19. ❀

158 23 13
                                    

Victoria

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Victoria

Conversar.

Eso era lo que Austin quería y era lo único que le daría, al menos sin perder las bragas en el proceso, traía puesta una simple bata transparente y debajo mi lencería color rojo.

Me dolía un poco la cabeza, pero mi malestar solo duro un par de minutos cuando al querer levantarme de la cama, Austin ya tenía una pastilla y un vaso de agua frente a mi.

—Termínate el vaso de agua—me ordenó y yo fruncí el ceño, pero obedecí.

—¿De qué quieres hablar? —comencé la conversación dejando el vaso de agua sobre la mesa de noche.

El camino por la habitación y las mariposas en mi estomago aparecieron cuando lo detallé bien, llevaba el traje a la mitad, sin saco, pero con la camisa blanca aun y sus pantalones, llevaba los primeros dos botones sueltos y los brazos se le mercaban cuando los flexionaba.

—¿Qué sucedió antes de que fueras a ese club? —cuestiona y trago saliva.

Había tenido una larga conversación con Danelia donde me había confesado un par de cositas básicas, pero yo realmente ya lo había deducido absolutamente todo.

Mujer de veinticinco años, no está felizmente enamorada como quiso hacerme creer, se casara sabrá Dios por qué, pero para Danelia lo más seguro es que la está pasando muy mal.

Hablando de lo emocional, por supuesto. Yo solo había querido que se divirtiera un poquito, lo prometo.

—Solo queríamos pasarla bien—me encojo de hombros—. Ya sabes, soy mujer y también necesito atenciones.

Intento levantarme, pero el suelta un gruñido que me hace detenerme en seco, ¿Por qué me pongo nerviosa? Aquí la ley soy yo.

—Joder, ¿Por qué siempre debes de decir cosas así? —se endereza y sigo con la mirada el movimiento de sus manos—. No puedes hacer eso de nuevo, Victoria.

Suspiro.

—Lose, pero realmente lo necesitaba.

—¿Qué es lo que necesitabas? —no vi cuando se acercó y se sentó frente a mi sobre la cama—. Dime para poder...

—¿Poder qué? —pregunto con un suspiro.

—A veces no se si eres tonta o te haces.

Frunzo el ceño.

—¿Qué significa eso?

Él toma mi mano y la acaricia.

—Me gustas mucho, Oficial—dejo de respirar—. Y ya no se si podré controlarlo por más tiempo.

No digo nada, él me sonríe y se acerca a mi mejilla depositando y suave beso que me deja hormigueando la piel.

—Austin...

Peligrosamente EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora