Charlie se despertó con los primeros rayos de sol asomándose por las cortinas. El suave brillo de la mañana dominical le hizo parpadear lentamente mientras su mente se ajustaba a la realidad. Miró el reloj en la pared; eran las 7 a.m. Se estiró, todavía adormilada, y notó de inmediato que no se encontraba la presencia de Alastor no estaba, era como una especie de poder o presentimiento. Solo pudo ver a su sobrino dormido junto a ella y sonrió al verlo.
Se sentó en la cama, entre preocupada y extrañada. Sabía que a Alastor le gustaba madrugar, pero salir sin decir nada, especialmente un domingo, no era algo que él solía hacer. Además, los días en los que ambos podían tomarse una pequeña pausa en la farsa que estaban construyendo eran contados.
Hoy no tenían obligaciones ni para con los demás ni con ellos mismos; no había trabajo, no había compromisos. Los niños, sus sobrinos, estaban durmiendo todavía, y el plan era pasar el día juntos en relativa tranquilidad.
Charlie se levantó con cuidado, procurando no hacer ruido para no despertar a los pequeños. Aún con el pijama puesto, se dirigió hacia la cocina y preparó un café.
El silencio en la casa era profundo, casi demasiado para su gusto, le recordaba a su infancia o antes de que viva en New Orleans. Tomó un sorbo de la bebida caliente y no pudo evitar que la preocupación comenzara a enraizarse en su pecho.
—¿Dónde estará? —murmuró para sí misma, mirando la puerta como si esperara que Alastor entrara de un momento a otro.
Intentó distraerse mientras tomaba su café, repasando mentalmente la semana que tenían por delante. Pero su mente seguía volviendo a la ausencia de Alastor.
Habían construido este compromiso falso para sobrevivir en la ciudad, pero, para su sorpresa, en las últimas semanas había notado un cambio en él. Se estaban acercando, de una forma extraña e inesperada, y aunque no lo admitiría en voz alta, esa cercanía le provocaba una mezcla de miedo y deseo.
Casi dos horas después, alrededor de las 9 de la mañana, comenzó a escuchar ruido la habitación. Los niños se estaban despertando. Charlie dejó la taza de café en el fregadero y se dirigió hacia las escaleras, mientras los pasos rápidos de sus sobrinos bajaban con energía desbordante.
—¡Tía Charlie! —gritaron los dos, abrazándose a sus piernas apenas llegaron a su lado. Sus rostros estaban iluminados con sonrisas despreocupadas y llenos de curiosidad infantil.
Charlie sonrió a pesar de la preocupación que seguía arrastrando por dentro.
—Buenos días, pequeños —les dijo, agachándose para devolverles el abrazo—. ¿Durmieron bien?
—¡Sí! —respondieron al unísono, casi gritando.
—¿Dónde está Alastor? —preguntó el mayor de los niños, mirando alrededor con curiosidad—. Queríamos jugar con él hoy.
Charlie tensó la mandíbula por un segundo. A pesar de su papel de tío lejano y aparentemente frío, Alastor había logrado ganarse el afecto de los niños, lo cual la sorprendía cada día un poco más.
—Salió temprano —explicó ella con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos—, pero volverá pronto, no se preocupen.
Los niños asintieron, aunque no parecían del todo convencidos. Charlie, por su parte, intentaba no dejar que su preocupación se reflejara en su voz. Decidió llevarlos al parque, intentando distraer sus mentes mientras pasaba la mañana. Jugaron, corrieron y se rieron, pero cada tanto Charlie miraba su reloj, esperando alguna señal de Alastor.
El tiempo pasó más rápido de lo que esperaba. A las 10 de la mañana, mientras preparaba el almuerzo a sus sobrinos, escuchó el suave sonido de la puerta abriéndose. Su corazón dio un vuelco al reconocer la silueta alta y elegante de Alastor entrando en la casa. Tenía el rostro calmado, pero había algo en sus ojos, una tensión apenas perceptible que Charlie captó de inmediato. Sin embargo, antes de que pudiera decir nada, los niños corrieron hacia él, emocionados.
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Mi falso prometido -Charlastor-
Fanfiction☯ En New Orleans de los años 20, donde el jazz inunda las calles y la magia oscura acecha en las sombras, Charlie y Alastor emprenden una aventura de lealtad, amor y traición. Lo que comienza como un acuerdo para un matrimonio falso y conveniente se...