Veinticinco

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Los días pasaron en la misma rutina, donde el paraíso de estar juntas se mantenía entre besos y caricias, solo centrándose en aquella burbuja. Más luego de lo que la morena había leído, sintiendo aún más que su decisión había valido completamente la pena.

Era por aquello que las dos semanas libres de la morena se pasaron más rápido de lo que deseaban, sabiendo que el volver a la ciudad era un paso difícil de aceptar la realidad, de los comentarios, la presión, entre otras cosas que traía como consecuencia el no haberse casado. Pero en parte él estar con Lauren provocaba que todo lo demás no importara, o no influyera al menos, sentía que estaba en su lugar seguro y sobre todo que las cosas podían ir bien, aún cuando las decisiones externas a ellas como lo que eran, fueran algo difíciles.

La morena llegaba al departamento que había arrendado en el centro de la ciudad, un hermoso lugar amplio y moderno, donde empezaría a vivir un par de meses, sabía que el ir al palacio de Lauren no era una opción viable, no cuando no estaban ni comprometidas, ni casadas, al menos si podía a visitarla y el vivir sola le daba un amparo para que la Princesa pudiera escaparse de vez en cuando a estar con ella.

No quería volver a casa de sus padres, no después de todos y siguiendo ese acto de rebeldía y valentía por la situación, tomó aquella decisión que quizás su madre no aprobaba e incluso su padre cuando todo lo que deseaban era que ella saliera de su casa casada.

Agradecía la tranquilidad y como era simple pero perfecto para su comodidad, supo de inmediato que se demorara tan poco en estar listo fue la influencia de la Princesa quien se encargó de vigilar cada movimiento de las personas que prepararon el lugar para estar listo, aunque extrañaría esa casa lejos de todos, debían estar allí para resolver sus cosas.

Unas horas más tarde, volvía a sus funciones, pasó por lo clínica Edevane, saludando al personal, aunque todos la miraban, solo hizo caso omiso a aquello, llegando a su oficina, tomando asiento, mirando su agenda personal.

Las horas pasaron en aquel lugar, y atendió a algunas personas, habló con algunos doctores, poniéndose al día, intentado evitar las preguntas personales en esos momentos. Pero no fue así, hasta que volvió a su oficina encontrándose con su padre parado allí dentro.

-Me contaron que volviste, y quería verlo por mis propios ojos.- le señaló.

Camila asintió.

-Los rumores corren rápido.- señaló la morena cerrando la puerta.

-Muy rápido, más cuando muchas personas quedaron esperando tu boda.- le señaló. -Pero bueno, estaba preocupado en realidad, quería verte.-

-Estoy bien papá, créeme que me siento mucho más tranquila ahora.-

El hombre la miró asintiendo.

-De todas formas, soy tu padre y tú eres mi niña, y me preocupo por ti, de tus decisiones.- le recuerda. -Se que fue una decisión complicada y de hecho ha generado mucho revuelo estos días, pero me importa saber cómo estás tú por dentro.-

-Estoy bien, de verdad, fueron días complicados, pero el haberme ido y apartado de esta realidad ayudó en eso.-

-¿Te fuiste con ella?.- cuestionó.

-Si, sabía que estar con ella me ayudaría, estaría lejos y sobre todo me sentiría segura.-

El hombro tomó un leve respiro.

-Adam no aprueba que su hija sea lesbiana, a pesar de todo lo que ha sucedido con Lauren el último tiempo habló conmigo hace un par de días y créeme que él no quiere que Lauren siga en esa posición.-

-Pero es la decisión de ella lo que haga.- señaló Camila. -Lauren no merece todo el trato que le ha dado el Príncipe, ha sido súper duro con ella e incluso humillante.-

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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