📞 ― 𝖣𝖾𝘀𝘁𝗶𝗇𝗼 . . .

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Amate, amate, amate

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Amate, amate, amate. Por favor, amate.

Una súplica silenciosa salía de sus labios. Su mente estaba nublada en el pasado, remontándose más allá de la ruptura; su corazón seguía atascado en el recuerdo de la foto rompiéndose. Todo estaba rompiéndose.
Su mente trabajaba a mil por minuto, impidiéndole ser consciente de que no solo una persona había roto su corazón. Su familia también decidió que era el momento perfecto para que Charoen se entere de cosas que, si era sincera, desearía nunca haber escuchado.

Inconscientemente llevó sus manos temblorosas hacia su cabeza, en un vano intento de detener las preguntas, la culpa.

¿Hice algo mal?

Los ligeros golpes en la cocina detenían sus impulsos de volver a encerrarse a sí misma.

¿Podré ser amada sin necesidad de ser usada?

Su vida siempre ha sido un carrusel imposible de llegar a la cima. Siempre descendió con cosas que terminaban de romperla cada día más. Sin embargo, siempre quiso que todos sostuvieran su mano para poder caminar entre la oscuridad.

¿Valgo la pena? ¿Hay algo bueno en mí?

Alguien comenzó a acercarse, sus pasos apenas audibles dentro de sus pensamientos. ― Las cosas pesan menos cuando las dices. ― Ella volvió a su lado con una tasa de té en sus manos, temiendo que las pesadillas vuelvan y Charoen elija correr lejos.

¿Podría correr lejos? Esperaba que sí, porque la herida se abría más y más, haciendo que respirar sea difícil y pensar en sí misma sea bueno.

Nunca fue buena para expresar sus sentimientos, siempre sucedía algo malo cada vez que lo hacía, por ello los guardaba, pero ahora... ¿Por qué su frágil corazón roto pesaba sobre sus manos? Parecía que estaba cargando las flechas sobre un pequeño pedazo de carne. Y dolía. Dolía más de lo que su abuelo decía, dolía más de lo que su madre alguna vez expresó.
Ardía como lava sobre la zona que supuestamente Alpha debía proteger, pero ella no lo había hecho. Ella se cubrió a si misma, dejando que todas las balas la golpearan directamente.

Charoen deseaba odiarla.

― Supongo que esas cosas lo fueron todo solo para mí.

― Incluso si lo fue, debes calmarte, Chaer. Un corazón roto no durará toda la vida.

― Los recuerdos sí.

― Aprendizaje de hecho. ― Sun colocó un mechón de cabello detrás de su oreja, sobando suavemente su espalda. ― No lo veas como algo malo, ¿Bien? Estás aprendiendo. No te puedes culpar por algo que no sabías.

― ¿Por qué no sería culpa mía?

― Porque las heridas solo arden cuando sabes que en el futuro las cosas serán vistas de otra manera. ― Sus manos temblorosas se aferraron a el torso de su amiga, escuchando suave latido de su corazón.
Se sintió mal de inmediato. ― No pienses en eso, Chaer. Mi corazón late porque yo quiero. Nadie más que tú puede volver a reconstruir su corazón.

¡𝗣𝗈𝗿𝗻𝗈... 𝘀𝗈𝘁𝗿𝖺𝘀! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora