Charoen necesita urgentemente que alguien le enseñe todo sobre anatomía antes de su examen.
Y Ongsa es tan amable que vendió a su hermana a cambio de un helado.
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Ongsa suspiraba en resignación.
Hace tan solo unos minutos había estado en la cama de Sun viendo películas y mimando a la más baja. Ahora estaba en la oficina del gerente de la cafetería a la que las parejas fueron.
― ¿Sí sabe que estas cosas están prohibidas? ¡Puedo denunciarlas por lascivia pública! ― Ongsa frotó su sien con algo de fuerza.
Estas cosas de hermana mayor no eran lo suyo.
― Nadie lo vio. ― Susurró.
― ¿Qué me dice de mis empleados?
― Si estaba cerrado no debieron entrar. Además, ¿Por qué mandaría a un hombre para abrir la puerta del baño de mujeres? ― El hombre frente a ella dejó de hablar. Quizá porque podría considerarse acoso si la situación solo llevaba la parte de la menor frente a él. ― La denuncia podría ser mutua.
― Tal vez podría, pero eso no quita el hecho de que habían dos parejas a nada de tener relaciones en un baño público.
― Solo... Ah, está bien. ― La de lentes se levantó e hizo una pequeña reverencia en disculpa. ― Mi hermana, mi prima y sus parejas actuaron mal. Una disculpa por este inconveniente. ― Vio que el gerente volvía a suspirar.
Hizo un movimiento con la mano, casi como si le estuviese restando importancia al asunto.
― Váyanse de aquí. ― Asintió.
― Que tenga una buena noche y que su negocio siga siendo próspero.
Cuando salió, vio a su pequeño solecito regañando a un cuarteto de tomates. Sonrió inconsientemente al pensar que parecían una pareja recibiendo quejas de las inquietudes de sus hijas.
― Sun.
― Ongsa, ¿Estás bien? ― La baja dejó lo que decía a medias. Estaba más preocupada en que su novia recibiera regaños por algo que no hizo. No cuando Ongsa era tan sensible a las críticas de los adultos. ― ¿Te dijo algo malo, la mia vita? ― Ongsa comenzó a reír.
Desde que Sun comenzó a aprender italiano, le decía apodos en ese idioma, incluso cuando se enojaba le hablaba de esa forma porque "no quería herirla".
― No. Solo que regresemos a casa y que estas cuatro no volverán a pisar esta cafetería.
― Uh.
― "Uh" nada, Luna. ― Sun rápidamente volvió su atención a las chicas sentadas. ― ¿Creen que esto es algo gracioso? ¡Tienen suerte que Aylin haya dado el número de Ongsa y no el de su tía! ― La mencionada levantó la mano. ― Dime.
― En realidad fue porque no recordaba el número de mi tía, manut.
Antes de que volviera a refutarles, Ongsa la tomó de la cintura.
― Déjalas. No pasó a mayores, así que podemos ir a casa tranquilamente.