📞 ― 𝖨𝗇𝘁𝗲𝗿𝖼𝖺𝗺𝗯𝗂𝗈 . . .

289 53 8
                                    

Mordía fuertemente el interior de su mejilla en un vano intento de calmar sus nervios

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mordía fuertemente el interior de su mejilla en un vano intento de calmar sus nervios. El líquido metálico que pasaba por su garganta solo aumentaba su ansiedad.
Hace poco decidió hacer algo que claramente no debía; hablar con Arthit y pedirle amablemente que deje a su círculo en paz.

Sonaba como un buen plan, demasiado para una adolescente, ¿Qué podía salir mal?

Sun terminó de pensar demasiado, levantándose hacia su tocador para poder aplicar un poco de brillo en sus labios. Si iba a quedar mal, al menos lo haría siendo bonita, más de lo que ya era.

Tomó su celular y salió de su casa, topandose con su padre en el camino.

― ¿De nuevo en la casa de tu novia? ¿Te vas a mudar? ¿Quieres un empujón? ― Su padre bajó del auto para poder saludarla e invitarla a subir, pero Sun rechazó su oferta de manera amable.

― Gracias, pero esta vez iré sola.

― ¿No es muy peligroso que vayas sola?

― Estaré bien, papá. Tranquilo.

― Bien, pero dile a Ongsa que estaré llamándola para preguntarle por ti, y más le vale que cuando regreses estés sana y salva. ― Su padre se tensó un poco. A Sun le parecía gracioso como siempre trataba de intimidar a Ongsa incluso si ella no estaba presente.

Pero el tedioso reloj corría y el caos a su alrededor solo aumentaba.

― Uh, no iré con Ongsa.

― ¿Qué?

― Quedé con un compañero de la escuela, hablaremos de algo que estuvo afectando el consejo estudiantil.

― ¿Eso que tiene que ver contigo?

― Bueno, quería entrar, ¿Recuerdas? ― Su padre la abrazó con emoción, aunque su rostro reflejaba sorpresa y pena, vergüenza quizá.

― Cierto, por un momento lo olvidé. Lo lamento, cariño. ― Dejó un beso en su frente y le dio una corta bendición. ― Que te vaya bien. Cualquier cosa llámame, papá estará para ti.

― Gracias... ― Sintió que su alma y valentía se iban por donde su padre se había alejado, y quizá corrían mucho metros más allá de su alcance. ― Todo saldrá bien, Sun. ― Apesar de alentarse a si misma, sabía que las cosas no saldrían nada bien.

Tomó un atajo que había encontrado mientras perseguía a Ongsa, caminando lo más lento posible. Su mal presentimiento no hacía más que aumentar.

Arthit estaba sentado en una mesa muy apartada de los demás

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Arthit estaba sentado en una mesa muy apartada de los demás. Era imposible que pueda pedir ayuda si algo salía mal.

Estás siendo exagerada.

Inhaló y exhaló varias veces antes de encaminarse hacia él.

― Creí que me dejarías plantado. ― Estaba por preguntar si podía sentarse, cuando Arthit habló, reconociendola incluso si no había levantado la mirada de la carta.

― Uhm, no. Necesito hablar contigo, así que... ― El chico esbozó una pequeña sonrisa.

En el pasado, Sun le habría dado la razón a sus amigas sobre que era guapo y adorable, ignorando la espina que le hacía dudar de la verdadera personalidad del chico, pero ahora podía verlas levantar una bandera al saber que Sun siempre tuvo la razón.

― ¿No vas a sentarte?

― ¿Por qué tan lejos?

― ¿Quieres que todos se enteren? ― Apretó los labios para no ponerse a pelear con el chico que quería chantajear.
Por más que trató de alejar la silla, un mesero llegó y, como si fuese un caballero, le cerró la silla cuando ella se sentó.

― ¿Ya puedo tomar su orden?

― La mía sí. No sé que vaya a pedir la señorita.

― Nada.

― ¿Nada?

― No quiero nada, solo vine para hablar contigo.

― Ya veo. ― Arthit cerró la carta y se la entregó al chico parado a su lado. ― Por el momento solo traenos un té. ― Una vez se fue, Arthit pudo soltar una pequeña carcajada.

― ¿Qué es tan gracioso?

― Pareces un lindo gatito, ¿Ya te adoptaron? ― Se quedó confundida por un momento. Ella no era ningún animal.

Su rostro se frunció más por el enojo, todos sabían que Ongsa la había adoptado, ¡No! ¡Ongsa no la había adoptado porque ella no es un gato!

― ¿Acaso te acaban de abandonar? ¿Por qué tanto enojo? ― Chasqueó la lengua para no ponerse a pelear por un apodo, sin embargo, sabía que solo trataba de distraerla de su objetivo principal.

― Quiero hablar sobre Alpha y Charoen.

― ¿La presidenta y la estudiante? Una historia muy romántica, ¿No?

― También son mis amigas.

― Lo sé, cariño. ― Sun golpeó con fuerza sus dedos contra su pierna. Solo Ongsa podía decirle de esa forma.

― Independientemente de si lo sabes o no, hiciste algo que ha roto sus vínculos por completo.

― Así que el gato en adopción frente a mi está enojado porque dos de sus amigas terminaron su relación.

― ¡Que no me digas-! ¡Ay, olvídalo! ― Se recostó sobre su asiento, cruzándose de brazos, haciendo un pequeño puchero inconsistentemente y mirando hacia un lado para no tener que enojarse más.

Que difícil era hablar con un hombre.

Sin embargo, apesar de estar buscando una forma de hablar bien con el chico, la mirada sobre ella era demasiado pesada para ignorar.

― Entonces me buscaste por todo el colegio, me citaste aquí, ¿Y todo para que al final hagas un pequeño berrinche? ― Arthit volvió a reírse. ― Vamos, cariño, solo era una broma. ― Su paciencia se fue por la borda.

― Si voy a hablar contigo vamos a dejar claras algunas cosas, ¿Bien? ― Se sentó correctamente, devolviendo la mirada directa. ― Primero: no eres nadie para decirme cariño. No lo hagas, porque solo hay una mujer que puede hacerlo, y déjame decirte que amo a esa mujer más de lo que te amas a ti mismo, creído. Y segundo: deja de compararme con un gato.

― Cierto, tú también estás con una chica.

― Sí. ― Apesar de sus intentos, Sun no pudo evitar la sonrisa orgullosa que se plasmó en su rostro. ― Y Ongsa no es una chica, es mi chica.

― Supongo que eso hace las cosas un poco más divertidas.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡𝗣𝗈𝗿𝗻𝗈... 𝘀𝗈𝘁𝗿𝖺𝘀! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora