Cap. 11

309 14 1
                                    

Una noche inesperada


Elena estaba en el apartamento, organizando algunas cosas en su escritorio, cuando escuchó un sollozo proveniente de la sala. Al asomarse, vio a Grace sentada en el sofá, con la cara entre las manos, llorando desconsoladamente. Sin pensarlo dos veces, dejó lo que estaba haciendo y se acercó a su amiga.

—Grace, ¿qué pasa? —preguntó Elena, preocupada, sentándose a su lado y colocando una mano en su hombro.

Grace levantó la mirada, sus ojos estaban rojos e hinchados por las lágrimas.

—Él... me dejó —dijo con voz entrecortada—. Mi novio me terminó.

Elena sintió una punzada de dolor en el pecho al ver a su amiga tan devastada. Grace siempre había sido fuerte y enérgica, así que verla así era impactante.

—Oh, Grace... lo siento tanto —murmuró Elena, abrazándola fuerte—. ¿Qué pasó?

Grace se apoyó en Elena, dejando que sus lágrimas fluyeran mientras trataba de explicarse.

—Dijo que necesitaba un tiempo para él mismo, que las cosas ya no eran como antes... No lo entiendo, Elena. Pensé que estábamos bien, que todo iba bien...

Elena no sabía qué decir, así que simplemente la abrazó más fuerte, permitiéndole desahogarse. Sabía que no había palabras mágicas para curar un corazón roto, pero estaba decidida a estar ahí para su amiga en ese momento tan difícil.

—Es un idiota, Grace —dijo Elena finalmente, con suavidad pero con convicción—. No te merecía si no fue capaz de ver lo increíble que eres.

Grace dejó escapar una risa amarga entre lágrimas.

—Gracias, Elena, pero... duele tanto. No sé cómo voy a superar esto.

—Lo sé, pero estaré aquí contigo, ¿vale? Vamos a superar esto juntas —respondió Elena, acariciando su cabello para calmarla—. No estás sola en esto.

Las dos se quedaron así, en silencio, durante un rato. Elena no tenía prisa en soltar a Grace, sabiendo que su amiga necesitaba todo el apoyo que pudiera darle. Finalmente, cuando Grace comenzó a calmarse, Elena la soltó y le pasó un pañuelo para que se secara las lágrimas.

—¿Por qué no hacemos algo juntas? —sugirió Elena, tratando de animarla—. Podemos ver una película, pedir algo de comida... lo que sea que te haga sentir un poco mejor.

Grace asintió, agradecida por el gesto.

Grace asintió débilmente, pero el dolor aún era evidente en sus ojos. Elena sabía que no había palabras mágicas que pudieran aliviar el sufrimiento de Grace en ese momento, pero también sabía que no la dejaría pasar por esto sola.

Pasaron unas horas juntas en el apartamento, con Elena haciendo lo posible por distraer a Grace con películas y chistes, pero nada parecía animarla. Finalmente, Grace suspiró y se levantó del sofá.

—Necesito salir de aquí, Elena. No puedo seguir encerrada, dándole vueltas a todo esto —dijo Grace con determinación, aunque su voz aún temblaba.

—Claro, ¿dónde quieres ir? —preguntó Elena, lista para acompañar a su amiga donde fuera necesario.

—No lo sé... Necesito caminar, despejar mi mente... y, quizás, un trago —respondió Grace, limpiándose las lágrimas.

Elena asintió, sabiendo que un cambio de ambiente podría ser justo lo que Grace necesitaba. Se pusieron sus chaquetas y salieron del apartamento, dejando atrás el ambiente sombrío que había llenado el lugar.

𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐭𝐮 (𝐋𝐚𝐦𝐢𝐧𝐞 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora