📞 ― A casa . . .

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― ¿De verdad debemos regresar? ― A pesar de ser un susurro, su abuelo logró escucharla, asintiendo en respuesta

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― ¿De verdad debemos regresar? ― A pesar de ser un susurro, su abuelo logró escucharla, asintiendo en respuesta.

Charoen estaba terminando de doblar la ropa recién lavada cuando su abuelo llegó avisándole que sus pasajes estaban para el lunes por la mañana. Solo tenía dos días para disfrutar de su estadía en la casa de sus abuelos.

Y sólo habían pasados tres días.

― Es lo mejor. De esa forma nos darás tiempo para poder arreglar el divorcio de tu tío y buscarte un lugar donde puedas terminar tus estudios.

― No quiero irme, Sun tampoco.

― Tu amiga ya está empacando.

― Uh.

No quería volver, eso significaba tener que estar escondida y encerrada en una casa más grande que sus pensamientos.

Su abuelo seguía mirándola, casi tan perdido como ella, pero mucho más fuerte mentalmente para seguir con su vida y hacer las cosas bien.

― ¿No has pensado en hablar con esa chica?

― No. ― Dejó la última prenda en la cama, cuidando no doblarla mal. ― Dudo que quiera verme.

― Pero tú sí quieres.

― No importa si yo lo quiero, su comodidad siempre será más importante para mí. ― Sonrió orgullosa de si misma cuando la camisa quedó perfectamente doblada.

― Las camisas van colgadas.

― ¡Pudiste avisarme antes de doblar tus cuarenta camisas! ― Su abuelo disfrutaba tanto burlarse de ella, y lo peor es que siempre caía. ― Por eso estás viejo.

― Afortunadamente tenemos buenos genes y no aparentamos nuestra edad.

― Seguramente es un defecto y tú comentándolo orgulloso. ― Abrió el ropero de su abuelo, sacó unos ganchos y comenzó a colgar las camisas con un poco de recelo; su esfuerzo había sido totalmente en vano.

― Un mes.

― ¿Uhm?

― Intenta hablar con ella y arreglar las cosas durante un mes, si no funciona puedes volver a casa.

A pesar de estar de espaldas, podía sentir la mirada de su abuelo, su tono más serio y decisivo, como si aquello se tratarse de vender cuentas de Spotify premium.

― No, gracias.

― Charoen.

― Tengo dignidad, abuelo... Aunque no lo parezca. ― Abrió el ropero de su abuela para poder robarle más ganchos. ― Un mes es mucho tiempo, solo quiero escapar de ahí.

― ¿No estás siendo muy cobarde?

― Pongo mi salud mental antes que un romance. ― Maldijo internamente cuando las lágrimas volvieron a acumularse en sus ojos. ― No puedo perderme solo por correr tras alguien que desea escapar de mí.

¡𝗣𝗈𝗿𝗻𝗈... 𝘀𝗈𝘁𝗿𝖺𝘀! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora