Cap. 17

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Pov' Elena

Al día siguiente, me desperté con una sensación de calma que no había sentido en días. La tormenta emocional de la jornada anterior parecía haberse disipado, dejándome con una mente más clara y un corazón más ligero. La conversación con Lamine, aunque intensa, me había dado una nueva perspectiva sobre lo que estábamos enfrentando y sobre lo que realmente significaba para nosotros.

Me levanté de la cama con determinación, decidida a no dejar que las dudas y la confusión me dominaran. Sabía que necesitaba estar cerca de las personas que me importaban, aquellas que siempre habían estado ahí para mí, y en ese momento, pensé en Gavi. Aunque no habíamos hablado mucho últimamente, siempre había sido un gran apoyo, y necesitaba un poco de su energía positiva.

Decidí que iría a La Masia para visitarlo, sabiendo que ese ambiente familiar y acogedor me haría bien. Antes de salir, le envié un mensaje a Gavi para avisarle de mi visita.

"¡Hola! ¿Estarás en La Masia hoy? Pensaba pasar por ahí, si te parece bien. :)"

Apenas unos minutos después, mi teléfono vibró con su respuesta:

"¡Claro, ven cuando quieras! Te espero."

Me sonreí, sintiéndome más tranquila aún, y me preparé rápidamente. Opté por un atuendo cómodo pero presentable, queriendo estar relajada pero también respetuosa en ese entorno. Salí de mi apartamento, tomando un respiro profundo del aire fresco de la mañana, sintiendo que cada paso que daba me acercaba más a recuperar el equilibrio.

El trayecto hacia La Masia fue breve, pero cada minuto me ayudaba a centrarme aún más. Cuando llegué, Gavi ya estaba esperando en la entrada, con esa sonrisa amplia y sincera que siempre lograba contagiarme.

—¡Qué alegría verte! —dijo él, dándome un abrazo.

—Igualmente, Gavi. Necesitaba estar aquí hoy —respondí, sintiendo una gratitud genuina por su compañía.

Juntos, entramos en La Masia. La familiaridad del lugar me trajo una sensación de paz, y por primera vez en días, sentí que todo iba a estar bien. Con Gavi a mi lado, estaba lista para enfrentar cualquier cosa que viniera.

Cuando crucé la entrada al lugar donde los chicos estaban reunidos, sentí como si el aire se cargara de una energía distinta. Todos estaban ocupados en sus rutinas habituales, algunos charlaban animadamente mientras otros se enfocaban en sus ejercicios, pero en cuanto me vieron, las conversaciones se apagaron, y la atención se dirigió hacia mí como un rayo. Podía ver en sus rostros la sorpresa y la curiosidad, y en algunos, una chispa de picardía que no me pasó desapercibida.

Gavi, que había sido mi contacto para poder visitar, estaba a mi lado, y pude notar cómo una sonrisa traviesa se formaba en sus labios. No era la primera vez que me encontraba en la Masia, pero después de los recientes eventos, mi presencia parecía tener un significado diferente. Caminé un poco más hacia el centro de la sala, tratando de ignorar las miradas, hasta que Ferran decidió romper el silencio.

—¡Mira quién ha venido! —exclamó Ferran con su característico tono bromista—. Elena, ¿a quién viniste a ver? ¿O es que ya no puedes vivir sin nosotros?

Los demás chicos soltaron risitas, y pude ver cómo varios intercambiaban miradas cómplices. Lamine, que estaba en una esquina hablando con Pedri, se giró para mirarme. Su expresión cambió de la sorpresa inicial a una mezcla de alivio y algo más que no pude descifrar del todo, pero antes de que pudiera hacer contacto visual con él, Ansu se adelantó, uniéndose al juego.

—¡Oye, Lamine! —dijo Ansu, con una gran sonrisa y dándole un ligero empujón a Lamine—. Parece que Elena no puede estar mucho tiempo lejos de ti. ¿Hay algo que quieras contarnos?

𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐭𝐮 (𝐋𝐚𝐦𝐢𝐧𝐞 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora