadie para Camila, quizás fue una buena amiga, compañera durante esos años, pero nada más que eso. Entendía ahora su repentino compromiso y porque siempre decía que era un error sus encuentro, el estar alejadas, el discutir constantemente.
Porque simplemente Camila nunca la vio para algo más serio, aunque en algún momento pensó lo contrario a lo largo del tiempo se dio cuenta que jamás fue el real sentido porque la mujer decidió comprometerse, sino porque realmente esa era la vida que quería, su decisión no se basó en su bienestar como Princesa, sino en sus propias pretensiones futuras.
Jamás hubo amor entre ellas y eso estaba más que claro, al menos para Lauren dentro de todo esos pensamientos fatalista que tenía.
Estaba agotada, desaliñada en su vestimenta, cansada, y sobre todo aburrida de todo lo que sucedía a su alrededor.
Quería saber qué sucedería con su renuncia prontamente y prender nuevos rumbos en su vida, era la única forma de culminar con toda la soledad que sentía.
El estar en aquel palacio tan grande complemente sola no servía en lo absoluto para sus sentimientos y los pensamientos que rondaban su mente. No tenía apoyo, un soporte, no tenía a nadie a su lado que le dijera en esos momentos que las cosas iban a salir bien, simplemente se tenía a ella misma luchando contra el mundo que era su familia.
Eran las consecuencias de ser como era, perder la corona le traería esto y lo sabía, siempre lo supo, pero aún así era lo mejor para su vida, al menos eso creía.
Pero sobre todo, nunca previó la situación de Camila, el tener que hacer acto de presencia en ese circo, y dar un tonto discurso, se negaba en lo absoluto en ir a ver cómo ella se entregaba por completo a aquel idiota, se negaba a ver cómo dejaba ir a la mujer que amaba a los brazos de él.
De solo pensarlo le causaba náuseas, dolor en su pecho, simplemente quería borrar aquello de su mente como todo lo que sentía por la mujer en esos momentos.
¿Cómo le pedía eso a ella? ¿por qué le hacía eso?
No lo entendía, simplemente no podía entenderlo por más que intentaba poder hacerlo, todo llevaba a una respuesta, es que para Camila no fue nada más que un buen encuentro sexual por años.
Cerró el piano, poniendo la lista de reproducción más triste en los parlantes especiales del salón, dejando la música inundar sus oídos, al menos así no se sentía tan sola y lograba relajarse al menos.
Se sentó en el sofá, cerrando sus ojos, sintiendo las lágrimas caer levemente por estos, dejando fluir mientras la voz de su cantante favorito resonaba.
Estaba completamente sola, agradecía aquello, no tener al personal viéndola débil en aquellos momentos.
Fue en esos momentos cuando "Iris" comenzó a sonar, y como si esto fuera una novela, las imágenes en su mente no dejaban de llegar, como aquella vez que bailó con la morena a escondidas en un salón esta canción en una de las celebraciones de su cumpleaños, culminando con un beso.
¿Cómo no haber sido más valiente en esos tiempos?
Nunca lo entendería.
Porque uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
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Dilema real
FanficEn un mundo donde el deber real choca con los deseos del corazón, la princesa heredera Lauren enfrenta un dilema que podría cambiar la historia de su nación. Admirada por su fuerza y cercanía con el pueblo, Lauren guarda un secreto peligroso: es les...