|¿Existe el amor verdadero?|

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A la mañana siguiente, Alastor despertó con el dolor persistente de las heridas y un leve mareo. La luz tenue del amanecer se filtraba por las cortinas, iluminando parcialmente el desorden del apartamento. Con un esfuerzo que parecía monumental, se incorporó lentamente, sintiendo cómo su cuerpo protestaba ante cada movimiento.

El silencio reinaba en el departamento. Pensó que Charlie ya se habría ido a trabajar, pero algo en el ambiente no encajaba. El apartamento estaba demasiado tranquilo, y entonces la vio. Charlie estaba sentada en la mesa de la cocina, con los brazos cruzados y los ojos fijos en la taza frente a ella, como si estuviera sumida en sus pensamientos. No llevaba el uniforme de trabajo.

Alastor se levantó del sofá, tambaleándose ligeramente. El sonido de sus pies descalzos sobre el suelo de madera hizo que Charlie levantara la vista, pero no dijo nada. El silencio entre ellos era denso, incómodo. La atmósfera estaba cargada de tensión no resuelta, de palabras no dichas.

-¿No fuiste al trabajo?- preguntó Alastor, rompiendo la quietud.

Charlie lo miró por un momento, sus ojos cargados de una mezcla de emociones. -No- respondió con una voz suave, casi apagada. -Me quedé para asegurarme de que estuvieras bien...-

El comentario lo tomó por sorpresa, aunque su rostro no mostró ningún cambio. Estaba acostumbrado a las frías palabras y a las interacciones superficiales, pero esto era distinto. No esperaba que Charlie se quedara, y mucho menos que lo cuidara. Algo dentro de él se removió, pero lo reprimió rápidamente.

-No era necesario- replicó, con su tono habitual de indiferencia, aunque sus ojos mostraban un leve destello de gratitud.

Charlie desvió la mirada, tomando su taza entre las manos, pero sin beber. -Claro, lo sé...- murmuró. -Solo pensé que después de lo de anoche...- Sus palabras quedaron suspendidas en el aire. No sabía cómo continuar, no quería parecer más afectada de lo que ya había mostrado.

Alastor, incómodo por la dirección de la conversación, decidió no hablar del tema. Sabía que Charlie merecía una explicación, pero aún no estaba listo para enfrentar lo que significaba esa noche. En lugar de eso, optó por cambiar de tema.

-Tienes un mal día por delante si te retrasas más- dijo, con una sonrisa cansada pero burlona, tratando de desviar la conversación.

Charlie lo miró fijamente, con una expresión que dejó claro que no iba a dejar pasar el asunto tan fácilmente. -Alastor...- su tono era serio ahora. -Necesito saber qué pasó anoche. No puedo seguir así, sin entender qué estás haciendo o si... si estás en peligro.-

Alastor permaneció en silencio por un momento, su mirada fija en la mesa. No quería preocuparla, pero también sabía que ella no dejaría de insistir. Finalmente, soltó un suspiro pesado.

-Fue algo que tenía que hacer, eso es todo- dijo, sin dar demasiados detalles. -No tienes que involucrarte en esto, Charlie. Es mejor así.-

Pero Charlie no estaba satisfecha. Se levantó de la mesa y caminó hacia él, sus ojos buscando respuestas en los de Alastor. -¿Eso es todo lo que vas a decirme? ¿"Algo que tenía que hacer"? Anoche llegaste destrozado, y ahora simplemente actúas como si no fuera nada...- Su voz estaba cargada de frustración y dolor.

Alastor la miró, intentando mantener su fachada de indiferencia, pero algo en su interior comenzó a quebrarse. Había sido cuidadoso durante todo este tiempo, manteniendo su distancia emocional, recordándose que este "compromiso" era solo una farsa. Sin embargo, la preocupación genuina de Charlie lo desconcertaba.

-Por favor, Al...- susurró Charlie, su voz temblando levemente. -Solo quiero saber si estás bien...-

Por un instante, Alastor sintió el impulso de decirle la verdad, de dejar de lado las mentiras y las medias verdades. Pero algo lo detuvo, el miedo a lo que significaría admitir que, quizás, este falso matrimonio estaba empezando a volverse más real de lo que ambos querían aceptar.

Mi falso prometido -Charlastor-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora