|Ensayo de la boda|

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Pasaron los días...

La noche había caído sobre el departamento, envolviendo la habitación en una quietud que contrastaba con el caos emocional que reinaba entre Charlie y Alastor. 

Charlie alistaba su cama, acomodando las almohadas mientras intentaba no pensar en lo que sucedió hace unas semanas más lo que su madre le había dicho. 

Pero era imposible. 

Cada vez que cerraba los ojos, podía ver el momento exacto en que casi se besaron y a la vez a su madre. Pudo haber sido un beso que, si hubiera continuado, podría haber desencadenado algo mucho más complicado de lo que estaban preparados para enfrentar. 

No se habían dirigido del todo la palabra desde entonces y Alastor dormía en el sofá.

Al otro lado de la habitación, Alastor estaba lidiando con su cama inflable, queriendo que Charlie lo note, quería hablar con ella del tema. Hacía ruidos extraños al intentar inflarla, frustrado con cada esfuerzo fallido.

—Creo que esto tiene fugas —dijo con un suspiro de resignación, golpeando el colchón, que lentamente perdía el poco aire que había logrado meterle.

Charlie lo miró, mordiéndose el labio. No podía evitar recordar el momento en que estuvieron tan cerca. Había pasado casi una semana desde el beso, pero el silencio entre ambos era más pesado de lo normal.

—Alastor, yo... —comenzó Charlie, con la voz suave pero llena de culpa—. Siento mucho lo de hace unas... semanas. Cuando Jesús y Juan se quedaron, ¿te acuerdas?

Alastor la miró desde el colchón inflable, levantando una ceja, como si no entendiera a qué se refería.

—¿Perdón por qué? —respondió, pretendiendo estar confundido, aunque su sonrisa delataba que sabía perfectamente de qué hablaba—. No pasó nada... ¿o sí?

Charlie sintió que sus mejillas se calentaban al recordar lo cerca que estuvieron de romper la línea que ambos habían trazado en su relación falsa.

—Quizás fue mejor que no... —murmuró ella, desviando la mirada.

Alastor asintió lentamente, aunque había una chispa de algo diferente en sus ojos.

—Sí... tal vez —dijo, avanzando hacia ella y tomando su mano entre las suyas. La calidez del contacto hizo que Charlie se tensara por un momento antes de retirar su mano rápidamente, sintiendo que si permitía que esto continuara, todo se complicaría aún más.

—Esto podría complicarse —dijo Charlie, su voz temblando un poco.

Alastor, con una sonrisa pícara, negó con la cabeza.

—Yo no soy tan complicado, Charlie. De hecho, soy bastante simple —sus ojos se iluminaron con esa picardía típica suya.

Charlie, algo avergonzada por su comentario, rápidamente desvió el tema frunciendo el ceño.

—Hablando de complicaciones... —dijo, cambiando de tema lo más rápido que pudo—. Lo que tu madre dijo el otro día... sobre ti, sobre algo... mágico o sobrenatural... y algo sobre de quien eres en realidad. ¿Qué significó eso?, necesito saberlo, Alastor. No puedo seguir ignorándolo después de lo que pasó con mi madre.

Alastor intentó suavizar la situación con una sonrisa, pero la seriedad en los ojos de Charlie lo hizo darse cuenta de que no podía evitar el tema.

—No pasa nada, Charlie —dijo, intentando quitarle peso al asunto—. Mi madre y la tuya simplemente se odian. Siempre ha sido así, nada más.

—Alastor, si nos vamos a... —Charlie tragó saliva, dudando un segundo— casar, aunque sea solo un acuerdo, necesito saber con quién me estoy casando. No quiero más secretos. Necesito que nuestras familias se lleven bien.

Mi falso prometido -Charlastor-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora