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Victoria

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Victoria

Estaba entrando en colapso.

La persona que me enviaba notas no paraba, pero ahora con mensajes subliminales y amenazadores, ya le había hablado de esto a mi comandante y ella se está haciendo responsable de que me ayuden a investigar sobre eso, incluso Méndez, que muy rara vez coincidíamos y que era un muy buen detective, se había ofrecido a ayudarme.

Mi mejor amigo, Liam ya estaba recuperado y estaba trabajando muy arduamente en, una investigación más a fondo de todos los negocios que habían hecho mis progenitores.

Eran las dos de la mañana, Austin seguramente ya se había quedado dormido, sobre las siete de la noche le había enviado dos mensajes para saber si podríamos hablar, pero no me respondió, ni siquiera los leyó. Y realmente no sé qué es lo que más me molesta, que no lo haya leído o siquiera respondido.

¿Qué le pasaba?

No era un niño pequeño como para que se pusiera a hacer un dramita de celos, él sabía perfectamente que todo esto era una misión en cubierta para investigar la trata de blancas en la que se veía involucrado Enzo Vicerri.

Esa fingida escena de celos que me hizo delante de Cori sobre la colección de bikinis ModaPlaya, definitivamente se lució con esa escena, pero yo hubiera preferido que se la guardara...

Al menos así, mi corazón no se hubiera acelerado de una forma tan descarada, incluso verlo enojado me excitó de manera indescriptible. Quería tirármele encima y casi lo hago, si él no hubiera salido enojado de la oficina ahorita estaríamos arrepintiéndonos por no haber sido coherentes y profesionales.

Vuelvo mi vista al reloj y finalmente decido cerrar los ojos, debo de levantarme antes de las nueve para poder llegar sobre las diez de la mañana a la oficina.

Abro los ojos de golpe, mierda.

Eran más de las nueve y media. Con prisa y sin ganas, me meto al baño y en menos de diez minutos ya estoy lista, corro a la cocina para sacar mi yogurt griego y ponerlo sobre mi tóper de plástico pequeño con

unas cuantas moras dentro y la granola sobre un plástico por separado.

Decido no conducir a ModaLópez así que tomo el metro y casi a las once de la mañana estoy subida en el ascensor decidida a pegarle un tiro en la cabeza a quien decida decirme algo o hablarme mal el día de hoy.

—¿Ya viste la hora que es? —es lo primero que Lissy me dice cuando aparezco en el camerino.

—Me quedé dormida—explico—. ¿Dónde está? —pregunto por mi novio falso—. No lo vi cuando pasé por su oficina.

—Está en primera fila viendo la sesión de fotos de ModaPlaya—arqueo una ceja—. Lleva desde las siete de la mañana ladrando ordenes...

Sonrío cuando ella se detiene.

Peligrosamente EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora