¡𝗣𝗈𝗿𝗻𝗈... 𝘀𝗈𝘁𝗿𝖺𝘀!

📞 ― 𝗣𝖾𝗅í𝗰𝘂𝗅𝖺 . . .

Aylin estaba cerca de la casa de Charoen cuando vio a su prima derrumbarse al cerrar la puerta. Su corazón se rompió cuando su prima, aquella que nunca se mostraba débil ante los demás, tapaba sus sollozos con ambas manos.

No tardó en ir por ella, tratando de preguntar qué había pasado, qué la tenía así, pero Alpha solo pedía perdón.

― No quise hacerlo, de verdad no quise... ― Fue un impulso romper sus barreras solo para rodear a su prima, para tratar de sostener lo poco que quedaba de su mundo.

Pero parecía ser inútil.

― Perdón, no quise hacerlo, por favor perdóname...

― Manut Alpha.

― Es culpa mía. Todo es culpa mía.

― ¿Que Alpha hizo qué? ― Ongsa casi se cae de la silla cuando Sun la llamó de urgencia. Estaba muy agitada y desorientada, preguntando varias veces si Alpha se encontraba bien o si Ongsa la estaba consolando, pero ella ni siquiera había visto a su hermana desde el día anterior.

― ¿No está en casa?

― No, Alpha no ha regresado desde ayer.

― Cuando llegue a casa, abrazala, por favor.

― ¿Me estas pidiendo que le dé un abrazo después de lo que hizo? Sun, sé que te cae muy bien mi hermana, pero hay formas más bonitas de hacer las cosas.

― Cariño, por favor. Toma su mano, intenta que su corazón no caiga más. ― Sun se escuchaba más preocupada de lo que ella había escuchado alguna vez. Su voz parecía querer romperse en cualquier momento. ― Ongsa, no dejes que la bala salga disparada a su cabeza. Cuídala, por favor. ― El silencio en la otra línea le hizo darse cuenta de que había colgado.

Al igual que Charoen estaba colgando de un hilo sin poder calmarse.

Tomó las llaves de su madre para salir. En la entrada, se sentó para poder ponerse sus zapatillas, pero el sonido de la puerta siendo abierta le hizo levantar la mirada.

― ¿Manut phi? ¿Estarás fuera de casa? ― Su hermana.

Su hermana estaba escondida en el hombro de Aylin, sus labios aún temblaban y aún con la sombra, Ongsa podía ver sus ojos rojos e hinchados, además, aquellos ojos que siempre le miraron con amor y orgullo, ahora no parecían más que un pozo sin fondo. Un pozo vacío y sucio.

― Iba a buscarlas...

― Ya estamos en casa. Manut Alpha quiere dormir, así que es mejor que todos vayamos a dormir.

― Son las tres.

― Ya entiendo porqué eres humana, te complicas demasiado.

― Pero-

― ¿Quieren ver una película? ― Ongsa sintió ganas de vomitar cuando la escuchó.

Su voz estaba rota, baja, carecía de aquel tono dulzón que le hacía sentirse en casa. Ahora solo era un tono del que quería huir.

― ¿De terror? Alpha, ya sabes que Luna te matará si le pones ese tipo de películas a la bebé.

― ¡No soy una bebé!

― No, solo una película. ― Vio que Aylin miraba hacia otro lado en un vano intento de esconder sus lágrimas, y ella misma quiso girar para no llorar.

― Está bien, hermanita. Solo una película.

Sun golpeó una piedra que se encontró en el camino. Se sentía enojada, frustrada, con ganas de golpear al imbécil que solo traía problemas y con ganas de un abrazo.

Ella también quería un abrazo.

Cuando vio que Alpha se fue junto con Aylin, ella corrió para tratar de consolar a Charoen, llamando rápidamente a Tinh para que él se quede cerca, y llamando a su pareja para que Alpha pueda desahogarse.

Eso era lo que ella necesitaba.

Sintió que las lágrimas volvían a acumularse en sus ojos, y nuevamente tuvo que limpiarlas con brusquedad. No debía llorar.

¿Cómo es que las cosas habían acabado así? Ella solo recuerda estar jugando con su primito en el parque, luego tratar de cruzar la pista y toparse con Alpha y ese tipo que todos parecían odiar.
Él estaba tan enojado, pateando cualquier cosa a su alcance y exigiendo que Alpha se aleje de Charoen, de lo contrario, las cosas podrían ponerse peores de lo que ella pensaba.

Alpha ni siquiera parecía intimidada, pero la mención de un hombre desconfiguró toda su vida.

Y lamentablemente, ella fue la única que quedó de testigo, sin que Alpha supiera que estaba escuchando.

Frotó su rostro con enojo. Nada de lo que estaba ocurriendo era justo.