-Bienvenida princesa Lauren.- le señalaba el guardia abriéndole la puerta del palacio.
-Le agradezco.- le sonrió levemente. -¿Cómo ha estado su trabajo?.-
-Muy bien, gracias por preguntar.- se mantenía erguido ante la presencia de la Realeza.
Lauren simplemente entró, saludando a algunas personas del servicio de hogar del palacio donde vivía su hermano menor.
Príncipe Edward, un hombre de 28 años, alto, de ojos verdes más oscuros que los de su hermana, de cabello castaño y un rostro hermoso que era el deseo de miles de mujeres alrededor del mundo, el mismo deseo que lo había visto envuelto en más de algún problema hace un par de año.
Sin embargo, Lauren fue siempre la que estuvo ahí para solucionar los caos de sus hermanos, regañándolos incluso más que su padre porque él muchas veces estaba de acuerdo con lo ocurrido por sus hermanos. Su padre era la referencia del machismo, lo conservador, a veces no lograba comprender como su padre podía ser tan diferente a su abuelo y al mismo tiempo a ella, simplemente era ilógico que fuera tan machista.
Su padre se había hecho cargo de llevar a sus hermanos por rumbos que solo desencadenaron diversos escándalos, es especial con Nicholas. Entendía de donde emanaba esto, su bisabuelo había sido responsable de enseñarle, siguiendo una vieja tradición en su familia, inculcando en sus padres todas las costumbres que lo rodeaban, entre ellas el gusto por las mujeres excesivamente, viéndolas muchas veces solo como un objeto, eso se había heredado a sus hermanos.
Edward se había visto involucrado en diversas fiestas de excesos, con mujeres de compañía, en especial con algún tipo de droga que llegó a consumir manchado la imagen de su familia, siendo noticia a nivel mundial. Razón por la que Lauren se lo llevó a vivir con ella un tiempo, aunque muchas veces discutieron y Edward le recriminó millones de cosas, logró resarcir, especialmente cuando su vínculo con la menor de los Edevane fue creciendo.
Lauren agradeció cuando aquello sucedió, primero porque logró sacarlo de su casa y segundo porque su hermano había sentado cabeza finalmente, logrando contraer matrimonio bastante joven según ella, pero al menos con una gran mujer como lo era su ahora cuñada, la princesa Sophie.
Más aún supo que el tiempo dedicado a él fue el nacimiento hace un año y dos meses de su pequeño sobrino, el cual amaba profundamente y la razón principal por la que había venido a visitarlo.
El vínculo con Edward era mucho más cercano que su otro hermano, y quizás solo porque Nicholas siempre deseo el puesto de Lauren.
-Hermanita.- dijo el hombre dándole un suave abrazo. -Que bueno que viniste, pensé que te demorarías menos pero lo entiendo.- señaló.
-Créeme que lo hubiera hecho, pero el Rey es exigente y no me dio libertades desde que puse un pie de nuevo en mi hogar.- sonrió levemente, caminando junto a su hermano al gran salón donde habían dos sofás amplios de lujo.
Allí estaba Sophie, con su hijo hermoso en sus brazos, pero al mismo tiempo Camila sentada a su lado con miles de cosas de médico que no lograba entender.
-Buenas tardes, princesa Sophie, señorita Edevane.- señaló.
Ambas se pusieron de pie de inmediato siguiendo el protocolo.
-Que bueno es poder verla.- señaló Sophie con una media sonrisa.
-Lo mismo digo, deseaba poder venir, más a ver mi a sobrino.- señaló con una sonrisa acercándose. -¿Le sucedió algo?.-
-Solo tenía algo de fiebre.- comentó Sophie.
El bebé sonrió al instante al ver a su tía, estirando sus brazos, Lauren lo tomó dejando un beso en su frente con una media sonrisa, pero al mismo tiempo mirada de preocupación.

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Dilema real
FanfictionEn un mundo donde el deber real choca con los deseos del corazón, la princesa heredera Lauren enfrenta un dilema que podría cambiar la historia de su nación. Admirada por su fuerza y cercanía con el pueblo, Lauren guarda un secreto peligroso: es les...