📞 ― 𝗠𝖺𝗱𝗿𝖾𝗌 . . .

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Ongsa suspiraba en resignación

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Ongsa suspiraba en resignación.

Hace tan solo unos minutos había estado en la cama de Sun viendo películas y mimando a la más baja. Ahora estaba en la oficina del gerente de la cafetería a la que las parejas fueron.

― ¿Sí sabe que estas cosas están prohibidas? ¡Puedo denunciarlas por lascivia pública! ― Ongsa frotó su sien con algo de fuerza.

Estas cosas de hermana mayor no eran lo suyo.

― Nadie lo vio. ― Susurró.

― ¿Qué me dice de mis empleados?

― Si estaba cerrado no debieron entrar. Además, ¿Por qué mandaría a un hombre para abrir la puerta del baño de mujeres? ― El hombre frente a ella dejó de hablar. Quizá porque podría considerarse acoso si la situación solo llevaba la parte de la menor frente a él. ― La denuncia podría ser mutua.

― Tal vez podría, pero eso no quita el hecho de que habían dos parejas a nada de tener relaciones en un baño público.

― Solo... Ah, está bien. ― La de lentes se levantó e hizo una pequeña reverencia en disculpa. ― Mi hermana, mi prima y sus parejas actuaron mal. Una disculpa por este inconveniente. ― Vio que el gerente volvía a suspirar.

Hizo un movimiento con la mano, casi como si le estuviese restando importancia al asunto.

― Váyanse de aquí. ― Asintió.

― Que tenga una buena noche y que su negocio siga siendo próspero.

Cuando salió, vio a su pequeño solecito regañando a un cuarteto de tomates. Sonrió inconsientemente al pensar que parecían una pareja recibiendo quejas de las inquietudes de sus hijas.

― Sun.

― Ongsa, ¿Estás bien? ― La baja dejó lo que decía a medias. Estaba más preocupada en que su novia recibiera regaños por algo que no hizo. No cuando Ongsa era tan sensible a las críticas de los adultos. ― ¿Te dijo algo malo, la mia vita? ― Ongsa comenzó a reír.

Desde que Sun comenzó a aprender italiano, le decía apodos en ese idioma, incluso cuando se enojaba le hablaba de esa forma porque "no quería herirla".

― No. Solo que regresemos a casa y que estas cuatro no volverán a pisar esta cafetería.

― Uh.

― "Uh" nada, Luna. ― Sun rápidamente volvió su atención a las chicas sentadas. ― ¿Creen que esto es algo gracioso? ¡Tienen suerte que Aylin haya dado el número de Ongsa y no el de su tía! ― La mencionada levantó la mano. ― Dime.

― En realidad fue porque no recordaba el número de mi tía, manut.

Antes de que volviera a refutarles, Ongsa la tomó de la cintura.

― Déjalas. No pasó a mayores, así que podemos ir a casa tranquilamente.

― ¿Te parece correcto dejarlo así?

¡𝗣𝗈𝗿𝗻𝗈... 𝘀𝗈𝘁𝗿𝖺𝘀! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora