La arena debajo de sus pies parecía hacerle cosquillas. El viento golpeando su rostro y jugueteando con su cabello le daba la sensación de nostalgia que había querido olvidar durante todo el día, pero incluso si sus pensamientos se alejaban un momento, su corazón ardía sobre su lugar, enviándole dolorosas pulsaciones que le recordaban que ella estaba ahí, que todo era real.
Ongsa había llegado a su casa de la nada, preguntando qué había ocurrido y porqué todo parecía estar rompiéndose como un vidrio. Fue tan doloroso ver a la hermana de su ex pareja que no pudo evitar llorar como un bebé sobre ella.
Tinh también había llegado, pero ella no quiso recibirlo, sintiendo que si él no se hubiese metido, ella seguiría observando de lejos y su corazón aún estaría con ella, aún estaría protegido y seguiría añorando el tacto de la que deseaba que sea su dueña, no estaría regado y suplicando porque ella vuelva y lo reconstruya.Ignoró la picazón que se extendió por todo su cuerpo, frotando su rostro nuevamente para alejar aquellas lágrimas inútiles que salían. Que doloroso era amar.
Cuando Ongsa se fue a comprar comida, Charoen aprovechó para escapar un momento. El taxi llegó más pronto de lo que ella hubiera imaginado, pagando más de lo necesario y prácticamente rogando que la lleven a la playa.
Ahora estaba ahí caminando sin rumbo, sintiendo que las olas subían para darle un sorbo de la realidad, evitando que se pierda en sus pensamientos, para luego descender nuevamente, dejándola sola, hundida y con la arena húmeda bajo sus pies.
El sonido de las olas la relajaba, la mantenía un poco serena, pero no lo suficiente.¿Alpha habrá comido?
Sabía que la mayor era muy descuidada cuando se trata de su alimentación, por eso Charoen siempre tenía que mandarle mensajes y hacer videollamadas para que Alpha le demuestre que estaba comiendo.
Su teléfono no dejaba de vibrar, haciendo que la preocupación de Ongsa sea palpable en cada vibración. No quería hablar con nadie que no sea su abuelo.
Su mundo se estaba cayendo en pedazos, sus manos picaban por aferrarse a la túnica de su abuelo, y dolió más al darse cuenta de que ella solo recurría a su abuelo cuando el mundo realmente pesaba sobre ella. Sus brazos lograrían sostener un poco de lo que quedaba, sus palabras amorosas le darían la fresca y amorosa pomada para sanar cada herida en carne viva, sus besos en la frente o en su cabeza le transmitirían la paz que buscaba en esos momentos.
¿Soy difícil de amar?
Otro suspiro tembloroso se escapó de ella. Las lágrimas amenazaron nuevamente, pero esta vez no tuvo el valor de obligarlas a quedarse.
La propuesta de su abuelo se mantenía fresca como la primera tarde en la que se la dijo. La tentación de aceptar rasgaba su garganta, quemaba su corazón y martillaba en su cabeza. No quería, pero debía.
Que difícil era elegir entre lo que quieres y debes, sobretodo cuando hay alguien esperando que cumplas sus expectativas.
Una nueva vibración la sacó de sus pensamientos. Ongsa estaba llamando otra vez. No tenía nada que perder ahora, sabía que su amiga lo entendería.
― ¡Charoen, ¿Dónde estás?!
― En la playa.
― ¿Tan tarde? Dios, quédate ahí, iré por ti.
― No vengas.
― Estoy saliendo, quédate ahí.
― ¿Seguirías conmigo apesar del tiempo, Ongsa? ¿Seguiríamos siendo amigas? ― El silencio le dio la respuesta que quería. El mismo deja vu estaba golpeandolas otra vez. ― Creo que volveré.
― Chaer, ven a casa, ¿Si? Traje mucha comida. Estarás bien.
― Si vuelvo, ¿Aún seguiremos siendo amigas?
― Chaer...
― ¿Seguiremos siendo amigas a pesar del tiempo, Ongsa? ― Através de la línea, el sollozo amortiguado resonó en sus oídos.
― Estaré esperando, Chaer.
― Más te vale, tonta.
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¡𝗣𝗈𝗿𝗻𝗈... 𝘀𝗈𝘁𝗿𝖺𝘀!
FanficCharoen necesita urgentemente que alguien le enseñe todo sobre anatomía antes de su examen. Y Ongsa es tan amable que vendió a su hermana a cambio de un helado.