17. De Vuelta

11 2 0
                                    

Llegó hasta Pozo Dragón. Los Guardianes de los Dragones se sorprendieron al ver a Tessarion, tenía un tamaño descomunal, y tan pronto en la ciudad. Cuando iba caminando reconoció a ver a los dragones de sus hermanos. Vio a uno que tardó unos segundos en reconocer: Vermax. No sabía que su sobrino había vuelto también. Pregunto a un chico que lo estaba cuidando, este respondió que el príncipe había llegado el día anterior para las celebraciones de su cumpleaños. Ella giró los ojos. <<Entonces para eso me citan, para ver si me pueden volver a intentar casarme con ese imbécil>>. Cuando entró al castillo no vio casi ningún estandarte Targaryen, solo arte de la Fe. Estaban todos reunidos en el Gran Salón. Ella entró.

-La princesa Daera de la casa Targaryen- anunciaron -hija menor de nuestra alteza el rey Viserys y su esposa la reina Alicent-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-La princesa Daera de la casa Targaryen- anunciaron -hija menor de nuestra alteza el rey Viserys y su esposa la reina Alicent-. Todos se giraron. Empezaron a cuchichear pero ella iba con paso firme. Analizo la sala. En el trono su padre (con un terrible aspecto, por cierto. Su cara la cubría una máscara de bronce), había un chico unos escaños más bajo que él, por su aspecto a lo mejor Jacaerys. La mano del rey, su madre y sus hermanos, Aemond con su parche y Helaena con su característico peinado y vestidos nada acordes a los colores de su casa.

-Hola padre- dijo haciendo una reverencia -espero que me hayáis echado de menos- antes de que pudiese hablar, la muchacha se retiró. Pareció darles igual porque siguieron hablando de Jace. Ella se fue a su antiguo cuarto, estaba todo igual. Tenía un ligero olor a alcohol. <<Qué raro...>>. Sacó de su bolsa a Balerion, que llevó durante todo el camino a la espalda. Se acostó en su cama y cerró los ojos. Alguien llamó a su puerta, su hermana y madre.

-Hola Hela- ambas chicas se abrazaron.

-Hola Dae-

-Madre-

-¿Qué tal tu viaje, hija?-

-Bien-

-Me alegro. Esta noche hay cena familiar, cámbiate-

-No tengo ropa, me lo traen todo mañana-

-Te puedo prestar algo- dijo su hermana animada.

-Gracias-

-Vamos- la llevo agarrada de su brazo.

...

Se estaba cambiando detrás de un biombo cuando entró Aemond.

-Aemond- saludo ella, asomándose. El chico se puso un poco rojo pero decidió ignorar el estado de su hermana.

-Hermana, ¿qué tal tu regreso?-

-Bien, gracias. Pero aún no he visto a Aegon, ¿sabéis algo de él?-. Los mayores se miraron.

-Estará en la cena- dijo por fin Helaena. Daera sonrió. Llegó la hora de la cena. Daera llegó un poco después que los demás. Llevaba un vestido verde, que era un color que no llevaba desde que abandonó Antigua. Todos los asientos estaban pillados, excepto 2, uno al lado de Jacaerys y otro justo en frente del otro asiento vacío, entre sus hermanos. Viendo las expresiones de sus padres, se sentó al lado de Jace. Este se levantó para moverle la silla.

 Este se levantó para moverle la silla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Cuanto tiempo Dae- dijo Jace

-Lo mismo digo sobrino -

-Estas tan hermosa como la última vez-

-Como la penúltima. La última me cortaste el pelo y me hiciste una cicatriz- dijo señalando a su mejilla. Aunque habían pasado los años, seguía teniendo la herida.

-Daera- advirtió su padre.

Siguieron cenando tranquilamente hasta que alguien interrumpió: Aegon. Venía tambaleándose, con ropas de plebeyo y una capa raída. Todos se quedaron mirándolo.

-Buenas, familia-

-Aegon, compórtate- dijo su madre. Aegon miro a la mesa.

-Perdón mis modales. Cuanto tiempo, ¿Luce?-

-Jacaerys- señaló el castaño, con un poco de irritación.

-Ah, cómo os parecéis tanto...- miro a Daera - y si no me equivoco, mi hermanita la viajera- Daera le dedicó una mirada asesina y una sonrisa cortés.

-Y tu mi hermano el borracho-. Aegon se sentó en el asiento restante.

-Sigues teniendo esa horrible cicatriz, pensaba que ya se te habría quitado. Pero bueno, gracias a tu título sigues teniendo pretendientes-

-Yo por lo menos tengo, nadie estaría tan loco para comprometer a una buena dama matrimonio contigo-

-¡Basta ya los 2!, ha vuestras habitaciones- gritó la reina.

-Ha empezado él, madre-

-¡Ya!-

Ambos se levantaron y se retiraron.

-¿A ti qué te pasa?- preguntó llena de rabia Daera

-Tú-

-¿Yo que he hecho?-

-Volver. No podías seguir viajando y no tocando los huevos-

-¿Perdona?-

-Lo que has oído, y ahora déjame, tengo visita en mi cuarto-

-Entonces es verdad, que te vas emborrachando y te vas de putas. ¿Cuántos bastardos tienes  ya?-

-A ti que más te da- Aegon la aprisiono en la pared. Estuvieron así unos segundos hasta que Aegon se fue. Daera se fue a su habitación. Se tumbó un rato mientras acariciaba a Balerion hasta que se quedó dormida.

Amor de dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora