Capitulo Treinta y Cuatro.

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Giuseppe Mildford.

No se en que momento me había quedado completamente dormida, pero de lo que si estaba segura era de que había terminado todo el papeleo que tenia sobre la mesa junto a la respuesta hacia la invitación del Alfa Harris.

Abri los ojos lentamente topandome con la vista del ventanal, el cielo ya había oscurecido y el bosque se veía completamente tranquilo, el viento hacia bailar las hojas y los rayos de la luna empezaban a reflejarse.

Mire los alrededores de mi despacho mirando que frente mio había una charola con una taza de lo que parecía ser café y algunas galletas, me levante levemente guiandome por el olor, era un olor amargo y dulce a la vez.

Tome la galleta entre mis dedos llevandomela a la boca, al tener aquel delicia en mi lengua pude percibir el rico sabor de la nuez en aquella masa que aún permanecía caliente, tome la taza con cuidado llevandome la sorpresa de que aun humeaba, parece que lo habían traído hace poco, el sabor amargo del café entro en mi boca, era un café negro exquisito, perfecto para ayudarme a despertar de mi pequeña siesta.

Estuve sin duda algunos minutos comiendo aquellos manjares qué me ayudaron a despertar de la mejor manera posible, el hecho de que se hayan tomado la molestia de traerme algo mientras seguía aquí se me hizo un detalle amable.

Finalmente me termine el pequeño plato que tenía cinco galletas y la taza de café quedo sin una sola gota en el.

Tome la bandeja en mis manos saliendo de mi despacho cerrando la puerta al salir, al no saber en donde quedaba la cocina simplemente me guíe con el olor en donde se concentraban más las especias u alimentos, eso me llevo justo a bajar las escaleras del segundo piso y empezar a caminar hacia uno de los grandes corredores a la derecha de la mansión, pero al sentir el olor más cerca pude apreciar que para llegar había un hermoso pasillo en donde las paredes y techo eran de cristal aun conservando la estructura clásica pero sin dudas era un pasillo precioso pues te dejaba ver algunos árboles de los alrededores y disfrutar del verde en todas partes.

Al llegar al final del pasillo y doblar un poco a la derecha pude apreciar una cocina perfectamente decorada en acabados blancos y azules, la madera tallada en algunas zonas le daba un aire sofisticado.

El olor de los champiñones inundó mi nariz haciendo que mirara a la mujer que estaba a espaldas, tenía un lindo mandil blanco con muchas flores y su cabello canoso pero aun conservando el brillo de su castaño claro me hizo mirarla con detalle, parecía ya un poco mayor pero su amabilidad se podía oler desde mi distancia, al caminar lentamente hacia ella hasta dejar la bandeja de madera oscura la hice voltear a mirarme, ella esbozo una grande sonrisa.

Espero que le hayan gustado las galletas y café joven Alpha.- Dijo con una voz tan suave que me hizo sentir una tranquilidad en todo el cuerpo.

Estuvo delicioso todo, gracias por llevármelo.- Digo observando como su sonrisa parece aun más alegre.

Me alegra mucho que le haya gustado, le llevaré más cuando este trabajando en su despacho.- Dijo ella mirándome pero al instante parece que recordó algo.- Oh si si, el joven Liam le dejo un recado señorita.

Dijo dándome una pequeña nota, la cual tome delicadamente de las manos ya un poco arrugadas de la señora.

Muchas gracias....¿Disculpe como se llama usted?.- Pregunté a lo que ella me respondió al instante.

Soy Clara la ama de llaves y cocinera es un placer conocerla Alpha.- Dijo con una enorme sonrisa en su rostro.

El placer es mio Clara, soy Giuseppe Mildford.- Dije a lo que ella asintió dándose la vuelta para seguir cocinando algo en aquella olla.

Rejected by the Alpha  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora