Una semana después, la noticia se había propagado a nivel mundial sobre su orientación sexual, era libre después de tantos años, a pesar de que eso no le pareció bien a sus padres, simplemente decidió ignorarlos en los constantes reclamos que hicieron, los deseos de su padre porque se retractara de su comunicado, hizo caso omiso a cualquier solicitud.
Solo estaba cumpliendo sus funciones esperando a que su renuncia fuera aceptada, en parte entendía que eso se demoraba más si era algo súper importante y más cuando habían muchas reuniones de por medio para decidir sobre aquello. Era por aquello que su vida en los últimos días se había basado en estar cumpliendo su rol como Princesa en lo que más podía intentando sacar a la morena de su mente, el presunto matrimonio y sobre todo que no había vuelta atrás en su relación.
Era inevitable no sentir aquel vacío en su interior, aquella soledad que era latente cada minuto del día, era una batalla que estaba dando sola, no tenía mayor apoyo en esto, pero era lo que debía hacer más por su felicidad.
¿Se arrepentía de hacer lo que hizo?
En lo absoluto, sin embargo, estaba viviendo las consecuencias de aquello, el desprecio de su familia, en especial de sus padres, la negación de su abuelo y lidiar con los periodistas, el pueblo, era difícil, más en aquella situación donde salir del clóset a nivel mundial marcaba un precedente.
Pero aún más, cuando tu corazón estaba completamente roto por dentro. Recordaba a Camila cada segundo y cada momento, en especial los momentos en que se encontraba sola, en aquel vestido blanco que tan bien le lucía, y sobre todo navegando en cada uno de esos momentos que solo ellas pudieron compartir.
Los recuerdos estaban a la orden del día y se sentía una idiota por no haber declarado lo que sentía antes, o no haber hecho algo más por Camila antes, pero entendía en el fondo que las cosas se hacían de a dos y por más que ella amara a la mujer, suponía que todo esto no era recíproco, no al menos con las decisiones y las acciones que tomaba la morena.
Estaba cansada de sentirse así, de mirar como ella avanzaba en aquel compromiso, como se entregaría a aquel hombre, y viviría aquella vida perfecta de cualquier mujer de la clase alta.
Pero tal vez era lo mejor.
Llegó a su casa aquella tarde, con el cuerpo agotado, sabía que no tenía la misma energía, ni el mismo ánimo de siempre, se sentía diferente en todos los sentidos, el mal humor, e incluso esas ganas latente de poder gritar, o desahogarse, pero simplemente lo reprimía.
Nunca antes se había sentido de esa forma y experimentar esta soledad, este vacío, le estaba doliendo bastante de cierto modo y por su orgullo no lo reconocía, no era capaz de aceptar como se sentía, porque mostrar debilidad no era parte de ser una Princesa a pesar de que este renunciando a ser aquello.
-Le llegó una carta.- le señaló la mujer más importante del palacio. -Se la dejé encima de la mesita.- le indicó.
-Le agradezco.- sonrió levemente, caminando para mirar aquel sobre.
Lo tomó entre sus manos, abriendo la primera parte, para reflejar dentro de allí los nombres de Theo y Camila. Lauren soltó un suspiro, negando con la cabeza.
¿por qué la morena le hacía esto?
¿Tan poco le importó lo que tenían que incluso era capaz de invitarla a su boda?
Siguió abriendo la invitación a la boda y solo podía sentir su sangre hervir, el calor llega a su rostro, a sus manos, y a cada parte de su cuerpo, en especial cuando leyó el mensaje adjunto.
"Querida Princesa Lauren:
En este día tan especial para nuestras vidas, queremos no solo que sea parte de la boda, sino también poder dedicarnos unas palabras en este día, que de seguro recordaremos el resto de nuestras vidas.
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Dilema real
ФанфикEn un mundo donde el deber real choca con los deseos del corazón, la princesa heredera Lauren enfrenta un dilema que podría cambiar la historia de su nación. Admirada por su fuerza y cercanía con el pueblo, Lauren guarda un secreto peligroso: es les...