Cap. 20

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~Una pijamada rial ~

Pov' Elena

Habían pasado varios días desde que Lamine y yo comenzamos a salir más a menudo. Nos veíamos casi todos los días, ya sea en la Masia, durante sus entrenamientos, o en alguna salida improvisada. Poco a poco, nos habíamos vuelto inseparables, y aunque intentábamos mantener todo bajo perfil, era evidente que la gente empezaba a notar nuestra cercanía.

Hoy me encontraba de nuevo en uno de sus entrenamientos, sentada en las gradas mientras lo observaba correr en el campo. El sol brillaba intensamente, y aunque la brisa era cálida, me sentía cómoda, disfrutando del espectáculo que era ver a Lamine y a los chicos en acción. Cada tanto, Lamine me lanzaba una sonrisa desde el campo, y yo no podía evitar responderle con una igual de amplia. Había algo especial en esos momentos, algo que me hacía sentir más conectada con él.

De repente, mi teléfono vibró en mi bolsillo. Lo saqué y vi que había recibido un mensaje de un número desconocido. Fruncí el ceño mientras desbloqueaba la pantalla, intrigada por quién podría estar escribiéndome.

El mensaje decía: "Déjalo. Aléjate de Lamine antes de que sea demasiado tarde."

Sentí un escalofrío recorrerme. Volví a leer el mensaje, esperando que hubiera algún error, pero las palabras seguían allí, crudas y directas. No había ningún otro contexto, ningún indicio de quién lo había enviado o por qué. Solo esa fría y autoritaria orden.

Miré a mi alrededor, como si esperando encontrar alguna pista de quién podría estar detrás de esto, pero todo seguía igual. Los chicos seguían entrenando, Lamine seguía sonriendo, y el mundo parecía ajeno al pequeño caos que acababa de invadir mi mente.

¿Quién podría querer que me alejara de Lamine? ¿Y por qué? La confusión se mezclaba con una creciente inquietud. Había oído historias de personas celosas, de fanáticos obsesionados, pero nunca pensé que algo así me podría suceder a mí, y mucho menos ahora, cuando apenas estábamos comenzando a explorar lo que podría ser una relación más allá de la amistad.

Guardé el teléfono, intentando mantener la compostura. No quería que Lamine notara que algo estaba mal. No quería arruinar lo que estaba siendo un buen día con él, pero no podía evitar que mi mente siguiera repasando el mensaje, buscando alguna lógica o motivo.

Las siguientes horas pasaron en una especie de niebla. Fingí interés en lo que sucedía en el campo, pero mis pensamientos estaban lejos, preocupados por el mensaje y por lo que significaba. Finalmente, cuando el entrenamiento terminó y Lamine se acercó a mí, con su habitual sonrisa y ese brillo en sus ojos que siempre me hacía sentir tranquila, supe que tenía que actuar normal.

—¿Estás bien? —me preguntó, notando quizás mi distracción.

—Sí, claro —mentí, esbozando una sonrisa—. Solo pensaba en algunas cosas, nada importante.

Él asintió, pero la preocupación en su mirada no desapareció del todo.

—¿Quieres que salgamos un rato? —sugirió—. Podríamos ir a tomar algo, o simplemente dar un paseo.

Quería decirle que sí, quería seguir adelante como si nada hubiera pasado, pero el peso del mensaje seguía ahí, opacando lo que debería haber sido un momento feliz.

—Me encantaría, pero... creo que necesito ir a casa y descansar un poco. Estoy algo cansada.

Lamine pareció decepcionado, pero no insistió. Él siempre había sido así, respetuoso de mi espacio y mis decisiones, algo que siempre había valorado en él.

—Está bien —dijo suavemente—. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme.

Asentí, agradecida por su comprensión. Nos despedimos y me fui a casa, pero el mensaje seguía en mi mente, como una sombra que no podía ignorar. Una vez en casa, llamé a Grace y le conté lo sucedido.

𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐭𝐮 (𝐋𝐚𝐦𝐢𝐧𝐞 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora