Veintidos

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-¿Qué desea hablar?.- le preguntó afuera del palacio de su hermano.

Los vehículos estaban esperándola, Camila estaba frente a la princesa, con sus brazos a los costados, su vestido ceñido a su cuerpo, sus tacones altos y el cabello ondulado suelto, luciendo perfecta como siempre, Lauren la observaba simplemente sin expresión alguna, quizás solo con algo de apuro mirando su reloj de vez en cuando.

-No creo que sea prudente hacerlo en este lugar, no cuando sé que tal vez sigan habiendo periodistas.- señaló la morena.

-¿Sigue preocupada que nos vincule?.- cuestionó.

-No es eso, solo no quiero que la prensa se entere de lo que deseo hablar, solo eso.- señaló. -No hay nada detrás de mis intenciones y sé muy bien que a usted le gusta mantener un bajo perfil.

-En eso tiene razón.- señaló Lauren. -Vamos al Viñedo, quizás ahí no nos sigan.-

Camila asintió, subiendo a su vehículo, miró como Lauren subía al suyo, saliendo de lugar, yendo ella detrás y viendo los otros vehículos yendo detrás de ella en la carretera, fue en el transcurso del camino, cuando los vehículos desaparecieron, dejándolas a ambas solas por el camino alrededor de 1 hora lejos de la ciudad.

Camila conocía la ruta a la perfección, no debía seguirla de hecho, sin embargo, Lauren la esperaba en cada semáforo, mirándola por el retrovisor con su mirada sin expresar nada, otras veces iban jugando, o haciéndose caras, pero ahora la seriedad era lo que abundaba en su relación y la morena lo sabía.

Apenas llegaron al gran portón, Lauren la dejó pasar en su vehículo primero, viendo el gran estacionamiento con algunos autos de lujo de la Princesa, un lugar diferente, donde la naturaleza era el protagonista de esa escena, veía las grandes hectáreas que rodeaban la gran casa, sintiéndose complacida por la situación, siempre le gustado aquel lugar, incluso más que el palacio real, porque era único, tal vez como la Princesa hecho a su forma.

Lauren le abrió la puerta amplia principal, de madera fina, dejándola entrar, estaba solo el lugar, pero el orden abundaba, al igual que el rico aroma. Observó como la mujer caminaba hacia la cocina amplia del lugar, el mesón gigante, junto con el gran mural lleno de vinos y cavas.

-Veo etiquetas nuevas.- señaló la morena.

-Han pasado algunos meses desde que no vienes, claramente hemos sacado nuevas ediciones.- señaló. -De hecho...- tomó una botella. -De edición especial.- se la mostró con un leve brillo en los ojos.

-¿Cuántas salieron?.- cuestionó la morena.

-50.- mencionó Lauren. -¿Una copa catadora?.-

Camila sonrió levemente asintiendo.

Lauren descorchó la botella, tomando dos copas para servirle a la mujer, esperando su aprobación como siempre, Camila tomó con sus dedos delgados aquella copa, oliendo el vino y moviéndolo, analizando su textura, toda una experta tal como Lauren le había enseñado hace unos años atrás, para beberlo suavemente sintiendo un sabor único, sus ojos casi se llenaron de Lágrimas, mirando a la mujer enfrente.

-Dulce.- logro decir.

-¿Así era como el que deseabas?.- cuestionó.

Camila asintió, pensando en su interior en cómo la mujer buscaba darle en el gusto en cada uno de sus detalles.

-¿Por qué me haces todo tan difícil?.- cuestionó Camila.

-¿Qué es lo difícil?.- contra preguntó.

-Todo, me cuesta.- confesó.

Lauren hizo una mueca, bebiendo un sorbo de su copa, analizando lo que decía.

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